jueves, noviembre 15, 2007

SEXO EN LA CIENCIA FICCIÓN MEXICANA


Conocí la ciencia ficción mexicana mediante revistas y fanzines como Asimov, ciencia ficción en español; ¡Nahual!; SUB; Umbrales; Azoth y A quien corresponda.

En octubre de 1996 salió a la venta el número 3 de ¡Nahual! un fanzine de “ciencia ficción, fantasía y lo que caiga.” Francisco Botello y Andrés Tonini eran los editores (aquí algo acerca de cómo surgió el fanzine). Tonini colaboró con una historia titulada “Al cielo por un momento”, le agradecemos que nos permita publicarla a continuación. Las ilustraciones fueron hechas por Ángel Serrano Sánchez.

En una nota se nos advertía: Por si algún día se te ocurre hacerlo, por si algún día te dan ganas incontrolables de sentir eso diferente, por si esto te sucede, Andrés Tonini, cerebro de este proyecto te lo comenta, te lo advierte, pero te dice que es inigualablemente rico...


AL CIELO POR UN MOMENTO...
Andrés Tonini


No hijo, mira, cálmate, siéntate y deja que te cuente una historia... No, no, ya sé que no estás para cuentos ahorita pero... sí, esta historia tiene que ver con lo que pasó, sí, ten paciencia y... no, no me voy a tardar mucho.

Ah... las Lind’hes... la primera vez que oí hablar de ellas fue hace mucho tiempo, era joven entonces, más o menos de tu edad; y como todos los jóvenes, como tú, actué a lo pendejo. De haberlo pensado un poco...

Había salido temprano de la chamba... bueno, la verdad es que me habían corrido y no se me antojaba presentarme en la casa y darle la cara a la Lupita, mi vieja de ese entonces. Para distraerme un poco y como no era muy tarde y todavía podía considerarse seguro el andar solo por las calles, me fui a dar la vuelta al Jardín Elevado de mi zona. Después de pasar un buen rato paseando y tratando de despistar a los ladronzuelos solitarios del lugar, decidí irme a la casa, antes de que se hiciera más tarde para el regreso. Pero, poco antes de la salida, para mi desgracia –y tú sabes bien de lo que hablo-, me tope con un grupo de personas que aparentemente no se habían dado cuenta de la hora y estaban como en trance admirando a un sujeto de rostro impasible y vestido con el uniforme de neo-marino. Al observar más atentamente, me di cuenta de que curiosamente casi todos los que le rodeábamos éramos hombres.

Intrigado por este detalle le pregunté a alguien sobre qué diablos presenciaba el sujeto éste, ya sabes que allá en la Tierra surgen religiones y mamadas como hongos en lluvias.

-¡Cómo!-, me contestó-. ¿Qué no has oído nunca de los Iniciados?

Como nunca me ha gustado pasar por pendejo, troné los dedos y le di las gracias.

Fui al otro lado del círculo y seguí preguntando sobre el profeta éste o lo que fuera. Después de preguntarle a otros tres tipos que tampoco sabían nada del asunto, di con un cuate que veía al anciano con una mirada que envidiaría cualquier perro faldero.

-Oye, ¿por qué la bola?- pregunté.

Me lanzó una de esas miradas que destruyen planetas y gruñó:

-¿Qué, no ve?

-¿No veo qué?

-¡Pendejo! ¡Él estuvo en Deneo con las Lind’hes! –dijo, y se alejó viéndome con expresión de odio.

Así que después de perder un buen rato contemplando al marino, lo único que había averiguado era que había estado en Deneo con las Lind’hes. Sólo faltaba saber qué diablos era eso. Estaba por preguntarle a otra persona cuando recordé la hora que era, así que dejé aquello para otro día, eso si es que había otro día para mí, pues ya era un poco tarde y salir a la calle a tales horas era como jugar a la ruleta rusa. Por suerte, a la salida del Jardín había varias personas que no se atrevían a cruzar la línea que separaba la seguridad del edificio con el salvajismo del exterior, como esperando que alguien diera el primer paso para salir en desbandada. Entre ellos me encontré a una vieja que se me hizo conocida, me pareció que la había visto un par de veces en el Centro de Abastos de mi zona, me acerqué y al preguntarle resultó que sí, de hecho a un par de kilómetros de mi casa. Nos pusimos de acuerdo y quedamos que nos iríamos juntos, porque ambos sabíamos que las bandas preferían atacar a los caminantes solitarios.


Desenfundamos las armas, revisamos las municiones, nos ajustamos los filtros y visores y salimos. No habíamos avanzado tres calles cuando la primera pandilla hizo su aparición, abrimos fuego y huyeron en desbandada dejando un cadáver. La verdad es que tuvimos más suerte de la que pudiera esperarse, sólo tuvimos este combate y pudimos perderlos sin grandes esfuerzos.

Ella estaba muy nerviosa porque ya le había dicho que mi casa estaba cerca y que pronto tendría que dejarla a su suerte. Me rogó que la acompañara un poco más, me suplicó, lloró, me amenazó y apeló a mi hombría. Cuando le mostré la puerta de mi edificio (pues me las había ingeniado para desviarnos un poco de modo que me acompañara hasta ahí), y muy cortésmente le di las gracias por haberme acompañado, palideció y trató de convencerme una vez más, abriéndose la túnica y mostrándome sus encantos, diciéndome:

-Soy tuya si vas conmigo...

Como no estaba de humor y como no valía la pena jugarse la vida por un par de tetas y un coño, la mandé a volar –sí, ya sé que no fue muy caballeroso de mi parte no aceptar, que pude al menos invitarla a pasar, pero qué querías, la verdad no la conocía, ¿quién sabe cuáles serían sus verdaderas intenciones?-. Apenas había clausurado la entrada cuando por las pantallas pude ver pasar a los chavitos que nos habían atacado. Los muy ladinos nos habían estado siguiendo y nosotros sin darnos cuenta, ¿tú crees? En fin, me encogí de hombros y bajé a mi habitación, cuando lo hacía escuché el tiroteo. No duró mucho.

Al llegar a mi subnivel y tras ver que no había nadie en el pasillo, abrí la puerta de mi casa... o al menos lo intenté, porque esa vez acabé tirado al otro lado del pasillo y medio apendejado por la descarga eléctrica. Pensé que a lo mejor la había cagado al dar la clave, así que volví a teclearla, y otra vez terminé en el piso. No quise intentarlo otra vez porque recordé que las defensas estaban programadas para que al tercer intento fallido la descarga fuera mortal, así que mejor llamaría a la Policía –sí, aunque te rías-. Fui al pasillo de arriba donde, cosa rara, había un videófono que aunque sin imagen, aún servía. Después de dar mis datos a la máquina de la Policía, me dispuse a esperar su llegada. Como sabía por experiencia que podía durar toda la tarde o más, pensé que lo mejor sería tratar de pasar el tiempo descansando en el pasillo, lo que no se pudo porque los gritos de la vieja que me había acompañado me lo impidieron. Sé bien que era ella pues la escuché maldecidme varias veces, supongo que los chavitos la estaban violando una y otra vez antes de despachársela. ¡Qué bueno que no fui con ella!

Casi al anochecer llegó la Poli y luego de una comprobación de rutina de identidad forzaron la puerta. Fueron por un ariete láser y la tumbaron sin más. Cuando el humo se disipó pudimos ver que mi departamento había sido completamente limpiado. Todos los muebles y mis cosas habían volado, y pegada con chicle en el espejo estaba la tarjeta de la Lupe, junto a un mensaje pintado con lápiz labial que decía “con amor de tu Lupita”... ¡pinche vieja!

Así que ahí tienes, lo había perdido todo: casa, trabajo y vieja. Sólo me quedaban unos pocos créditos en el banco. Como no tenía nada que me atase a este mundo y estaba solo y sin compromisos, decidí abandonarlo... Por suerte, para eso no hacía falta tomar medidas tan drásticas como pegarse un tiro o algo así, y mejor gasté mis ahorros sobornando a un oficial para enrolarme en un carguero como neo-marino. Recuerda que en ese entonces era joven y pensaba que el mundo, o el universo si quieres, podía ser mío.

Fue en el comedor de uno de tantos puertos orbitales de cualquier planetucho cuando escuché otra vez hablar de las Lind’hes. Estaba de permiso y pasaba el tiempo buscando un par de viejas para una fiesterita, pero todas las putas humanas que había por esos rumbos más bien parecían monstruos alienígenas, por lo que estaba medio encabronado. Ya me estaba animando a contratar a una de las putas esas cuando escuché a lo lejos un rumor al que no le hice mucho caso, hasta que oí que alguien nombraba a las Lind’hes. Dejé a la puta un poco molesta pero me valía, me acerqué a la mesa donde estaban reunidos y pude ver que como en el parque, aquí tampoco había viejas. El que hablaba era un sujeto que tenía cautivado a su auditorio con sus tonterías... No, no como yo, me perdonas, pero no. Pero bueno, ¿en qué iba? Ah sí... el cuate éste estaba hablando y les decía:

-Así es hijínes, ustedes no tienen ni siquiera la idea de lo que es chingarse a una hembra, a una verdadera hembra. No como las putillas de las colonias o las viejas frígidas de la Tierra.

Tan amables conceptos me aclararon el por qué no había viejas entre los escuchas.

-Para saber lo que es joder –prosiguió-, hay que joderse a una de las Lind’hes.

No pude resistir la tentación y le interrumpí, preguntándole quiénes o qué eran ellas. Cuando me respondió que se trataba de una raza de no-humanos no me pude contener y le repliqué:

-¡No chochees! Bien sabes que cada raza sólo puede hacerlo con los de su misma especie. Cualquier otra simplemente no es compatible. ¡No pueden procrear! ¡Recuerda el Principio de Incompatibilidad Majluf!

-Mira pendejito –contestó-, eso ya lo sé pero, ¿quién habla de traer hijos al mundo? Yo hablo de cogérselas y ya.

-Ni eso. Hasta donde sé, ninguna raza no-humana tiene el sexo ni remotamente parecido al nuestro.
-¿Y cómo sabes que eso es cierto?
-¿Y cómo sabes que no lo es?

Un coro de risas me respondió y un jovencito a mi lado me explicó la causa:

-¡Pero viejo! ¿No ves que él es un Iniciado?

-¡Iniciado! –exploté-. Para empezar, ¿Iniciado en qué? Para mí no es más que un pinche viejo loco. Lo que dice es completamente imposible.

-Pues estás viendo a alguien que hizo lo imposible- dijo otro oyente-. Se cogió a una de las Lind’hes.

-Por eso es un Iniciado. Amar a una Lind’he es como entrar al cielo por un momento.

-Cierto. Después de aquello no puedes sino despreciar cualquier otro tipo de unión carnal.

Como te imaginarás, no iba a dejar que esa bola de idiotas me apantallara, así que les dije:

-¡Pero es completamente falso! Si eso fuera posible, lo sabrían los de Sanidad. Es más. ¿por qué no sabemos nada de ellas?, ¿cómo sabríamos si hay riesgo de una infección extraña o algo así?

-Por lo mismo que mencionaste –respondió el “Iniciado”-. Por el Principio de Incompatibilidad Majluf. Somos casi iguales por fuera, pero por dentro somos diferentes, muy diferentes –continuó en un extraño tono-. Al menos hasta donde se sabe pues no hay datos fidedignos al respecto. Parece que tienen una especie de tabú sobre saber cómo son por dentro o algo así, nunca lo comprendí muy bien...

-¡Mamadas! –interrumpí-. Podrás engañar a esa bola de pendejos, pero a mí... ¡Ja!



Todavía no sé cómo, pero después de una acalorada discusión sobre sexología, anatomía y exobiología, logró convencerme, no sólo de que tal unión era posible, sino de que también era lo más parecido a la gloria. Y entonces se inició una nueva discusión que, supongo te sonará conocida: yo insistía en que me llevara con las Lind’hes y él trataba de disuadirme. Después de ruegos y amenazas solamente conseguí que me indicara cómo llegar a Deneo-3, su planeta hogar. Por suerte mi nave tenía que llevar a cabo un embarque en un lugar relativamente cercano, y de ahí no sería difícil llegar al planeta en cuestión.

Pedí licencia cuando estuvimos lo más cerca posible y con la paga que había ahorrado me embarqué en un transbordador a Deneo. Ya en el planeta me dediqué en cuerpo y alma a buscar a las Lind’hes. Resultó mucho más difícil de lo que había pensado, Deneo-3, como sabes, es un planeta libre donde coexisten muchas razas. Había un chingo de humanoides pero ninguno con los rasgos que me había descrito el Iniciado. A punto estuve de perder la vida un par de veces y cuando empezaba a creer que me había visto la cara de pendejo y eso de las Lind’hes no era más que una leyenda cualquiera y mis ahorros casi desaparecían, en una aldea alejada de la mano de Dios encontré a un humanoide que, a cambio de una buena suma prometió conseguirme una cita con una de ellas.

