lunes, diciembre 17, 2007

Más sexo en la ciencia ficción mexicana

A principios de 1998 me uní al taller de creación literaria de la AMCyF. En ese momento el taller lo encabezaba Héctor “el chino” Chavarría, las reuniones se llevaban a cabo en un café de chinos cerca del metro Insurgentes (posteriormente “nos mudamos” a la SOGEM, allá en Coyoacán; ahí Gonzalo Martré, Jorge Cubría, Pepe Rojo y hasta Mario Méndez Acosta nos compartieron sus secretos cienciaficcioneros). En ese taller conocí a los cienciaficcioneros Luis Flores, Ángel Zuare, Francisco Espinosa (colaborador de ComiConexión), Kalep, Amariel, Jesús Julián y Jorge Sánchez Quintero.

Luis Flores ha publicado en las revistas Asimov, ciencia ficción en español y SUB, y en la página Realidad Cero; también dirigió la revista Voces de la primera imprenta.

Ahora nos comparte lo que sucede en cierto grupo de apoyo…


ATRAPADO ENTRE LAS PIERNAS ELECTRICAS
Por Luis Flores Aguilar

Me llamo Juan, mi problema se llama síndrome de Copelia, o dependencia del sustituto. Siempre he tenido problemas para socializarme, antes no pensaba que fuera importante, me dediqué por años únicamente a mi trabajo. Hasta que se presentó la oportunidad de un proyecto fascinante que me obligó a trabajar en una región remota durante dos años, durante los cuales tuve mínimo contacto con la civilización.

Me angustiaba vivir en soledad durante tanto tiempo; por eso cuando leí sobre esas muñecas, perfectas en todos los detalles, de inmediato ordené una.

La lleve conmigo hasta la cabaña, compré un colector solar para recargar las baterías y no tener problemas con la falta de electricidad.

Ella... perdón, ¿Puedo llamarla ella? Bueno, ella me intimidó al principio, era tan perfecta que me ruborizaba cuando me veía; tan humana que tardamos muchos días en acercarnos. Fue maravilloso, cómo me fue seduciendo, poco a poco, hasta que lo hicimos, sobre la mesa de la cocina.

Fue estupendo, día tras día, en las mañanas y en las noches; tenia una variedad de opciones y un repertorio de posiciones para todos los gustos, podía actuar como vampiresa, o como lolita, o masoquista. Bueno, el proyecto se retrazó por varios meses, pero a fin de cuentas terminó, y regresé, ansioso por salir con mujeres de verdad.

La práctica con mi muñeca me dio facilidad en el trato con las mujeres; pero a la hora de la cama algo pasó, ¡No podía hacerlo!

La piel de verdad no tiene la misma textura, ni huele igual, extrañaba el preciso movimiento del mecanismo en su interior: es algo así como el tic-tac del reloj. Además las mujeres son tan caprichosas. Mónica, Alejandra... ah, perdón por decir nombres. Fracasé con todas ellas, y siempre regresaba con la muñeca, se ha convertido en una obsesión, ni con fuerza de voluntad puedo dejarla, me siento amarrado a ella y no sé cómo dejarla.

― Muy bien, gracias Juan, puedes sentarte, ahora José: cuéntanos tu problema.

― Sí, este..., me llamo José... y soy Mecano-filio, y...

viernes, diciembre 14, 2007

Más real que lo real

Dentro de la llamada ovnilogía hay cientos de fotografías de supuestos extraterrestres, por supuesto ninguna de ellas ha logrado probar las maravillosas afirmaciones de los ufólogos. Con respecto a imágenes de “los hermanos del cosmos” el lector puede encontrar casos analizados en detalle por Luis Ruiz Noguez tanto en Perspectivas como en Marcianitos Verdes.

Si a usted le interesa la ufología, conocerá la historia de esta imagen:


A finales de los ochentas la empresa AMOCO la utilizó en su publicidad. Según Jaime Maussán, a algunos “investigadores” les impactó tanto que decidieron ponerse en contacto con ejecutivos de la empresa para preguntarles sobre el “extraño ser”. ¿Y qué sucedió? Al parecer la empresa aseguró que se trataba de una estatua de bronce. Los perspicaces ovnílatras no dieron crédito a semejante afirmación, simplemente "la entidad" se veía tan real que no podía tratarse de una figura de bronce. Obviamente AMOCO trataba de ocultar la verdad: había utilizado la fotografía de un auténtico extraterrestre.

Maussán y compañía han alegado, entre otras cosas, que: la textura del ser no es la que se esperaría de una figura de bronce (“tiene una porosidad muy marcada, como si se tratara de un ser vivo”); en el cuello y barbilla se aprecia una escasa vellosidad; en el brazo izquierdo pueden verse las venas; en los ojos se aprecia una sustancia líquida; la mano, los párpados, las fosas nasales y la boca tienen líneas.

En la revista de “Los Falsos Misterios del Tercer Milenio” afirman:

“Cabe mencionar que la supuesta figura de bronce nunca fue presentada por la compañía petrolera. ¿Usted que piensa? ¿Un ardid publicitario o estamos ante las imágenes más claras de la presencia alienígena en nuestro mundo?”

¿Realmente es imposible crear una escultura “tan real”? Los expertos en efectos especiales seguramente se atacarían de la risa con las tonterías argumentadas por los maussanitas.

Menciono este caso debido a un artículo escrito por el físico Manuel López Michelone (a quien actualmente podemos ver en el programa de TV de divulgación científica La oveja eléctrica). López Michelone está al día con respecto a programas de computadora para hacer efectos especiales y trucar imágenes. Él nos dice que la empresa AMOCO tal vez no presentó la escultura por la siguiente razón: el muñeco simplemente nunca existió.

Gracias a ciertos programas de computadora, no es necesaria la existencia de una escultura (y mucho menos la de un extraterrestre de verdad) para lograr imágenes “tan reales” como la que usaron en la publicidad de AMOCO.

Si quiere saber más al respecto y ver otras imágenes de modelos que, por increíble que parezca, no existen fuera de los bits y bytes de las computadoras, entonces no deje de leer el artículo de López Michelone:

Fotorrealismo mágico y Jaime Maussán

martes, diciembre 11, 2007

El mundo como la totalidad de las cosas




Posiblemente sólo entienda este libro
quien haya pensado alguna vez por sí mismo
los pensamientos que en él se expresan
o pensamientos parecidos.
Ludwig Wittgenstein



En una reciente visita a una librería encontré el libro “A la caza de la realidad. La controversia sobre el realismo” del filósofo Mario Bunge. Al pasar las hojas noté que realizaba algunas críticas tanto al trabajo de Wittgenstein como al de los integrantes del Círculo de Viena. Esta entrada trata sobre uno de los temas abordados por Bunge: la forma en que Wittgenstein hacía filosofía (otro de los temas que aborda el filósofo argentino es el antirrealismo de los positivistas lógicos).


1. Wittgenstein ¿filósofo indescifrable o artista incomprendido?

¿Qué podemos conocer? De eso se ocupó Ludwig Wittgenstein en su Tractatus Logico-Philosophicus. El filósofo-místico resuelve (o más bien disuelve) los problemas filosóficos al distinguir entre lo decible y lo indecible, entre lo que se puede decir y lo que se puede mostrar, entre el sentido y el sinsentido.

Según lo manifestado en el Tractatus existe la posibilidad de llegar a conocer las cosas de las que nos podemos hacer preguntas con sentido. Entonces reformulemos la pregunta con la que dimos inicio: ¿de qué materias podemos hacernos preguntas que puedan efectivamente ser respondidas en algún momento? Wittgenstein llegó a la conclusión de que tienen sentido las preguntas de las ciencias naturales; en cambio, las interrogantes de la filosofía carecen de sentido, es decir, son absurdas.

En palabras de Wittgenstein: “Soy, pues, de la opinión de haber solucionado definitivamente, en lo esencial, los problemas (...) La mayor parte de las proposiciones e interrogantes que se han escrito sobre cuestiones filosóficas no son falsas sino absurdas. De ahí que no podamos dar respuesta en absoluto a interrogantes de este tipo, sino sólo constatar su condición de absurdos.”

Recordemos lo que significa tener sentido: “Tener sentido significa ser verdadera o falsa: el ser efectivamente verdadera o falsa constituye la relación de la proposición con la realidad, que nosotros significamos diciendo que tiene sentido”. Una proposición que no puede ser formulada de manera que en algún momento sea posible decidir si es verdadera o falsa, carece de sentido.

A pesar de lograr algo tan importante (disolver los problemas a los que se ha dedicado la filosofía), Wittgenstein no creía que su escrito resultara fácilmente entendible.