Al principio dudé. La cosa ésta no se parecía en nada a lo que esperaba, se parecía algo a nosotros –era bípedo-, pero hasta ahí. Si esa era la raza de las Lind’hes, mejor que ahí quedara la cosa. No es que sea racista, pero la verdad no se antojaba meterme a la cama con una cosa tan llena de pelos que no sabía si me miraba o me daba la espalda. Cuando le dije lo que pensaba, graznó algo y el traductor en mi oído dijo:

-No sea despistado caballero. Yo sólo le presentaré a la damisela en cuestión, que en realidad es bastante más parecida a su bella raza que a la mía.

Por los ademanes y tono de voz se podía ver que estaba encabronado, y con toda seguridad no era eso exactamente lo que me quería decir, pero bueno, para eso estaban diseñados esos aparatitos, para evitar conflictos interespecies...

Me llevó de mala gana a lo que dijo era una especie de santuario... No, a mí no me hicieron pasar por una ceremonia de purificación, no, ¿a ti sí? Je, parece que se están refinando cada vez más las cabroncitas... Pero bueno, el caso es que más tarde me di cuenta de que sólo se trataba de una especie de hotel de paso, muy apantallante eso sí. Al principio estaba muy nervioso. No sabía si se trataba de una trampa o algo, conforme pasaban los minutos desconfiaba más y más, acariciaba mi arma anticipándome a cualquier cosa y cuando estaba a punto de irme ella entró.



No puedo explicar qué fue lo que sentí cuando la vi. Por unos instantes quedé petrificado por su belleza, era la criatura más hermosa que jamás hubiera visto. No era humana, es verdad, pero comparado con ella, deberíamos vernos como monstruos. Era la perfección absoluta. Sus ojos oscuros, profundos, me miraban de una manera hipnótica, seductora y a la vez inocente; sus labios, delgados y finos invitaban a ser mordidos con pasión, sorber la vida misma de ellos... pero sobre todo, estaba el olor, un dulce aroma que me enloquecía, haciéndome desearla tanto que no podía pensar en otra cosa; la verga me dolía de tan dura que la tenía, urgiéndome a liberarla y fusionarme con ella.

Ella avanzó, y al hacerlo, la delicada túnica que portaba cayó al suelo, dejándome admirar por completo su belleza, un cuerpo tan perfecto que solamente podía pensar en lanzarme sobre ella, pero estaba como paralizado. Continuó su avance y finalmente estuvo junto a mí... su aroma me hacía casi perder el sentido y la deseaba como jamás había deseado a nadie. De pronto, con un movimiento rápido y con una fuerza que parecía imposible en ella, me rasgó la camisa y luego el pantalón.

No recuerdo cómo fue, pero cuando al fin la penetré, fue algo por completo distinto a todo lo que esperaba. El viejito loco aquel tenía razón, nada podía compararse con esto; era como si su sexo tuviera vida propia, yo estaba inmóvil, dejaba que ella hiciera todo, tan imposibilitado estaba por el placer que ella me daba y podía ver que ella también estaba gozando, sus ojos entrecerrados y sus manos en mi pecho y... ¿eh?, ah, claro, sí, perdón, bueno... Perdona, a veces me pongo un poco cursi cuando recuerdo aquello, pero supongo que bien sabrás de lo que estoy hablando.

El caso es que al final perdí el sentido, no pude soportar tanto placer y... sí, ya me imaginaba que tú también te habías desmayado, pero bueno, al día siguiente desperté y me dediqué a buscar al Iniciado aquel, tal como tú me buscaste.

Lo encontré en el mismo planeta, en un rincón oscuro de una cantina del puerto, platicándole sus penas a la cucaracha con la que compartía su bebida.

-¡Óyeme jijo de la chingada! –le grité-. ¿Qué chingaos pasó?

-Por lo que veo, adivino que ya habrás hecho tu caprichito- me dijo sin dejar de mirar al bicho.

-¡Sí infeliz! ¡Mentiste, dijiste que no había peligro!

-Jamás dije una mentira. Especifiqué que no había riesgo de enfermedad. Además, ¿de qué te quejas, no fue increíble?

-Sí, increíble, pero ¿qué chingaos pasó? ¿Y ahora qué hago?

-¡Por favor hijo! Comprenderás que ningún hombre, es decir, un verdadero hombre, va a ir por las calles gritando a los cuatro vientos que ha sido despojado de su virilidad por una remera extraterrestre. Además, lo hecho, hecho está, simplemente no hay remedio.

-¡Pero...! ¿Es todo lo que tienes que decir, eunuco de la rechingada?- le grité, y me respondió, tal y como ahora yo te digo:

-Bienvenido al club...

lunes, noviembre 05, 2007

Tertulia de ciencia ficción


Divisó la silueta en la playa, a la distancia... Se puso de pie y se llevó la mano a los ojos para protegerse del resplandor del Sol... Por un momento tuvo la sensación... No, eso era imposible. No creía que fuesen a aprovecharse de ella con tanto descaro. Sin embargo, no pudo contenerse y echó a correr hacia él por la parte firme de la arena, junto a la orilla. El hombre estaba igual que en la última foto suya, feliz, lleno de energía, con la barba crecida luego de un día sin afeitarse. Ahogada en sollozos, se echó en sus brazos.

Cuando niña, Ellie Arroway perdió a su padre. Ahora, adulta, aún lo extraña. En lo más profundo de su ser soñaba con verlo y continuar disfrutando de su compañía, de su cariño.

De niña aún, y hasta de joven, solía soñar que llegaba a él y le anunciaba que su muerte había sido un error, que en realidad estaba vivo. Pero esas fantasías le costaban caro, al despertarse luego en un mundo donde él ya no estaba.

Nunca hubiera imaginado que gracias a aquel mensaje enviado por unas inteligencias desconocidas, sus sueños podrían cumplirse... Los científicos del proyecto Argos, empeñados en la búsqueda -mediante radiotelescopios- de inteligencia extraterrestre, reciben un mensaje junto a la imagen de Hitler inaugurando los Juegos Olímpicos de 1936. En realidad se trataba de las instrucciones para construir una máquina. ¿Para qué serviría aquel artefacto? Las esperanzas y temores de la humanidad no tardaron en aparecer.

A pesar de los temores en el sentido de que aquel aparato pudiese ser peligroso para la humanidad, el proyecto obtuvo luz verde. “Se demoraron años; fue un sueño de la tecnología y una pesadilla para la diplomacia, pero finalmente se logró construir la Máquina”.

Y ahora ahí estaba Ellie, en una playa de un mundo lejano... ¡¡caminando con su padre!!

Ellie tuvo la sensación de que se descorría una imponente roca y entraban los primeros rayos de luz en una tumba antigua, casi olvidada (...) Lo que más había añorado era poder volver a verlo, pero siempre reprimió su anhelo dado lo imposible de llevarlo a cabo. En ese momento, en cambio, lloraba por todos los años que los habían separado... lo tenía consigo, y no era un sueño ni una aparición, sino un ser de carne y hueso... o algo semejante. La había llamado desde el cosmos, y ella había acudido a la cita (...) Lo abrazó con todas sus fuerzas. Sabía que era un truco, una construcción, pero excelente. Por un momento lo tomó de los hombros y lo apartó de sí para mirarlo mejor. Estaba perfecto. Era como si su padre, muerto muchos años atrás, hubiera ido al cielo, y por último –por una vía tan poco ortodoxa– ella lograse volver a reunirse con él. Llorando, lo estrechó de nuevo entre sus brazos. Más de un minuto demoró en calmarse... Enjugó sus lágrimas, riendo y llorando al mismo tiempo...

El pasaje anterior forma parte de la novela Contacto de Carl Sagan.



El domingo 28 de octubre acudí a la sexta tertulia de ciencia ficción de la ciudad de México. Estas reuniones se llevan a cabo en el Sanborns de los pajaritos (mismo que se encuentra a la salida del metro División del Norte) y las organiza Jorge Armando Romo, un estudiante de biología de la Facultad de Ciencias de la UNAM y participante de Sobrenatural.net.

En esta sexta tertulia encontré a dos buenos amigos del taller de ciencia ficción de la AMCyF (mismo al que me uní el 27 de enero de 1998, tengo en mente la fecha exacta porque ese día Héctor Chavarría me firmó su novela Adamas): Luis Flores Aguilar y Ángel Zúñiga (autor de la novela Retorno). De igual forma, conocí a Jorge Armando (fue él quien me invitó) y a Eduardo Honey. Durante la reunión platicamos de Contacto (para la de este mes comentaremos Blade Runner).

Ángel escribió:

Aunque esta vez tuvimos un quorum reducido, eso no evitó que comentaramos sobre el tema de esta sesión; la novela y película "Contacto", de Carl Sagan. En general concluimos que aunque no es una obra de fuerte caracter literario, sí es una novela (y película) emotiva y bien desarrollada sobre la virtud de mantener la fe ante lo desconocido, sin recurrir a la religión en forma.

Y realmente es una obra emotiva. La parte más conmovedora es aquella en la que Sagan relata el encuentro de Ellie con el extraterrestre que toma la forma de Ted Arroway. Los sentimientos de Sagan ante la muerte de sus padres fueron expresados en ese pasaje de su novela.

Platicamos tanto de la novela como de la película (misma que dirigió Zemeckis), de la carrera científica de Sagan, de su obra de divulgación científica, de su escepticismo (mismo que le llevó a ser uno de los fundadores del CSICOP) y de las críticas que recibió por parte de creyentes en platillos voladores. También platicamos de naturismo, homeopatía, y del “documental” ¿Y tú qué sabes?

Termino esta entrada precisamente con una de las críticas a Sagan, se trata de reproches que me parecen bastante graciosos.

En el editorial del número 46 de la revista Contactos Extraterrestres (que corresponde a la primera quincena de octubre de 1978) escriben:

Como ya va siendo costumbre, empezamos nuestro editorial comentando un nuevo ataque a los OVNIS, perpetrado esta vez por el pontífice mayor de los escépticos oficiales: Carl Sagan. En un reciente artículo publicado en Playboy –revista que va de perlas con la personalidad y apariencia del famoso astrónomo-, Sagan hace gala de su capacidad para argumentar como sofista y convencer a los desinformados de que el fenómeno OVNI no es más que un engaño fenomenal, voluntario o involuntario, pero engaño al fin y al cabo.

Una de las quejas del responsable del editorial es que Sagan no discute casos específicos, más bien afirma que los avistamientos son interpretaciones confusas de fenómenos naturales.

Sagan ni siquiera se toma el trabajo –como hacen Phillip Klass y compañía- de analizar un caso concreto para desmentirlo. No. Él es demasiado importante y su tiempo tan sagrado que no puede dedicarle más atención al asunto OVNI. Solamente está dispuesto a publicar de vez en cuando algún articulillo, sobre todo si puede colocarlo en revistas que como Playboy pagan una fortuna. No cabe duda que el oficio de escéptico profesional también está muy bien remunerado.

A continuación acusan a Sagan de “coquetear” con la ufología y la astroarqueología. Luego siguen criticando el artículo aparecido en la revista del conejito:

Con su artículo en Playboy, Sagan revela que, a pesar de todos los esfuerzos realizados por los ufólogos serios, la cuestión OVNI sigue siendo considerada con recelo cuando no se le rechaza francamente. En su caso, él plantea la teoría de que el gusto por los OVNIS y todos los fenómenos paranormales no es más que la expresión de una necesidad religiosa por parte de las masas. La gente necesita creer en algo, y en algo que sea misterioso, que excite su imaginación. Así los fabricantes de mitos han creado los OVNIS, la telepatía, la precognición, etc.

Después vuelven a reprocharle no realizar un trabajo como el de Klass, es decir, estudiar casos y explicarlos.

El pontífice de los escépticos es un hombre ocupado, y aunque el mito sea muy peligroso, sólo está dispuesto a atacarlo cuando puede escribir un artículo para Playboy.
Sagan aparece así como el ejemplo más completo del científico prefabricado para la sociedad de consumo.


Líneas más adelante le reconocen sus aportaciones a la ciencia, pero le piden que no se dedique al “escepticismo militante”; ahora que si insiste en hacerlo, que sea serio y deje a un lado su actitud “frívola” (los que no tienen una frívola actitud son los ufólogos crédulos, seguramente).

Hacia el final afirman que escépticos como Sagan no son profesionales sino improvisados, y que a pesar de las críticas “los OVNIS siguen apareciendo por todas partes y hasta raptando gente.”

Las últimas líneas no dejan de ser graciosas, desean que un OVNI rapte a Sagan:

Y no lo decimos con el ánimo de que el escéptico regrese a pregonar a los cuatro vientos la existencia de los OVNIS, sino más bien con el deseo de que no retorne, ya que así dejará de confundir a los lectores bienintencionados que tienen la desgracia de echar una ojeada a sus artículos.

miércoles, octubre 31, 2007

SEXO EN LA CIENCIA FICCIÓN MEXICANA

Contactos Extraterrestres fue la primera publicación mexicana dedicada por completo al llamado fenómeno ovni. Editorial Posada la publicó de 1975 a 1982, fueron 145 números. Colaboraban, entre otros, Pablo Latapí, Héctor Chavarría, Fernando Téllez, Ariel y Fausto Rosales, Mauricio-José Schwarz, Luis Ruiz Noguez y Héctor Escobar.

El 19 de julio de 1978 salió a la venta el número 41, en aquel entonces su director era Ariel Rosales, posteriormente el puesto lo ocuparía Héctor Chavarría Liu.

Antes de pasar al verdadero motivo de estas líneas, veamos un poco el contenido.


En la portada aparecía la fotografía de un OVNI que había sido avistado en Ciudad Satélite el seis de marzo de ese año, el testigo era un joven de catorce años, los pormenores los detallaba el ufólogo Pablo Latapí Ortega. El caso es realmente interesante, pues al parecer no se trata de un fraude y las explicaciones que se plantearon en ese momento (lámpara colgante, objeto lanzado al aire) no resolvían el enigma. Como tantos otros, éste es un caso abierto... El investigador Héctor Escobar, en su libro 500 años de Ovnis en México (Corporativo Mina, 1996), lo incluye en su lista de informes con alto grado de extrañeza; pero aclara lo siguiente: “Aunque la fotografía es bastante interesante es necesario hacer algunas precisiones. La fotografía fue tomada con una cámara Polaroid, por lo cual no hay negativo de la misma. En la opinión de una de las personas que investigó el caso (Héctor Chavarría) el objeto pudiera ser una maqueta suspendida en un alambre.” Los creyentes dirán que no podía esperarse un comentario diferente, pues Chavarría es un debunker o detractor del tema.

Y precisamente en el editorial del número que comentamos escriben sobre Martin Gardner, quien, a partir de su interpretación de la película “Encuentros cercanos del Tercer Tipo”, expuso su punto de vista acerca de la ufología en The New York Review of Books. Escriben en Contactos Extraterrestres: “A lo que ha dado lugar esta situación (la presentación de la película como un documento ufológico) ha sido precisamente a reacciones como la de Gardner, quien al igual que los otros detractores oficiales de todo aquello que huele a paranormal –Isaac Asimov, Paul Kurtz, etc.- sólo está esperando una oportunidad para lanzar sus ataques en la forma en que lo ha hecho. Y lo grave del asunto es que esta gente no está dispuesta a entablar discusión con la mente abierta; por el contrario: se niega rotundamente a aceptar que el fenómeno OVNI sea digno de una discusión científica. ¡Y más cerrazón que ésta es difícil de encontrar!”

En un artículo titulado “Mis contactos con Hynek” Antonio Rivera también se refería a otros detractores: Donald Menzel y Philip Klass. De igual forma, se publicó un artículo en el que Erich Von Daniken se expresaba sobre “el misterio de Sirio y la tribu Dogon”, misterio que, según recientemente expresó Jaime Maussán, “tiene a los científicos en un callejón sin salida”, ¿de verdad?, pues aquí puede encontrarse una respuesta al supuesto enigma.

Dejemos ya de lado los asuntos ufológicos y pasemos a lo que nos interesa en esta entrada: el sexo en la ciencia ficción mexicana.

En la página 41 nos encontramos con las siguientes líneas: “Aunque incipiente, la ciencia ficción en lengua española empieza a tratar todo tipo de temas, hasta aquellos que hace unos años aún se consideraban demasiado ‘atrevidos’. Un magnífico ejemplo ofrece este cuento de un joven escritor mexicano que hoy publicamos. En él lo extraterrestre adquiere una dimensión terriblemente sensual y vigorosa.” El cuento en cuestión se titula Amante y fue escrito por Mauricio-José Schwarz, a quien agradecemos su permiso para publicar su trabajo.


AMANTE
Mauricio-José Schwarz


La mujer sentada sobre la piedra ajena del planeta ajeno soñaba sueños que nadie antes había soñado, que nadie se había atrevido a soñar. Su cabeza se balanceaba lentamente sobre su cuello al ritmo de cantos que nadie jamás se había atrevido a cantar. Sus manos como dos blancos peces muertos sobre sus piernas se crispaban repentinamente y luego volvían a su muerte original. La tela suave de su blusa se pegaba a su cuerpo empapado en sudor.

Un grito. Un grito jamás escuchado la volvió a la realidad, sus uñas enterrándose inmisericordemente en sus muslos, el sudor fluyendo por sus poros, cada pequeño músculo en tensión y una sensación de absoluto vacío en el estómago.

Quizá no había sido nada, pero sus tímpanos aún vibraban después de tan inhumano grito. Hasta la tierra del lugar parecía estar consciente de su presencia allí, donde jamás había estado un ser humano. No. En realidad había habido quince, pero catorce de ellos estaban ahora enterrados junto a la chatarra que había sido la nave interestelar “Von Klaus”.

La “Von Klaus” visitaba un sistema solar inexplorado. Había permanecido en cierto sector espacial durante más de un mes, sin nada especial que reportar, cuando apareció. Un planeta, inexistente, indetectado, apareció súbitamente en los instrumentos de la nave.

Los minutos que transcurrieron después de la aparición resultaron demoníacos. La incredulidad se pintó en los rostros de hombres y mujeres entrenados para vivir en un universo explicado por la ciencia. En tal universo, ciertos fenómenos no podían ocurrir.

Si lo que ocurría era imposible, entonces no estaba ocurriendo, rezaban los cánones.

En cada cerebro se formó una explicación plausible: alucinación colectiva, falla en los instrumentos, proyección holográfica.

Pero resultó ser, simplemente, un planeta. Un planeta que apareció de la nada.

La tripulación reaccionó, primero, con diversión inquieta, después con franco temor y, por último, con un pánico desatado que el propio comandante, quien durante más tiempo conservó la cabeza, fue incapaz de controlar, para terminar uniéndose ruidosamente al caos.

El origen del caos fue el informe de máquinas.

Todo el combustible había desaparecido. La “Von Klaus” empezó a caer hacia la alucinación-falla-proyección.

* * * *

Una nave cayendo. Un plateado estilete con una cauda de fuego que crece conforme el gigantesco vehículo va adentrándose en una atmósfera cualquiera. Fricción que derrite y rompe las paredes, fuerzas enormes en contraposición luchando como dos colosos por reventar la frágil estructura que protege la vida de quince trozos de protoplasma pensante, sensible. Dentro de la nave, un silencio enloquecedor que debe llenarse golpeando, aullando en una atávica involución hacia los alaridos del protohombre en la llanura a la vista del leopardo. Un aquelarre prolongado por una eternidad de cinco, quizá seis minutos, dentro de una nave fabricada cuidadosamente por quinientos obreros, ejércitos de mineros, ingenieros, matemáticos, físicos, técnicos. Una nave, el trabajo de tantas manos, tantos cerebros, destruida para todo efecto práctico en menos de siete minutos. El pequeño fracaso dentro del gran fracaso.

Y un choque final, concluyente, rotundo. Tal vez demasiado suave, tal vez no demasiado destructivo. Sólo una masa de metal ardiente y catorce cadáveres en todas las posiciones y una mujer con los ojos nublados por el llanto y el corazón retorcido por el pánico, recorriendo una inerte nave buscando otro sobreviviente. Una mujer saliendo inconscientemente -¿siendo sacada?- hacia un planeta de atmósfera y demás características desconocidas. Cayendo a la tierra amarilla de un planeta sin nombre. La carrera desesperada hasta caer exhausta, sollozando, a veinte metros de la catástrofe y desmayándose mientras soñaba una voz que decía “Duerme, duerme. Lo peor ya ha pasado”. Y la voz podría haber sido de su padre, o del comandante de la “Von Klaus”, su amado.

* * * * *

La primera mañana comenzó, para ella, con el sorprendente descubrimiento de que estaba viva. De algún modo se sentía ligera y calculó unas tres cuartas partes de la gravedad terrestre para el lugar. La atmósfera no le producía ningún efecto notorio, pero apenas se detuvo a pensar en la altísima improbabilidad matemática de hallar un planeta habitable. Empezó a andar directo hacia los restos de la “Von Klaus” con una sola idea en la mente: su comandante.

Porque Gloria había sido la compañera de Ben durante años. Cuando se iniciaron las pruebas a los aspirantes a formar parte de la tripulación de la “Von Klaus”, Ben y Gloria habían jurado ir los dos o quedarse ambos en la Tierra. Y Ben y Gloria habían estado haciendo el amor cuando el planeta apareció.

El casco de la nave estaba tibio aún, y Gloria subió por un agujero, quemándose una mano. En su interior todo era cuerpos y sangre, destrucción, olor a quemado. Recorrió los pasillos que habían representado seguridad en el espacio y en el hiperespacio, los camarotes donde los miembros de la tripulación habían dormido y cantado y hecho el amor. Llegó al puente de mando y encontró los cadáveres de tres jóvenes ingenieros. Habían sido bien parecidos, pero ahora sólo se les podía reconocer por las placas de aluminio que colgaban de lo que habían sido sus cuellos. Gloria avanzó hacia el control de máquinas, sin saber si estaba aturdida o enloquecida, volteando cuerpos sin ningún sentimiento de asco ni de dolor, buscando tan solo una placa que dijera “Comandante” en algún cuello. Entró al cuarto de máquinas y lo supo al verlo.

Ben no estaba muy desfigurado. Una barra del inutilizado reactor había saltado atravesándolo y colgándolo en la pared. Gloria gritó y nuevamente salió de la nave sin intenciones de volver.

Después de caer al suelo, empezó a correr hacia un pequeño bosque que estaba muy cerca. Apenas pudo dudar si dicho bosque había estado allí esa mañana. Cayó antes de llegar al primer árbol y nuevamente quedó inconsciente.

Despertó como una hora después, con el recuerdo de Ben latiéndole en el cerebro y volvió la cabeza para ver el cadáver de la “Von Klaus”. Un árbol le impedía verla del todo y, cuando empezó a moverse para hacerlo, se dio cuenta.

La nave estaba a unos cincuenta metros. El bosque había estado a unos cien metros de la nave y ella había perdido el conocimiento a medio camino.

“¿Qué está pasando?”, se interrogó Gloria. Estaba segura de que el bosque había avanzado durante su desmayo. Se puso de pie violentamente y vio, a la altura de sus ojos, una fruta, la única que colgaba del árbol, una especie de híbrido entre pera y manzana. ¿Un árbol con una sola fruta?

Miró a su alrededor. Un típico bosque de pinos la circundaba. El único árbol frutal a la vista era el que estaba frente a ella. Su cerebro de bióloga empezó a hacerse preguntas, olvidando de pronto su anterior desgracia, tensándose al enfrentar nuevos enigmas. ¿Un frutal tropical en medio de un bosque de pinos? Imposible. ¿Un frutal con una sola fruta? Misma respuesta. Y entonces Gloria se percató de otro inquietante hecho: El silencio.

Todo bosque tiene animales. Animales para toda hora del día, ruidos diferentes que cubren las veinticuatro horas (en la Tierra). Luego, Gloria miró el piso: ni una sola piña sobre la tierra. ¿Alguien ha oído de un pinar que no arroje sus semillas al suelo? Contuvo el aliento buscando un sonido. Un paisaje terrestre debía tener características terrestres también en su fauna.

Nada.

Desesperada, dispuesta a aceptar ya casi cualquier cosa, estiró una mano y tomó el fruto. Era suave y se veía jugoso. Lo mordió y recibió el néctar suave y el sabor más agradable que hubiese probado. En ese momento se dio cuenta de que llevaba casi veinticuatro horas sin probar bocado. Comió ávidamente, sin pensar en nada más. Cuando terminó, descubrió, sorprendida, que el fruto era del tamaño exacto para saciar su hambre y su sed. Un poco menos la hubiese dejado insatisfecha. Un poco más y no hubiese podido terminarlo. Miró a su alrededor.

Piñas.

De pronto la tierra se veía cubierta de piñas, como si una mano gigante hubiese sacudido los pinos silenciosamente y éstos hubiesen caído de igual manera mientras ella comía. Un ave empezó a cantar y Gloria huyó de nuevo hacia el yermo, alejándose del bosque hasta pasar junto a la “Von Klaus” y seguir su camino. Anochecía en el extraño planeta cuando Gloria se sentó a descansar, tratando de ordenar la extraña sucesión de hechos. En síntesis, se trataba de una colección de imposibilidades que debían tener una explicación. Pero, fuese cual fuese la explicación y la causa, olían a peligro.

Esa noche vino el grito que despertó a Gloria.

Y al mirar hacia el frente, tratando de ajustar sus ojos a la oscuridad, vio a un hombre caminando hacia ella. La incipiente luz del alba, que surgía a espaldas de Gloria, tocó la cara del hombre y ella lanzó un grito.

-¡Ben! –en su cerebro empezaron a chocar las ideas. De pronto sintió frío-. ¡Pero estás muerto!

-Depende de la definición –dijo el hombre, con el mismo tono oscuro de voz que Ben usaba para ordenar-. Ben, el Ben que tú conociste, está muerto. Pero yo soy igual a él. Una copia genética exacta, el depositario de su memoria.

-¿Quién es usted? ¿Qué quiere? –chilló Gloria-. ¡No se acerque!

-Sólo quiero volver a ti, Gloria. Podremos pasar nuestra vida aquí y todo será como antes. Tú y yo.

-¡Ben está muerto!

-¡Qué más da? Ben y yo somos idénticos.

-¡No! –el grito de Gloria fue seguido por una huida. Las piernas le dolían a causa de las tensiones de los dos días anteriores, y la aparición empezó a correr tras ella, llamándola.