En 1919, siendo prisionero en Monte Cassino, Wittgenstein escribió lo siguiente a Bertrand Russell:

“Creo que finalmente he solucionado los problemas. Puede que esto suene arrogante, pero no puedo evitar creerlo. Acabé el libro en agosto de 1918, y dos meses después fui hecho prigioniere. Tengo el manuscrito aquí conmigo. Ojalá pudiera hacer una copia para ti; pero es bastante largo y no hay manera segura de enviártelo. De hecho no lo entenderás sin una explicación, pues está escrito con frases bastante breves. (Naturalmente, esto significa que nadie lo entenderá; aunque yo creo que todo está claro como el cristal. Pero trastoca toda nuestra teoría de la verdad, de las clases, de los números y todo lo demás.) Lo publicaré tan pronto vuelva a casa.”

En el anterior pasaje notamos tanto su convencimiento de dar respuesta definitiva a los tradicionales problemas de la filosofía como su temor a no ser comprendido.

Posteriormente Wittgenstein y Russell pudieron intercambiar escritos filosóficos. “Introducción a la filosofía matemática” fue el libro que Russell envió a Wittgenstein, lo cual movió a este último a escribirle al primero:

“En suma, ahora temo que me sea muy difícil llegar a algún entendimiento contigo. Y la pequeña esperanza que me quedaba de que mi manuscrito pudiera significar algo para ti se ha desvanecido completamente... Ahora más que nunca ardo en deseos de verlo impreso. ¡Es mortificante arrastrar la obra ya finalizada de un lado a otro, en cautividad, y ver cuánto absurdo tiene campo libre ahí afuera! ¡Y es mortificante pensar que nadie la entenderá aun cuando se imprima!”

Bertrand Russell no había podido entender parte del anterior trabajo de Wittgenstein, pero estaba dispuesto a estudiar para llegar a la comprensión. “No te desanimes, al final serás comprendido.”, le escribió Russell.

Fueron tres copias las que Wittgenstein distribuyó. Una para Russell, otra para Paul Engelmann, y una más para Gottlob Frege. Hay quienes piensan que la respuesta que más le interesaba era la de Frege. Wittgenstein ve confirmados sus temores una vez que lee la carta de Frege.

Frege se había tardado en escribir (y se disculpa por ello), pero le informa que como no ha podido dedicarle más tiempo al texto, no puede ofrecerle un juicio bien fundamentado. Frege dedica casi toda su carta a cuestionarle a Wittgenstein su uso del lenguaje:

“Justo al principio me encuentro con la expresión ‘es el caso’ y ‘hecho’, y sospecho que es el caso y es un hecho son lo mismo. El mundo es todo lo que es el caso y el mundo es un conjunto de hechos. ¿No es todo hecho el caso y no es lo que es el caso un hecho? ¿No es lo mismo si yo digo A es un hecho que si digo A es el caso? ¿Por qué entonces esa doble expresión?... Ahora viene una tercera expresión: ‘Lo que es el caso, un hecho, es el darse efectivo de un Sachverhalt’. Tomo esto para significar que cada hecho es la existencia de un Sachverhalt, de modo que otro hecho es la existencia de otro Sachaverhalt. ¿No podríamos eliminar las palabras ‘el darse efectivo de’ y decir ‘Todo hecho es un Sachverhalt distinto.’ ¿No podría uno quizá decir ‘Todo Sachverhalt es la existencia de un hecho’?”

Frege no había podido avanzar mucho en la obra, debido a sus dudas acerca del significado de términos como Tatsache, Sachverhalt y Sachlage. Frege le pedía ejemplos. De hecho, Frege le sugirió a Wittgenstein que modificara su texto, que en lugar de comenzar con una escueta afirmación que no se fundamentaba en nada, comenzara planteando las preguntas de las que se ocupaba (Wittgenstein no hizo caso de tal sugerencia).

“No comprende una sola palabra de mi obra, y estoy completamente agotado de darle lo que son pura y simplemente explicaciones.” escribió Wittgenstein sobre Frege. El filósofo-místico tenía puestas todas sus esperanzas en Russell, a quien le escribió que deseaba explicarle su trabajo, “¡porque es MUY duro que ni un alma te comprenda!”

Lo anterior sucedía antes de que la obra se publicara... Una vez que el Tractatus se publicó, las cosas no fueron tan distintas.