-¡Gloria! ¡Escucha, no quiero mentirte! ¡Espera, no me acercaré más, lo juro!

Al escuchar esto, Gloria se volvió y miró al hombre, de pie. Ella se detuvo, manteniendo una buena distancia entre ellos. Lo estudió: los mismos rasgos. El oscuro cabello ensortijado, la mirada inescrutable, sí, pero faltaba la cicatriz que Ben había sufrido en una pelea en el Village. Mientras Gloria pensaba esto, la cicatriz empezó a tomar forma en la frente del hombre, hasta quedar tal y como ella la recordaba. Señaló la frente del hombre con un dedo tembloroso.

-No huyas más –dijo él-, es verdad que soy grande, pero hasta para mí es difícil controlar varias variables a la vez.

-¿Quién es?

-No lo sé. Sólo sé que soy, Gloria. Soy y, hasta que ustedes llegaron a esta zona del universo, el tiempo no tenía significado para mí, ni el espacio. La materia era un simple accidente en la infinitud del espacio. Andaba entre las estrellas, vagando, hasta que sentí una tremenda fuerza atraerme, llamarme. Percibí –vi- la nave, y entré en ella hace días.

-¡Usted tiene la culpa de la muerte de mi gente! –era una afirmación, una pregunta y un reto.

-Escucha. Los miré a todos, aprendiendo, comprendiendo. Descubrí que, pese a los millones de años que he existido, era un niño en muchas cosas. Pero, de entre todas las experiencias que tuve, la más maravillosa fue cuando vi que los “hombres” y las “mujeres” se introducían en una... un camarote, eso, y entonces se quitaban la ropa y...

-¡Nos ha estado espiando! –gritó Gloria enfurecida.

-Espiar... espiar... –meditó brevemente la copia de Ben-, bien, creo que sí, lo siento, pero... cuando los vi, los sentí, tuve el deseo inmediato de poder experimentarlo... una idea me vino a la mente, en realidad, yo era pura mente entonces, y me materialicé de pronto.

-¿Usted es este planeta?

-Sí, Gloria, soy el planeta y los árboles y la fruta y el ave y el propio Ben que estás viendo.

-¡Pero asesinó a todos!

-Bueno... sí, pero no a todos, Gloria, te salvé a ti, te hice un bosque, te di de comer porque te amó, Gloria, y quiero... hacer esto, el amor, eso, contigo, para siempre.

Gloria gritó desgarradamente, empezando a comprender la monstruosidad del asunto. El ser continuó.

-No llores, eso... es malo, ¿no? Yo... por eso soy igual que Ben. Es lo mismo, recuerdo todo lo que él... digamos, el brazalete de plata que traje de la India cuando fui a meditar...

-Eso lo hizo Ben, no usted... ¡usted... es una... cosa!

-Bien, sí. ¿No te gusta Ben ya más?, -diciendo esto el ser empezó a transformarse, tomando el cuerpo del más hermoso Apolo que mujer alguna haya visto jamás-. Puedo ser un ideal físico con el cerebro de un genio... ¿me querrás así?

Gloria empezó a correr, incapaz de seguir viendo y escuchando a tan satánico ser. Gritó en su carrera y de pronto, de la arena amarilla el Apolo surgió nuevamente casi frente a ella. Se paró para no caer en sus brazos y, antes de dar la vuelta, sintió que dos manos la aprisionaban por los tobillos.

-¿Qué deseas? Dime, Gloria. Yo puedo hacer palacios, jardines, música. Hasta puedo poner a tu servicio un ejército de hombres. Claro... eso tomaría tiempo, yo... aún no tengo práctica...

Gloria pateó hasta librarse y empezó a correr de nuevo. El hombre la miró alejarse tristemente. Treinta metros más allá, Gloria resbaló y cayó. Dos manos frenéticas tomaron sus muslos, subiendo. En la arena apareció la cara sonriente del ser.

-Mi amor –dijo él.

Un grito.

En un planeta desconocido, ignorado, una hermosa mujer recorre las calles de las más bellas ciudades, camina por las veredas de los jardines más prefectos y se sienta en bancos que de inmediato se transforman en insaciables sementales de todas formas y colores. Se recuesta en árboles y muros de los que salen brazos prontos a rodearla, se viste con ropas que aprietan su hermoso cuerpo y sólo su mirada perdida y sus carcajadas enloquecidas desentonan con tal paraíso.


lunes, octubre 08, 2007

Astrobiología vs. Ufología

Cuando un escéptico muestra su desconfianza hacia las afirmaciones de los ufólogos, de inmediato se dice que el escéptico considera imposible que exista vida extraterrestre inteligente, sin embargo tal aseveración es falsa (y parece hacerse con el fin de que se le vea como una persona arrogante, engreída o egoísta).

En lo particular no solamente considero posible que existan seres extraterrestres inteligentes, sino que extraterrestres pudieran haber logrado desarrollar los viajes interestelares y que pudieran haber visitado nuestro planeta en su pasado, o que lo estén haciendo en la actualidad, o que pudieran llegar a hacerlo en algún futuro lejano o cercano (claro que una cosa es lo que yo considere posible y otra lo que realmente suceda). Mi desconfianza hacia las afirmaciones de los ufólogos se basa en dos cosas: su forma de “investigar” y argumentar, y la ausencia de verdaderas pruebas.

¿Por qué las pruebas de los ufólogos no son convincentes? Porque pueden ser explicadas de forma mucho más sencilla. Las supuestas fotografías de extraterrestres o de platillos voladores no necesitan, para ser explicadas, de la presencia de extraterrestres en nuestro mundo; muñecos y maquetas bien pueden explicar esas “evidencias”. Y como ejemplo está la llamada autopsia extraterrestre. Los ufólogos de vanguardia consideraron que la cinta con la que Santilli hizo negocio era una prueba evidente (negar su autenticidad era no darse cuenta de la verdad ni cuando se tiene frente a las narices), sin embargo, el día de hoy se ha recreado tanto el muñeco como la “autopsia”. Para ver otros ejemplos el lector puede visitar Perspectivas#

¿Y qué puedo expresar con respecto a su forma de investigar? No agotan todas las posibles explicaciones, son sensacionalistas y exagerados, y son ellos mismos quienes impiden que se puedan encontrar respuestas validas. Ejemplo: Basta con navegar un poco en internet para percatarnos de que en realidad la “esfera Victoria” es sólo chatarra espacial (y no una de las esferas de las naves de los venusinos que supuestamente contactaron con Adamsky), ¿tarea difícil para los ufólogos de vanguardia? Otro ejemplo es el “extraterrestre de Mérida”, en este caso nos quieren presentar como evidencia el informe de un señor que se hace pasar por científico. Aún suponiendo que el caso fuera real, la torpeza (si es que también son víctimas del “científico” y no sus cómplices) se encuentra en el hecho de no haber verificado las credenciales de Jorge Guerrero de la Torre. Un último ejemplo que muestra la “seriedad” de los insolitólogos: mientras escribo estas líneas (domingo 7 de octubre), Maussán -en Los Falsos Misterios del Tercer Milenio- habla solemnemente acerca de las afirmaciones de J. J. Benítez con respecto a las supuestas ruinas extraterrestres que se encuentran en la Luna y cuyas imágenes presentó en Planeta Encantado.

A pesar de lo anterior, no falta el despistado que se deja sorprender por los ufólogos sensacionalistas y que expresa “De grande quiero ser ufólogo, ¿dónde puedo estudiar?”

La física Antígona Segura Peralta, en el más reciente número de la revista “¿Cómo ves?” (el 107), escribe acerca de la verdadera búsqueda de vida extraterrestre. Al inicio de su artículo cuenta la siguiente anécdota:

SUBO AL TAXI.
-A la Universidad, por favor.
El taxista asiente con la cabeza y unos minutos después me pregunta:
-¿Trabaja o estudia ahí?
-Trabajo –le digo.
-¿Es profesora? –continúa el taxista preguntón.
-Investigadora –aclaro.
-¿De veras?, ¿y qué investiga?
Deben aburrirse muchos los taxistas.
-Detección de vida extraterrestre –respondo de manera escueta, pero con la intención de ser clara.
-¿Como Maussan?
Palabras más o menos, ésta es una de las clásicas conversaciones que sostengo con los taxistas. Para la mayoría de las personas, taxistas o no, las referencias sobre la vida extraterrestre vienen de las películas de Hollywood o, aún peor, de la pseudociencia. Por supuesto no han oído hablar de la astrobiología, la ciencia que estudia el origen, evolución y distribución de vida en el Universo –y cuando lo menciono, la confunden con la astrología.



Algo similar cuenta Carl Sagan en “El mundo y sus demonios”:

Cuando bajé del avión, el hombre me esperaba con un pedazo de cartón en el que estaba escrito mi nombre. Yo iba a una conferencia de científicos y comentaristas de televisión dedicada a la aparentemente imposible tarea de mejorar la presentación de la ciencia en la televisión comercial. Amablemente, los organizadores me habían enviado un chofer...
Mientras nos instalábamos en el coche para emprender el largo recorrido, con los limpiaparabrisas funcionando rítmicamente, me dijo que se alegraba de que yo fuera “el científico aquel” porque tenía muchas preguntas sobre ciencia. ¿Me molestaba?
No, no me molestaba.
Y nos pusimos a hablar. Pero no de ciencia. Él quería hablar de los extraterrestres congelados que languidecían en una base de las Fuerzas Aéreas cerca de San Antonio, de “canalización” (una manera de oír lo que hay en la mente de los muertos... que no es mucho, por lo visto), de cristales, de las profecías de Nostradamus, de astrología, del sudario de Turín...


Sagan llega a la conclusión de que ese chofer: “Tenía un interés natural en las maravillas del universo. Quería saber de ciencia, pero toda la ciencia había sido expurgada antes de llegar a él. A este hombre le habían fallado nuestros recursos culturales, nuestro sistema educativo, nuestros medios de comunicación. Lo que la sociedad permitía que se filtrara eran principalmente apariencias y confusión. Nunca le habían enseñado a distinguir la ciencia real de la burda imitación. No sabía nada del funcionamiento de la ciencia.”

Uno de los problemas con la pseudociencia es que se interpone entre las personas y la ciencia. Mucha gente no distingue entre ciencia y pseudociencia, de esa forma los cazadores de fantasmas, los astrólogos y los ufólogos sensacionalistas llegan a ser considerados científicos. El artículo de Segura Peralta es una guía para aquellos estudiantes de preparatoria que pudieran estar interesados en dedicarse en serio a buscar vida extraterrestre (no a las payasadas ufológicas), o más específicamente al estudio del origen, evolución y distribución de la vida en el Universo.

Y no se trata de un camino fácil. No se trata de pasarse el día en la azotea de un edificio esperando que pase un globo con la forma de Bob Esponja para después presentarlo como el paso de un “humanoide volador”. Tampoco se trata de recolectar videos de ovnis para hacer negocio con ellos. Y mucho menos de aceptar crédulamente cualquier historia de encuentros con extraterrestres. ¿De qué se trata? De estudiar. La científica describe el camino que puede seguir el interesado (de la licenciatura al trabajo como investigador).

“¿Y ya encontraron extraterrestres?” Es el título de la última parte de su artículo, y la respuesta es la siguiente:

“Ésa es la pregunta que me hacen cuando digo que me dedico a la búsqueda de vida en otros planetas. La respuesta suele ser decepcionante: no, no hemos encontrado extraterrestres. Podría parecer que los astrobiólogos hemos fracasado, pero no es así. Estamos construyendo nuevos instrumentos que nos permitirán detectar señales de vida en planetas que giran alrededor de otras estrellas (véase “Mundos como la Tierra”, ¿Cómo ves? No. 80) y hemos contribuido a conocer mejor nuestro planeta y los organismos que lo habitan. De esta forma impulsamos el desarrollo de nuevas tecnologías, la exploración y el cuidado de nuestro mundo. La astrobiología es la ciencia que le mostrará al ser humano su lugar en el Universo.”

domingo, agosto 26, 2007

EX VIGILANTE INSISTE: EL VIDEO DEL PLATILLO VOLADOR DE LAS LOMAS ES UN TRUCO


He dedicado varias entradas de este blog al llamado Platillo volador de las Lomas, en una de esas entradas escribí sobre lo afirmado por el ex vigilante Pedro Ramírez. Aunque no lo hice, pensé que sería interesante ponerme en contacto con Ramírez para obtener más información sobre lo que sabe sobre el caso de las Lomas. Hace algunos días el escéptico Luis Ruiz Noguez me hizo saber de la plática que la ufóloga Ana Luisa Cid mantuvo tanto con Carlos Guzmán Rojas como con el ex colaborador de Jaime Maussán.

Agradezco el permiso de Ana Luisa Cid para transcribir la entrevista que le realizó a Ramírez. Esta entrevista (así como la realizada al representante en México de MUFON) puede encontrarse en la página de la ufóloga.


Pedro ¿tú fuiste parte del equipo que investigó el ovni de las Lomas?
Así es, incluso fui la primera persona en conocer el video. Lo recibí en un casete VHS, dentro de un sobre y con una carta.
(Esto fue el viernes 26 de septiembre de 1997, cuando era colaborador de Jaime Maussan).

¿Qué decía la carta?
Para empezar te diré que estaba mal redactada y con evidentes faltas de ortografía. Decía que habían visto un objeto bamboleándose entre unos edificios y que tomaron video, usando sin permiso, la cámara de su jefe. Que estaban comiendo (en su lugar de trabajo) cuando tuvieron el avistamiento, pero no ponían la dirección.

¿La misiva estaba firmada por una persona de nombre José Valles?
Sí, la firmaba un tal José Valles y solicitaba anonimato. Después supimos que era un seudónimo.

¿Qué hiciste después de ver el video?
Avisarle a Jaime Maussan, que estaba en una oficina contigua. Entonces todos se reunieron alrededor del televisor y ya te imaginarás los comentarios. Inmediatamente después se presentó el video en televisión, al día siguiente, desde Ciudad Juárez, Chihuahua.

¿El sábado 27 de septiembre?
Así es, el programa “Tercer Milenio”, en ese entonces, pasaba los sábados y los domingos.
El sábado 27 se transmitió un fragmento del video, como un avance de lo que se vería el domingo, y ya desde día se presentó como la “súper evidencia”, “la mejor evidencia ovni grabada en México”… y creo que eso fue un error, ya que no se debe dar por bueno un material sin investigarlo, con decirte que ni siquiera sabíamos dónde se había grabado.

¿Cómo obtuvieron el dato de la ubicación?
En el programa del domingo (28 de septiembre de 1997) Jaime dijo que si alguien sabía más del video, así como la ubicación de los edificios, se pusieran en contacto con “Tercer Milenio”. Y al día siguiente es cuando una persona habló para decir que la zona era Lomas del Chamizal (edificios Royal Reforma). Entonces, ese mismo lunes, se fueron al lugar Jaime Maussan y Daniel Muñoz.

¿Es cuando encontraron a Cassandra López quien aseguró ser testigo del avistamiento?
Sí. Aunque yo creo que Cassandra vio el video en la televisión y de ahí sacó su testimonio.

¿Tú que investigación realizaste?
Bueno, pues estudiando el ángulo del video y el tiro de la toma, llegué a la conclusión que sólo pudo haber sido grabado desde el edificio Reforma Laureles, así que fui varias veces al lugar. Encontré que en el penthouse está una agencia de publicidad, que son los que hacen los comerciales virtuales de los partidos de fútbol. Entrevisté al encargado del mantenimiento, una persona de nombre Emilio Osorio, quien aseguraba que el ovni era real, pero más bien lo hacía por protagonismo y porque lo vio en el programa.


Después contacté con personas de la limpieza y con la jefa de intendencia, ellas me dieron buena información que me aproximó al autor del video, y con la ayuda de una amiga que hizo una llamada telefónica, encontramos que es un joven que trabaja en esa agencia de publicidad del penthouse, la empresa se llama “Publicidad Virtual”.

El autor del ovni de las Lomas es un especialista en efectos virtuales y reconoció que hizo el video porque quería jugarnos una broma, pero nunca imaginó los alcances que esto iba a tener, incluso nos “pidió perdón” a Jaime Maussan y a mí. Hasta nos confesó que él pensaba que no haríamos caso de su video, por ser anónimo, y casi estaba seguro que íbamos a tirar el casete al bote de basura, claro que después de verlo.

Como dato adicional te diré que el autor del “ovni” de las Lomas es familiar de alguien muy conocido del medio artístico, de Televisa. De momento no puedo decir su nombre, aunque el seudónimo que usó para firmar la carta tiene concordancia con su nombre real.

De hecho esto lo sabe mucha gente, hasta él mismo lo platica cuando el tema sale a relucir. También nos explicó que, como el video es de pocos segundos, fue relativamente fácil hacerlo y que en un fondo de cielo gris se nota menos la animación.

Mira, desde un principio había indicios de algo irregular y de que había profesionales de la edición detrás de esto, ya que el casete VHS, en el cual llegó el video, era de 5 minutos de duración. Tú sabes que esos casetes no los consigues en cualquier parte, sólo en lugares especializados, porque lo común es encontrar los VHS pero de 2 horas. Tampoco es común que un aficionado use material de ese tipo.

¿Y los demás testigos que dijeron haber visto al ovni?
Para empezar fueron como 8 personas, a lo mucho. Y como te decía anteriormente, el hecho de haberlo pasado en televisión puede influir para encontrar “testigos”.

¿Por qué no se dio a conocer tu investigación oportunamente?
Porque me pidieron guardar silencio. Para algunos esto es un negocio y no convenía desacreditar el caso.

¿El autor solicitó alguna remuneración económica?
No, él nunca pidió dinero. Después te mostraré unas grabaciones que tengo para que veas las negociaciones que se hicieron con ese video, aunque es incorrecto que otra persona venda el material que no es de él. Hoy considero que hubo una doble intención, tengo la certeza de ello.

¿Una doble intención?
Así es, porque aún sabiendo que el video era falso, se comercializó y se siguió dando por bueno.
(La investigación concluyó en un lapso de dos meses, de acuerdo al entrevistado).

Regresando al tema del autor ¿es verdad que es extranjero con residencia ilegal en nuestro país?
No, eso es falso. Eso lo dijo Emilio, el encargado del edificio, para hacernos creer que sabía mucho del autor.

¿Y la versión de que el video fue creado por SIGGRHAP, de la UNAM, como un experimento social?
Tampoco es cierto. Lo del experimento social y la UNAM lo dijo Héctor Chavarría (investigador escéptico), pero hace como 2 ó 3 meses platiqué con él y le expliqué cómo estaban las cosas.

¿Cuándo darás a conocer el nombre del autor?
Cuando tenga un foro para hacerlo. Yo tengo su autorización para informar esto y quizás hasta él me acompañe.

¿Te refieres a un foro en televisión?
Sí, un foro en televisión.

Bueno, tú tenías un segmento por televisión llamado “Fraudes al descubierto” y nunca tocaste el tema ¿por qué?
Porque cuando lo comenté con el productor no le interesó el caso, pero ya habrá la oportunidad de hacerlo.

¿No le perjudica al autor que lo presentes en los medios?
No, ya pasó mucho tiempo. Quizás hace 10 años sí, pero ahora no creo que tenga problemas.

¿Él sigue laborando en la empresa de publicidad que mencionaste?
Sí, hasta donde yo sé, él sigue trabajando ahí.

Gracias Pedro por otorgarme esta entrevista y también por la autorización para difundirla
Gracias a ti Ana Luisa y seguiremos en comunicación.


Después de la entrevista, Ana Luisa Cid añade los siguientes datos:

Indagando más datos, encontré en Internet la página de una empresa de publicidad que está precisamente en el penthouse del edificio Reforma Laureles y que su nombre corresponde con el que refirió el investigador (“Publicidad Virtual”).

http://www.publicidadvirtual.com/sitio/

Comentando con Pedro Ramírez sobre este sitio web, confirmó que se trata de la misma agencia donde realizó la pesquisa.
En la citada página se lee que “Publicidad Virtual” es una empresa 100% mexicana que utiliza avanzados sistemas para insertar elementos gráficos -creados por computadora- sobre imágenes de video real. Son los creadores de los comerciales virtuales de los partidos de fútbol, entre otras cosas, y su destacado trabajo les ha merecido importantes reconocimientos. También ahí se informa que la primera inserción virtual, en la televisión mexicana, fue en el mes de diciembre de 1995.


Hace tiempo algunas personas del Discovery Channel trataron de recrear el video de las Lomas, sobre este punto la ufóloga expresa:

Cabe mencionar que -hace dos años- los creativos de Discovery Channel (X-Testers) visitaron Lomas del Chamizal, con la finalidad de reproducir el “ovni”.
En mi opinión, no lo emularon exactamente, en virtud de que no emplearon programas de inserción virtual, sino maquetas y modelos a escala.
Por tanto, el que “ni Discovery Channel logró reproducirlo”, como dicen algunos, es una premisa de poco peso para sustentar la veracidad del caso.

Por ahora se me ocurren las siguientes preguntas: ¿Por qué Jaime Maussán nunca habló de la existencia de "Publicidad Virtual"?, ¿por qué Daniel Muñoz tampoco lo hizo?, ¿desde cuándo se ubica esa empresa en ese edificio?

Y como ya escribiera anteriormente, seguramente hay muchas sorpresas aguardándonos sobre este caso.

lunes, agosto 06, 2007

EROS

Para Josafat


Se decía que los habitantes de Sodoma eran pusilánimes, que el pavor a morir los obligaba a ser esclavos de los placeres. Es verdad que para nosotros el placer era un encantamiento que nos hacía olvidar que algún día ya no seríamos. Cuando Lot y yo éramos jóvenes, y él se tendía sobre mí, la muerte se alejaba, despojada de sus armas, vencida por el peso de su cuerpo tibio. En las primeras noches, mientras en la ciudad otros se amaban al mismo tiempo que nosotros –y qué benévola y fraternal me parecía esa coincidencia, estar unidos en el gozo con otros de los que no sabíamos ni el nombre-, creí entender para qué nos había sido otorgada la vida. En Sodoma el deseo y la belleza, efímeros y todopoderosos, son sagrados.

La mujer de Lot. Verónica Murguía.

Un ángel ebrio caminando de madrugada por las calles de la ciudad de México es una presa fácil.

Estaba cerca del Palacio de Bellas Artes cuando lo encontró su victimario. El joven alado ni siquiera se percató de que era observado.

El ángel se lamentaba por un amor perdido. Habían ya transcurrido dos años desde que su amante había partido, y aún no podía superar aquella ruptura.

“¿En qué lugar del universo te encuentras?, ¿aún recuerdas nuestro amor?, ¿pensarás todavía, aunque sea sólo de vez en cuando, en lo mucho que nos quisimos?...”, preguntó a gritos. El silencio fue la única respuesta que obtuvo, sacó de su chamarra una botella de alcohol y le dio un trago. Los cientos de ángeles y humanos con los que había salido (y con los que había fornicado) de nada le habían servido... simplemente no podía olvidar a su antiguo amor.

Ángel caminó hasta las afueras del metro Salto del agua; decidió sentarse al borde de la banqueta; a sus espaldas, victimario permaneció de pie.

Ángel comenzó a llorar.

Victimario no pudo evitar ponerse nervioso cuando pasaron dos trasnochadores; “nada de testigos, por favor”, pensó y se recriminó por haberse alterado por el paso de simples mortales. Y es que sabía que lo que planeaba hacer podría costarle muy caro. Una cosa es alimentarse de seres humanos, otra hacerlo con uno de Ellos.

Ángel le daba otro trago a su botella cuando victimario se sentó a su lado. Victimario no pudo evitar sentir ternura por aquel que en unos minutos dejaría de sufrir, y también se reprochó por ello. “¿Ternura por mi alimento?, me doy asco.”. ¿Pero hay alguien que no se conmueva con un ángel que de tan joven aún cree en el amor? “El amor es un burdo engaño, pero no podrás llegar a saberlo”, pensó victimario.

El vampiro acarició la mejilla del muchacho. Las lágrimas de ángel humedecieron la mano de quien se convertiría en su verdugo. Victimario llevó su mano a sus labios. En cuanto la lengua del vampiro tuvo contacto con aquellas lágrimas, la ternura cedió su lugar a la excitación.

Ángel volteó asustado. La fogosidad del vampiro aumentó al observar el bello rostro del adolescente. Ángel intentó en vano levantarse. Victimario sonrió con el objetivo de calmar al jovencito, pero ángel pensó que aquella sonrisa no podía significar algo bueno.

-No deseo hacerte daño. –Explicó victimario tratando de calcular la edad de ángel, concluyó que no pasaría de los 17 años.

-Me hablaron de ustedes... me previnieron, me dijeron que me cuidara... si hubiera escuchado... –Balbuceó el hermoso ángel.

-Conmigo de nada tienes que preocuparte.

Victimario, tratando de ser convincente, tomó la mano de ángel. Ángel sonrió, y victimario, sin poder contenerse, besó aquellos sensuales labios.

-Nadie merece tus lágrimas. –Victimario sintió tanta rabia por haber pronunciado aquellas palabras que de inmediato soltó la mano de ángel. “Si no te controlas terminarás pidiéndole que sea tu novio.”, se dijo a sí mismo.

-Yo aún lo amo.

Y el llanto volvió a hacer acto de aparición. Ángel dio otro trago a la botella, y ofreció un trago a victimario.

-Parece que tú lo necesitas más, de cualquier forma lo acepto... Rechazarte sería una descortesía de mi parte.

Después de unos minutos de silencio, ángel reinició la plática.

-¿Te has enamorado?, ¿te han roto el corazón?

Victimario sonrió, si se había enamorado en algún momento de su larga existencia, ya lo había olvidado. ¡Seis siglos no son poco, y vaya que el tiempo no pasa en vano!

-No recuerdo, aprendí rápido.

-¿Aprendiste qué?

-Que el amor es un invento... Se trata de un concepto cuya única finalidad es manipular la sexualidad de los demás... Es una forma de opresión, de control...

-No te entiendo. –Ángel limpió sus lágrimas y bebió más.

-Eres muy joven, por ello es que no te has dado cuenta de eso. Te metieron en la cabeza esa tontería de encontrar a alguien especial con quien pasar toda tu existencia... –Estuvo a punto de exponer lo que por tantos años había reflexionado, pero ángel estaba tan borracho que hacerlo hubiera resultado absurdo.

-Pero... él sí era especial...

Victimario sonrió nuevamente al tiempo que acariciaba las alas de su interlocutor. Ángel pensó que aquel vampiro era fascinante, y sin poder contenerse besó sus labios.

-Estás amargado. –Espetó ángel sonriendo.

-¡¡¿Qué?!! –A victimario le sorprendió aquella frase, pensó en golpear al atrevido, pero de la boca de ángel salió otra sorprendente frase.

-No te enojes y dame otro beso.

Y al beso le siguió otro, y a éste, otro, y...

Después vinieron las caricias, y posteriormente llegaron a la conclusión de que necesitaban comprar algunas botellas de mezcal, de que hacía mucho frío y de que sería mejor dirigirse a un hotel.


***

Durante las siguientes horas aquel par disfrutó de una mezcla de dolor y placer.

¿Cuántos gemidos se escucharon antes del amanecer? Imposible saberlo. También imposible es saber el número de sollozos lanzados por cada uno. La faena sólo llegó a su fin hasta que ambos estuvieron satisfechos, y para que tal cosa sucediera fueron necesarios más de cien embates por parte del vampiro, y de mil por parte de ángel. Placer y dolor en una perfecta mezcla.

Victimario se recriminó por no haberse atrevido a hacerlo antes. Que estaba violando la ley era cierto. Que el castigo por aquella acción podía ser terrible también lo era. Pero también cierto era que había valido la pena.

Una vez que terminaron, los dos fueron vencidos por el sueño.

Victimario jamás había sentido tanto placer, aquello le había resultado por completo novedoso, como si hasta ahora realmente hubiera tenido su primera experiencia sexual... Ángel también disfrutó de la jornada... pero en realidad había sido como cualquier otra.

Y es que victimario jamás había estado con uno de Ellos. Ángel, en cambio, ya había estado con muchos otros similares a victimario...

***

La luz del sol despertó a ángel. Ya eran las siete de la mañana, sabía que era el momento de terminar con aquello. Miró al vampiro y lo comparó con su antiguo amor (aquel que le había mostrado lo que era el auténtico goce). Victimario no era más que un vampiro común y corriente, nada especial.

Especial era el vampiro al que extrañaba. Excepcional era aquel por el que sufría, aquel que se había marchado después de haberlo convertido en lo que ahora era.

Clavó sus colmillos en el cuello de victimario y sin titubear le succionó la vida. Victimario dejó de respirar y ángel lo miró con indiferencia.

El apuesto adolescente se duchó, y después de arreglarse un poco salió del hotel. “Por cierto, ¿a qué hora y en dónde conocí a este vampiro?... ¡Qué más da!” Le urgía tomarse algo para aliviar el dolor de cabeza que le recordaba la enorme cantidad de alcohol bebida la noche anterior...

“¿En qué lugar del universo te encuentras?...”

Un ángel ebrio caminando de madrugada por las calles de la ciudad de México puede resultar mortalmente peligroso.

lunes, julio 30, 2007

Distinguiendo entre ciencia y pseudociencia


Ya en una anterior entrada me referí al trabajo del físico Mario Bunge, quien se ha dedicado a la filosofía de la ciencia. Mencioné en esa entrada que para saber si lo que se nos ofrece es el producto genuino: la ciencia, y no su burda imitación: la pseudociencia, debemos aprender a distinguirlas. En dicha entrada resumí la caracterización que Bunge hace de ambas en su libro “Seudociencia e Ideología” (publicado por Alianza Editorial).

En esta entrada veremos lo que al respecto nos dice en su libro La investigación científica (publicado por Siglo XXI editores).

Se trata del primer capítulo, mismo que se titula El enfoque científico y que está dividido en seis partes.

En éste Bunge explica qué es la ciencia (esto es, en qué consiste el enfoque científico), cuál es su objetivo y su método. Establece las diferencias entre el método científico y las técnicas científicas, entre ciencias factuales y formales, entre ciencia pura y ciencia aplicada, y -lo que es de mayor interés para este blog- entre ciencia y pseudociencia.

Las siguientes líneas son un breve resumen de lo expuesto por Bunge.


El conocimiento científico

En la primera parte Mario Bunge explica las diferencias entre el conocimiento ordinario y el conocimiento científico.

Bunge expone que es imposible plantear una pregunta fuera de algún tipo de conocimiento, de ahí que toda investigación tenga como punto de partida alguno de los dos siguientes tipos de conocimiento: el ordinario o el científico. El conocimiento científico, aunque pueda partir del conocimiento ordinario, termina superándolo.

El conocimiento científico y el conocimiento ordinario (buen sentido o sentido común) comparten ciertas características (ambos aspiran a ser racionales y objetivos: son críticos y aspiran a coherencia, e intentan adaptarse a los hechos en vez de permitirse especulaciones sin control).

¿Qué los distingue?

La ciencia tiene como ideal de racionalidad “la sistematización coherente de enunciados fundados y contrastables”, este ideal se consigue mediante teorías; el conocimiento común sólo acumula “piezas de información laxamente vinculadas.”

Para lograr la construcción de imágenes de la realidad que sean verdaderas e impersonales deben rebasarse “los estrechos límites de la vida cotidiana y de la experiencia privada, abandonando el punto de vista antropocéntrico, formulando las hipótesis de la existencia de objetos físicos más allá de nuestras pobres y caóticas impresiones, y contrastando tales supuestos por medio de la experiencia intersubjetiva (transpersonal) planeada e interpretada con la ayuda de teorías. El sentido común no puede conseguir más que una objetividad limitada porque está demasiado estrechamente vinculado a la percepción y a la acción, y cuando las rebasa lo hace a menudo en forma de mito: sólo la ciencia inventa teorías que, aunque no se limitan a condensar nuestras experiencias, pueden contrastarse con ésta para ser verificadas o falseadas.”

Bunge señala que ambos tipos de conocimiento comparten el naturalismo, esto quiere decir que ambos rechazan entidades y fuentes de conocimiento no naturales. “Pero el sentido común, reticente como es ante lo inobservable, ha tenido a veces un efecto paralizador de la imaginación científica. La ciencia, por su parte no teme a las entidades inobservables que sostiene hipotéticamente, siempre que el conjunto hipotético pueda mantenerse bajo su control: la ciencia, en efecto, tiene medios muy peculiares (pero nada esotéricos ni infalibles) para someter a contraste o prueba dichos supuestos.”

¿Qué hace que el conocimiento científico sea superior al conocimiento ordinario?

No los objetos, temas o sustancias de los que se ocupan (que pueden ser los mismos) sino la forma en que los abordan, y el objetivo. La ciencia, para alcanzar su objetivo, emplea el llamado “método científico”. Así, esta parte termina con la frase siguiente: “El enfoque científico, pues, está constituido por el método científico y por el objetivo de la ciencia.


Cuestión de método
(donde no hay método científico no hay ciencia)


¿Qué es el método científico? Ese es el tema de la segunda parte.

Bunge comienza explicando lo que se debe entender por método: “Un método es un procedimiento para tratar un conjunto de problemas. Cada clase de problemas requiere un conjunto de métodos o técnicas especiales. Los problemas del conocimiento, a diferencia de los del lenguaje o los de la acción, requieren la invención o la aplicación de procedimientos especiales adecuados para los varios estadios del tratamiento de los problemas, desde el mero enunciado de éstos hasta el control de las soluciones propuestas.”

Bunge distingue entre el método general de la ciencia y los métodos o técnicas especiales para abordar ciertos problemas o cuestiones.

El método general “es un procedimiento que se aplica al ciclo entero de la investigación en el marco de cada problema de conocimiento.”, mientras que los métodos especiales se usan dependiendo del problema específico que se aborda: “Cada método especial de la ciencia es, pues, relevante para algún estadio particular de la investigación científica de problemas de cierto tipo.”

A continuación Bunge menciona qué pasos podría tener el método científico, escribo “podría tener” porque el autor explica que no se trata de una lista de pasos que pueda considerarse agotada o infalible; además el filósofo explica que estas reglas no son suficientes para hacer ciencia (“si lo fueran, como han supuesto algunos filósofos, todo el mundo podría llevar a cabo con éxito, investigaciones científicas, y las máquinas de calcular podrían convertirse en investigadores...”).

Bunge examina un ejemplo de problema y va explicando cómo podría abordarse, entonces distingue una serie ordenada de operaciones. He aquí la serie:

1. Enunciar preguntas bien formuladas y verosímilmente fecundas.
2. Arbitrar conjeturas, fundadas y contrastables con la experiencia, para contestar a las preguntas.
3. Derivar consecuencias lógicas de las conjeturas.
4. Arbitrar técnicas para someter las conjeturas a contrastación.
5. Someter a su vez a contrastación esas técnicas para comprobar su relevancia y la fe que merecen.
6. Llevar a cabo la contrastación e interpretar sus resultados.
7. Estimar la pretensión de verdad de las conjeturas y la fidelidad de las técnicas.
8. Determinar los dominios en los cuales valen las conjeturas y las técnicas, y formular los nuevos problemas originados por la investigación.

Bunge menciona que una prueba del funcionamiento del método científico es que da resultados, pero esa es una justificación pragmática, como filósofo le gustaría encontrar una justificación teórica. Al final menciona que tal vez la única regla de oro del trabajo científico es: “Audacia en el conjeturar, rigurosa prudencia en el someter a contrastación las conjeturas.”


Método científico y técnicas científicas

El método científico se usa en un ciclo completo de investigación y no depende del tema abordado, pero para afrontar algunos temas puede ser necesario usar técnicas específicas (esas técnicas no siempre pueden trasladarse de un campo a otro), esas técnicas también dependerán del estado del conocimiento respecto del tema en cuestión; es de lo que trata esta tercera parte.

El autor distingue entre técnicas conceptuales y empíricas. Las primeras “permiten enunciar de un modo preciso problemas y conjeturas de cierto tipo, así como los procedimientos (algoritmos) para deducir consecuencias a partir de las hipótesis y para comprobar si la hipótesis propuesta resuelve los problemas correspondientes”. Las segundas permiten arbitrar experimentos, llevar a cabo mediciones, y la construcción de instrumentos para registrar y elaborar los datos.

Añade que “El dominio de la mayor parte de esas técnicas es una cuestión de adiestramiento: el talento hace falta para aplicar técnicas conocidas a problemas de tipo nuevo, para criticar las técnicas conocidas y, particularmente, para inventar otras mejores.”

Como vimos, las técnicas se usan para abordar problemas específicos, pero Bunge menciona que existen técnicas casi-universales, éstas “aunque no son tan universales como el método general de la ciencia, son aplicables a cierto número de campos diversos”.

Menciona y explica tres de esas técnicas: el cuestionario ramificado, los procedimientos iterativos y el muestreo al azar.


Ciencias formales y fácticas

La cuarta parte comienza con tres afirmaciones (que se desprenden de lo visto anteriormente): el método científico trata problemas intelectuales , de ahí que pueda ser usado en todos los campos del conocimiento (afirmación interesante para la filosofía); las técnicas especiales dependen del objeto de estudio; y las ciencias se diferencian por sus objetos de estudio y por las técnicas que emplean, pero todas ellas se unifican en cuanto a que todas usan el método científico.

Bunge divide a las ciencias en formales (se refieren a las fórmulas analíticas, es decir, “a fórmulas que pueden convalidarse por medio del mero análisis racional, como las matemáticas y la lógica) y fácticas (estudian hechos, como la física, la química o la biología). En esto no me extenderé. Al final aparece un diagrama en el que Bunge propone una división de las ciencias.


Ciencia vs. Mitología

En la quinta parte comienza ocupándose de la diferencia entre ciencia pura y ciencia aplicada (y tecnología).

“Los métodos son medios arbitrarios para alcanzar ciertos fines. ¿Para qué fines se emplean el método científico y las varias técnicas de la ciencia? En primer lugar, para incrementar nuestro conocimiento (objetivo intrínseco, o cognitivo); en sentido derivativo, para aumentar nuestro bienestar y nuestro poder (objetivos extrínsecos o utilitarios). Si se persigue un fin puramente cognitivo, se obtiene ciencia pura; si la finalidad a largo plazo es utilitaria, resulta ciencia aplicada; y si la meta es utilitaria a corto plazo, se hace técnica (o tecnología, por emplear un anglicismo). Pero las tres emplean el mismo método, y los hallazgos de cualquiera de ellas pueden utilizarse en las otras dos. Sin embargo, hay una importante diferencia moral entre estos campos: en tanto que la ciencia básica es inofensiva, la ciencia aplicada y la técnica pueden ser dañinas.”

Así, pues, en cuanto a las metas divide a la ciencia en básica y aplicada. Las principales ramas de la técnica contemporánea son: técnicas físicas, químicas, biológicas, sociales y de conocimiento.

Menciona el objetivo de la ciencia fáctica: “establecer mapas de las estructuras (leyes) de los varios dominios fácticos. La reconstrucción conceptual de una estructura objetiva es una ley científica (como la ley de inercia); un sistema de tales enunciados legaliformes es una teoría científica (como la teoría newtoniana del movimiento). Más que una cosmografía, pues, la ciencia factual es una cosmología: una reconstrucción conceptual de las estructuras objetivas de acontecimientos, tanto de los actuales cuanto de los posibles, con lo que se posibilita la comprensión y la precisión de los mismos y, con ello, su control tecnológico.” En otros capítulos se ocupa Bunge de leyes y teorías científicas.

Estas definiciones le permiten distinguir entre ciencia embrionaria o protociencia y especulación acientífica. Escribe Bunge: “Cuando las técnicas científicas se aplican a la consecución de datos sin hallar estructuras generales se consigue ciencia embrionaria, protociencia. Y cuando el objetivo perseguido es el de la ciencia madura, pero en cambio no se utilizan su método ni sus técnicas, se trata de especulación acientífica, ya en forma de filosofía de la naturaleza, ya en la de metafísica tradicional...”

De forma que: “no existe ciencia propiamente dicha a menos que el método científico se utilice para alcanzar el objetivo de la ciencia, la construcción de imágenes teoréticas de la realidad, y esencialmente de su tejido de leyes. La investigación científica es, dicho brevemente, la búsqueda de estructuras.”

Pero los mitos rivalizan con la ciencia. Si la ciencia “tiende a construir reproducciones conceptuales de las estructuras de los hechos, o sea, teorías fácticas.”, resulta que la mitología también nos da una imagen del mundo y hasta pretende mostrarnos cómo dominarlo (mediante rituales, por ejemplo). ¿Por qué elegir ciencia y no mitología?

La pregunta anterior le lleva a hacer consideraciones acerca del concepto de “verdad” en ciencia. Al estudiar la historia de la ciencia podemos percatarnos de que la ciencia nunca logra alcanzar la verdad completa, ¿de ahí podemos concluir que mitología y ciencia valen por igual? Bunge responde:

“La ciencia no pretende ser verdadera, ni, por tanto, final e incorregible, cierta, como, en cambio, hace la mitología. Lo que afirma la ciencia es (i) que es más verdadera que cualquier modelo no científico del mundo, (ii) que es capaz de probar, sometiéndola a contrastación empírica, esa pretensión de verdad, (iii) que es capaz de descubrir sus propias deficiencias, y (iv) que es capaz de corregir sus propias deficiencias, o sea, de construir representaciones parciales de las estructuras del mundo que sean más adecuadas. No hay ninguna especulación extracientífica que sea tan modesta y que, sin embargo, dé tanto de sí.”

La ciencia avanza corrigiendo sus reconstrucciones de la realidad mediante su método. Las especulaciones no-científicas acerca de la realidad plantean problemas con presupuestos falsos o insostenibles; en lugar de proponer hipótesis, presentan tesis no fundamentadas e incontrastables, y medios incontrolables para averiguar su verdad (revelación, por ejemplo); apelan a la autoridad en lugar de trazar contrastaciones objetivas de sus tesis y de sus supuestas fuentes de conocimiento; en lugar de contrastar sus tesis con nuevos resultados empíricos, ilustran sus concepciones no para contrastar sino para persuadir (ocultan la evidencia negativa); la investigación científica va suministrando nuevos problemas, las especulaciones no científicas tratan de terminar con las investigaciones, pues tienen como objetivo dar respuestas a toda cuestión.

Después de ver las anteriores diferencias entre ciencia y las especulaciones no científicas, escribe nuevamente sobre el objetivo de la ciencia: “el perfeccionamiento continuo de sus principales productos (las teorías) y medios (las técnicas), así como la sujeción de territorios cada vez mayores a su poder.”; y entonces se pregunta cuáles son los límites de la ciencia, esto es: ¿hay problemas imposibles de abordar con el método científico? A esto responde:

“Una estimación realista podría ser la siguiente. En primer lugar, podemos esperar que todo problema cognoscitivo resultará ser parcialmente resoluble o irresoluble con los medios (métodos especiales), los datos de que dispone la ciencia en cada momento determinado. En segundo lugar, no se ha hallado nunca un método más poderoso que el de la ciencia, y todo esfuerzo en tal sentido que se haya visto coronado por el éxito ha resultado ser un perfeccionamiento del método científico; en particular, los intentos de captar la realidad directamente, sin elaboración alguna (o sea, por percepción directa, por simpatía o por pura especulación), han fracasado sin excepción, y, por si fuera poco, la ciencia puede explicar por qué tenían que fracasar necesariamente, a saber, porque muchos, la mayoría de los hechos, están más allá de la experiencia y, consiguientemente, tienen que ser objeto de hipótesis, no de intuición directa. En tercer lugar, el método científico y las técnicas especiales que lo complementan no son nada concluso: han ido evolucionando a partir de precedentes más rudimentarios y tendrán que perfeccionarse si queremos obtener resultados mejores. En cuarto lugar, como lo peculiar a la ciencia no es un objeto determinado (un conjunto de problemas determinado), sino más bien un planteamiento preciso (un método y un objetivo), cualquier cosa se convierte en tema científico, en objeto de la investigación científica, en cuanto que se trata con el método de la ciencia y para alcanzar el objetivo de ésta, aunque ese tratamiento no tenga éxito. En resolución: no podemos ni deseamos garantizar el éxito del enfoque científico de problemas de conocimiento de cualquier género: la ciencia no es una panacea; nuestra afirmación, más modesta, es que el enfoque científico resulta ser el mejor de que disponemos.”

Posteriormente escribe acerca de las investigaciones sobre la ciencia, éstas pueden ser internas (lógica de la ciencia, metodología de la ciencia y filosofía de la ciencia) y externas (psicología de la ciencia, sociología y antropología de la ciencia, e historia de la ciencia). Los dos últimos temas son: 1. La posibilidad de que el hombre pueda ser objeto de estudio: ¿Qué aspectos del ser humano pueden estudiarse científicamente?, y 2. Los beneficios de adoptar una actitud científica.


Pseudociencias

En la sexta y última parte del capítulo escribe acerca de las llamadas pseudociencias, anota Bunge (al final del apartado anterior): “la pseudociencia ocupa en la cultura urbana popular contemporánea una posición análoga a la que ocupa la ciencia en la cultura superior.”

Primero muestra cómo se relaciona la ciencia con el conocimiento técnico, la protociencia y la pseudociencia.

Sobre la relación entre la ciencia y la pseudociencia afirma que de una pseudociencia puede nacer una ciencia, y que una teoría científica que se ha convertido en dogma (deja de corregirse a sí misma) puede convertirse en pseudociencia.

Cuatro características de la pseudociencia son:

1. Se niega a fundamentar sus doctrinas (de hecho, no puede hacerlo).
2. Se niega a someter a contraste sus doctrinas mediante experimentación (gran parte de la pseudociencia es incontrastable).
3. Carece de mecanismo autocorrector. Anota el autor: “no puede aprender nada ni de una nueva información empírica (pues se la traga sin digerirla), ni de nuevos descubrimientos científicos (pues los desprecia), ni de la crítica científica (pues la rechaza con indignación). La pseudociencia no puede progresar porque se las arregla para interpretar cada fracaso como una confirmación, y cada crítica como si fuera un ataque. Las diferencias de opinión entre sectarios, cuando tales se producen, dan lugar a la fragmentación de la secta, y no a su progreso.”
4. Su objetivo no es establecer, contrastar y corregir sistemas de hipótesis (teorías) que reproduzcan la realidad, “sino influir en las cosas y en los seres humanos: como la magia y como la tecnología, la pseudociencia tiene un objetivo primariamente práctico, no cognitivo, pero, a diferencia de la magia, se presenta ella misma como ciencia y, a diferencia de la tecnología, no goza del fundamento que da a ésta la ciencia.”

Menciona y analiza tres ejemplos: la rabdomancia, la parapsicología y el psicoanálisis. Sobre estas pseudociencias sólo mencionaré que Bunge señala que sus tesis y técnicas no están fundamentadas en el conocimiento científico, las propuestas que hacen no son contrastables, los experimentos que realizan son metodológicamente inaceptables, algunos de esos experimentos son irrepetibles, aplican mal la estadística, ignoran las evidencias en contra de sus propuestas, etc.

¿Por qué estudiar las pseudociencias? Ese estudio puede ayudar a las ciencias jóvenes a eliminar creencias pseudocientíficas, también puede ayudar a la gente a ser crítica, y puede servir al estudio interno de la ciencia (metaciencia).

¿Por qué otras razones estudiarlas? Porque podría haber algo de verdad en ellas, y también porque podríamos comprender la actitud social ante ellas: “¿cuáles son los mecanismos psíquicos y sociales que han permitido sobrevivir hasta la edad atómica supersticiones arcaicas, como la fe en la profecía y la fe en que los sueños dicen la verdad oculta? ¿Por qué no se desvanecen las supersticiones y sus exuberantes desarrollos, las pseudociencias, en cuanto se demuestra la falsedad de su lógica, de su metodología demasiado ingenua o maliciosa, y de sus tesis, incompatibles con los mejores datos y las mejores teorías de que dispone la ciencia?”

lunes, julio 23, 2007

Hace como un par de años en una reunión familiar (creo que por el día de las madres) uno de mis primos afirmó que le gustaba más el trabajo de J. J. Benítez que el de Maussán o el de Carlos Trejo. Espero que los despistados -como mi primo- encuentren interesantes los siguientes artículos, todos ellos fueron escritos por Luis Alfoso Gámez. J. J. Benítez intentó que estos textos fueran retirados del blog de Luis Alfonso. En diversos lugares puede encontrarse información acerca de la demanda que entabló Benítez contra Luis Alfonso, algunos de ellos son los siguientes: El retorno de los charlatanes, El viaje de Lonjho, Por la boca muere el pez y el propio blog de Luis Alfonso. Ahora sí pasemos a la lista de artículos.

Los vendedores de misterios, en la revista "Rolling Stone"

Del plagio de Troya al montaje lunar

La marca terrícola del anillo marciano de Benítez

Creyentes en todo, escépticos de nada

El 'Planeta encantado' de Benítez vuelve a TVE

Silencio encantado

El momento estelar de 'Planeta encantado': cuando Benítez sentó a Jesús en el Coliseo

"Los enigmas no deben ser desvelados", concluye Benítez en 'Planeta encantado'

Un estudio de animación vasco creó la base lunar de 'Planeta encantado' por encargo de Benítez

Un inexistente espía de la CIA reveló a Benítez el hallazgo de una base extraterrestre en la Luna

Benítez confunde Prehistoria con Historia y niega la escritura al Egipto de los faraones

A 'Planeta encantado' se le funden los plomos

Seres del espacio "dieron el primer aliento civilizador" a los bereberes

"Mis detractores son agentes de los servicios de inteligencia", dice Benítez

'IOI': un anillo para engañarlos a todos y llenar de extraterrestres la Prehistoria

Los escépticos españoles se movilizan contra el 'Planeta encantado' de Benítez

Juan José Benítez, en busca del Arca perdida

La sábana santa: cuando tres laboratorios desmontan el invento de los vendedores de misterios

Colón fue el último en llegar a América

Jesús de Nazaret estuvo sentado en la grada del Coliseo romano antes de que se construyera

Los hombres-peces de Sirio viajan en carros de supermercado interestelares

Las estatuas de la isla de Pascua se trasladaron hasta sus altares volando

El legado de los Picapiedra

Juan José Benítez desentierra piedras grabadas en Ica treinta años después

Benítez, el 11-S y los pseudoescépticos argentinos

Y ya que de Benítez se trata, también en Dios! puede encontrarse material interesante.

viernes, julio 20, 2007

WITTGENSTEIN Y LO MÍSTICO

En México no han sido únicamente los interesados en la filosofía analítica quienes han estudiado el pensamiento de Ludwig Wittgenstein (en futuras entradas veremos la relación entre la filosofía analítica y el positivismo lógico).

Ya hemos visto que el autor del Tractatus Logico-Philosophicus también tenía una faceta mística. De eso nos ocupamos ahora.

En su “Esbozo histórico de la filosofía en México (Siglo XX)”, el filósofo mexicano Gabriel Vargas Lozano se ocupa de una de las emigraciones más grandes del siglo pasado: el exilio español ante la derrota de la república a manos del franquismo. A nuestro país llegaron muchos filósofos, entre ellos José Gaos, José Manuel Gallegos Rocafull, Eugenio Imaz, Adolfo Sánchez Vázquez, María Zambrano, Wenceslao Roces y Ramón Xirau.

¿Qué sucedía en México política, artística y filosóficamente? Vargas Lozano cuenta: “Los filósofos españoles, al igual que los demás miembros del exilio llegan a México en un momento peculiar de la historia. Se trataba del período Cardenista, un año después de la expropiación petrolera, es decir, en medio de una de las grandes batallas de México por su soberanía e independencia y un año antes del término del sexenio. Momento brillante en el orden de la política pero también en el ámbito de la cultura integrada por el muralismo de Orozco, Rivera y Sequeiros; la música de Silvestre Revueltas y Carlos Chávez; el estridentismo como corriente estética; la poesía de ‘los contemporáneos’ y el debate sobre el arte comprometido. Una figura especial era Alfonso Reyes. También entra en acción la generación del 15; cercanos a ellos estaban también Narciso Bassols y Daniel Cosío Villegas que serán importantes fundadores de instituciones culturales. En el campo de la filosofía sobresalían figuras como Antonio Caso, José Vasconcelos, Samuel Ramos, Eduardo García Maynes y Francisco Larroyo, entre otros.”

Los filósofos exiliados crearon instituciones, realizaron traducciones, se dedicaron a la docencia e investigación, desarrollaron su propia obra, fundaron revistas...

Como mencionamos líneas atrás, entre los filósofos que llegaron a nuestro país estaba Ramón Xirau. Él llegó a principios de agosto de 1939, entonces tenía quince años. ¿Qué temas e ideas le interesaron analizar? Vargas Lozano escribe: “la pregunta metafísica por el sentido de la vida (que le lleva a inquirir más tarde por lo sagrado); la crisis de las civilizaciones (El desarrollo y la crisis en la filosofía occidental de 1975); la idea de que la filosofía es una búsqueda de la verdad y la verdad absoluta es siempre religiosa; sus trabajos sobre Teilhard de Chardin, Wittgenstein, Simon Weil y Martin Heidegger. El pensamiento de Xirau está sustentado en un humanismo que busca la conciliación entre Eros, Mythos y Logos.”

Algunas de sus obras son: “Sentido de presencia” (1953), “El péndulo y la espiral” (1959), “Palabra y silencio” (1964), “Mito y poesía” (1964), “Introducción a la historia de la filosofía” (1964), “Poesía y conocimiento” (1979) y “Cuatro filósofos y lo sagrado” (1986).

Ahora veamos su ensayo “Wittgenstein y lo místico: presencia del límite.”

Razón y fe. De las relaciones entre ellas es de lo que trata el ensayo de Xirau.

La fe por encima de la razón. La razón que acude al servicio de la fe. La imposibilidad de dar el salto mortal.

Escribe sobre el pensamiento de Kierkegaard, quien “usaba la razón para mostrar la incapacidad de esta misma razón y decía –cuestión de vida o muerte- que el verdadero hombre, el hombre religioso, era el que podía realizar el saltum mortale, el salto de lo finito a lo infinito, cosa de fe, confianza, amor.” Kierkegaard era el pensador del siglo XIX a quien más admiraba Wittgenstein, de hecho decía que había sido un santo. Frente al fideísmo (como el de Kierkegaard) “algunos pensaron que podía racionalizarse totalmente la fe (...) Dos extremos: afirmar únicamente la fe; afirmar únicamente la razón.”

Xirau considera que el Tractatus ha sido repetidamente malinterpretado, “y esto es especialmente cierto cuando vemos que los filósofos anglosajones –y ahora sus discípulos españoles, mexicanos, argentinos- se preocupan más por los problemas lógicos y epistemológicos que planteaba (o resolvía) el Tractatus que por lo que ocupaba y preocupaba vitalmente a Wittgenstein.” Xirau explica lo que realmente le importaba a Wittgestein: el mundo de lo místico, el mundo de lo indecible. ¿Y de dónde le venía este interés? Seguramente “de una experiencia de los límites, del límite.”

Xirau se refiere entonces a lo que se dice y puede decirse, y a lo que se muestra: lo místico. “Lo místico es lo que está en el límite o más allá del límite.”

Para comprender al filósofo-místico hay que analizar el ambiente de aquella Viena, y es lo que hace Xirau. “La filosofía de Wittgenstein refleja las preocupaciones de su ciudad natal...” En otra entrada veremos este punto con detalle.

Xirau menciona algunos datos sobre Wittgenstein: que participa como voluntario en la Primera Guerra Mundial, que renuncia a su fortuna, que se hace maestro de escuela primaria en pueblos pobres, que busca el aislamiento en su cabaña, que diseña la casa de su hermana, etc. Y menciona esto porque quiere hacer énfasis en su carácter. A Wittgenstein toda la vida le persiguieron los demonios: “Y estos demonios fueron reales. Psicológicamente, este hombre angustiado estaba destinado a acercarse y apartarse al mismo tiempo de la religión y de su propio misticismo.”

En El misticismo y la santidad en Ludwig Wittgenstein vimos que el filósofo-místico llegó a autoinculparse de forma desmedida, hablaba y escribía de su bajeza y corrupción. Afirmaba que su vida estaba “llena de los pensamientos y actos más feos y mezquinos”, también expresaba sus deseos de cambiar: “Mi vida ha sido hasta ahora una gran cochinada, pero ¿deberá continuar siéndolo por siempre?”. Necesitaba aclararse como hombre, también anotó: “Me están devorando unas circunstancias repugnantes. Toda la vida exterior, con toda su vulgaridad, se abalanza sobre mí. E interiormente estoy lleno de odio y no consigo dejar que penetre en mí el espíritu. Dios es el amor. Soy como un hornillo consumido, lleno de escorias y suciedad”.

Xirau considera que lo que atormentaba a Wittgenstein eran las cosas que no pueden decirse sino sólo mostrarse.

A continuación escribe sobre las lecturas no filosóficas de Wittgenstein: la Biblia, pensadores semirreligiosos, místicos...

No agrego más sobre los puntos anteriores porque ya he escrito al respecto en otras entradas. Pero ¿qué importancia puede tener todo esto?, ¿son extrafilosóficos datos como el carácter y las lecturas de Ludwig? Xirau da una respuesta negativa: “No lo son. Y si no lo son es porque un filósofo no es –no debe ser- un ente abstracto, sino una persona viva que integra en sí, y por lo tanto en su filosofía, cuanto lee, siente, vive. La biografía es parte del pensamiento, sobre todo cuando trata de cuestiones fundamentales, es decir, de cuestiones indecibles.”

Wittgenstein considera que quienes hablaban de lo místico no hacían sino decir tonterías. J. Ayer mantenía lo anterior, y se equivocaba. Xirau explica: “Demasiado influido estaba Ayer por el positivismo lógico para poder entender a Wittgenstein.”

Pero ¿qué es aquello de lo que no es posible hablar pero sí mostrar? “La ética no puede expresarse porque es trascendental y, por lo tanto, está más allá de los límites del lenguaje.” Lo mismo sucede con la estética. Continúa Xirau haciendo referencia a algunas de las cuestiones de las que escribió Wittgenstein: la felicidad, el mundo de los felices, el mundo de los infelices, las amenidades de este mundo, la voluntad...

¿Es o no Wittgenstein un hombre de fe? El mismo Wittgenstein afirmaba que no era religioso pero que no podía sino ver el mundo con ojos religiosos. Xirau no cree que Wittgenstein tuviera fe, pero sí que hubiera en él una posibilidad de fe.

El filósofo-místico escribió acerca de lo que significa creer en Dios (ver que con los hechos del mundo no basta, ver que la vida tiene un sentido, entender la cuestión acerca del sentido de la vida). Pero ¿en qué sentido usa Wittgenstein la palabra Dios?

Sobre esto, Xirau anota: “En algunos casos Dios es visto como el ser del cual dependemos y, así, la palabra Dios es sinónima de la palabra Destino; en otros caso la divinidad se escinde y adquiere un doble significado más allá de los límites: el mundo, considerado en su totalidad limitada, y el Yo dependiente (un yo que no es personal, sino trascendental). Estos varios y diversos sentidos de la palabra Dios no dejan de ser ambiguos.”

Después de analizar el concepto de Dios en Wittgenstein, Xirau anota: “en Wittgenstein existe una posibilidad de religión. Como Kiekegaard, Wittgenstein quiso realizar un saltum mortale; no parece que lo haya conseguido como lo consiguió –a través de amor y fe, a través de obra de amor- Sören Kierkegaard.”

Para finalizar mencionaremos que también Luis Villoro se ha ocupado del misticismo de Wittgenstein. Lo hizo en su artículo: “Lo indecible en el Tractatus”, ya lo buscaremos...


REFERENCIAS

Xirau, Ramón. “Antología de Ramón Xirau”. Editorial Diana. México. 1989.

Vargas Lozano, Gabriel. “Esbozo de la filosofía en México (Siglo XX) y otros ensayos”. Ed. Conarte-Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Monterrey. 2005.

lunes, junio 04, 2007

De brujas y viajes a la Luna
(Tercera parte)


La acusación

¿Por qué fue acusada de brujería la madre de Johannes Kepler? Las razones son narradas en detalle por John Lear en su libro El sueño de Kepler.

Kepler escribió un cuento que se publicó con el nombre de El sueño, y éste tuvo una participación importante en las acusaciones de las que hablamos. John Lear afirma: “El sueño podría haber desaparecido en el limbo de los trabajos inéditos, de no ser porque una noción distorsionada del mismo desencadenó el juicio por brujería contra la madre de Kepler”.

¿Cuál era esa “noción distorsionada”? El personaje principal del relato de Kepler es un joven llamado Duracotus, éste había estudiado astronomía con Tycho Brahe, algo que –como vimos en la anterior parte- había hecho Kepler; así, para algunas personas Kepler narraba una experiencia personal. Resulta que en el relato también aparece una bruja, esta mujer es la madre del personaje principal. La bruja invoca espíritus, y gracias a éstos, el joven logra viajar a la Luna.

Veamos parte de los acontecimientos:

El barbero (y cirujano de segunda) Urban Kräutlin (quien trabajaba para los príncipes hermanos del duque John Friedrich de Würtlin) hace una visita a su hermana Úrsula (esposa de Jacob Reinold, vidriero del pueblo). La amistad entre Úrsula y la madre de Kepler se había deteriorado por una indiscreción de ésta última. Úrsula había quedado embarazada de un hombre que no era su esposo, para evitarse problemas decidió abortar. Katharina, a quien Úrsula le había confiado esta información, cometió el error de contárselo a Christoph, el hermano menor de Johannes Kepler; a su vez, Christoph comentó esto públicamente. La madre de Kepler comete otro error al confirmar la historia. John Lear escribe: “Para encubrir la verdad Úrsula atribuyó su debilidad a un embrujo maligno, y acusó a Katharina Kepler de haberlo pronunciado. El barbero se enteró de la historia de su hermana en medio de una borrachera con ella, su marido y el magistrado de Leonberg, Luther Einhorn”.

El magistrado Einhorn tenía cierto rencor hacia los Kepler: cortejó a Margaret, hermana de Johannes, ésta lo rechazó y terminó casándose “con un deslavado predicador luterano, Georg Binder”. Por otro lado, Urban conocía un trabajo que circulaba de forma privada: un cuento de Kepler. El sueño se publicó después de la muerte de Kepler, mientras éste vivió su escrito circuló sólo entre algunos personajes. Ya veremos con más detalle qué papel jugó en este asunto el cuento de Johannes.

El barbero le exigió a Katharina que retirara el embrujo, en caso contrario la mataría. Cuenta John Lear que el carácter de Katharina contribuyó a agrandar el problema: “ella misma era muy dada a las peleas, hizo público el asunto cuando demandó por difamación a su antigua amiga Úrsula”. Katharina tenía todo en su contra: “Difícilmente podría seguir ganándose la vida el barbero de los príncipes si constaba oficialmente que había amenazado de muerte a una mujer inocente. El magistrado tampoco podía permitirse que se lo asociara de manera formal con el procedimiento judicial sacado de la manga que había permitido llevar a cabo. Y Úrsula estaría a salvo mientras mantuviese en pie la reputación de bruja de Katharina”.

Johannes Kepler también fue acusado de practicar artes prohibidas, sin embargo, estas acusaciones no pasaron a mayores pues la única razón por la que se le llegó a señalar fue su cuento.

Otras personas del pueblo comenzaron a ofrecer sus testimonios en contra de Katharina. La madre de Kepler (quien tenía 74 años) fue arrestada el 7 de agosto de 1620. Lear escribe que fue apresada “en medio de la noche, y llevada oculta en un baúl de ropa blanca para evitar el escándalo público. Al día siguiente, ante el magistrado, ella negó ser bruja y fue enviada a prisión para ser interrogada por segunda vez, antes de someterla a tortura (...) Johannes la encontró encadenada en una fría habitación de piedra”.

El juicio se pospuso durante seis semanas. Johannes Kepler contrató como abogado a su amigo de infancia Christoph Besold. Besold se encargó de encontrar explicaciones prosaicas a las supuestas evidencias de brujería. Los perseguidores de Katharina “Insistieron en que se la torturase por su empecinada negativa a confesar. El duque de Württemberg se dirigió a los profesores de derecho de la Universidad de Tubinga, quienes (sin duda afectados por la influencia de Besold, miembro distinguido del profesorado) decidieron que la acusada debía ser llevada a la cámara de tortura y confrontada con los diabólicos instrumentos que allí había... pero sin llegar a ponerla en el potro.”

¿Cómo terminó todo este asunto? Katharina fue liberada el 4 de octubre de 1621, había pasado 14 meses encarcelada. “Debilitada por el impacto de su encarcelamiento y juicio, falleció el 13 de abril de 1622”.



REFERENCIAS

García Hourcade Juan Luis. La rebelión de los astrónomos, Copérnico y Kepler. Colección Científicos para la historia. Nivola. España. 2000.
Lear John. El sueño de Kepler. Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM. México. 2005.