Los integrantes del Círculo de Viena no entendieron del todo el Tractatus. Habían pensado que Wittgenstein era tan antimetafísico como ellos. Sobre esto Rudolph Carnap expresó:

“Anteriormente cuando leímos el libro de Wittgenstein en el Círculo, yo había creído erróneamente que su actitud hacia la metafísica era similar a la nuestra. No había prestado atención a las afirmaciones sobre la mística que hay en el libro, porque sus sentimientos y pensamientos en ese campo eran demasiado divergentes de los míos. Sólo el contacto personal con él me ayudó a ver más claramente su actitud en este punto.”

Ray Monk escribe:

“Para los positivistas, la claridad iba de la mano del método científico, y, para Carnap en particular, era un duro golpe darse cuenta de que el autor del libro que ellos veían como el paradigma de la precisión y la claridad filosófica era tan decididamente acientífico tanto en su temperamento como en su método.”

Para finalizar esta parte, sólo mencionaremos que Carnap comparaba a Wittgenstein con un artista que no aceptaba las críticas, es decir, Wittgenstein estaba poco dispuesto a discutir para aclarar las ideas:

“Su punto de vista y su actitud hacia la gente y los problemas, incluso hacia los problemas teóricos, era más parecida a los de un artista creativo que a los de un científico; y podría decirse que parecida a los de un profeta religioso o vidente (...) no toleraba el examen crítico por parte de los demás, una vez la intuición había sido alcanzada por un acto de inspiración.”


2. De cosas y hechos

Vimos que el Tractaus Logico-Philosophicus es una obra difícil de comprender, y es por la forma en que está escrita que puede resultar oscura. Wittgenstein, por otro lado, no proporcionaba ejemplos que pudieran clarificar sus proposiciones.

En la tercera parte del primer capítulo de A la caza de la realidad, Mario Bunge después de referirse a la proposición 1.1 del Tractatus (El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas), expresa que Wittgenstein no se molestó en aclarar los términos clave “hecho” y “totalidad”, “a consecuencia de lo cual pronto cayó en la circularidad. Así pues, nos dice que ‘un hecho atómico [simple] es una combinación de objetos (entidades, cosas)’ (2.01), sólo para añadir: ‘Es esencial para una cosa que pueda ser un constituyente de un hecho atómico’. En ningún lugar ofrece Wittgenstein ejemplos que faciliten la comprensión y muestren que sus reflexiones son útiles para analizar los problemas científicos.”

A continuación Bunge da algunas razones para considerar errónea la “miniontología de Wittgenstein”, pero antes de mencionarlas veamos algunas cosas que el filósofo argentino escribe sobre los términos “cosa” y “hecho”.


A) Cosa

En esta parte sostiene que “la mutabilidad es la única propiedad compartida por todas las cosas concretas, ya sean naturales o artificiales, físicas o químicas, biológicas o sociales, perceptibles o imperceptibles.” Esto le lleva a su primer postulado: Para todo x: (x es material = x es mudable). Posteriormente rescribe su postulado de la siguiente manera: Para todo x: (x es material = x posee energía).

B) Hecho

Comienza distinguiendo entre hechos estáticos y cinéticos.

*Hecho estático = cosa(s) en un estado dado.
*Hecho cinético = cambio(s) en el estado de la(s) cosa(s).

Señala Bunge que se debe recordar que “sin cosas no hay hechos (...) no hay estados ni cambios de estado en sí mismos. No hay cosas que no se hallen en algún estado o que no sufran cambio alguno.”

Veamos ahora cuatro de los cinco puntos que según Bunge muestran errónea la ontología de Wittgenstein:

1. Si ya habíamos visto que Wittgenstein no aclaró lo que debía entenderse por “hecho”, ahora Bunge afirma que no es claro el término “totalidad” en la expresión “totalidad de las cosas”. Bunge menciona dos formas de interpretarla: como sistema o como conjunto.

2. Las cosas interactúan pero no los hechos.

3. Las normas sociales y todos los enunciados legales tratan o se refieren a cosas. Sin cosas no hay hechos.

4. “El mundo es un sistema de cosas porque todas las cosas que lo componen interactúan con algunas otras cosas. Si el mundo fuera un montón de hechos o estados de cosas no constituirían un sistema, puesto que no se mantendría unido gracias a interacciones. Con todo, esto no es cuestión de optar entre dos ontologías, una de cosas y otra de hechos: necesitamos una sola ontología de cosas involucradas en hechos o, lo que es lo mismo, una ontología de hechos que involucren cosas.” Señala Bunge que se necesita el concepto de cosa para posteriormente referirnos al estado de una cosa.

Bunge concluye que el mundo no es la totalidad de los hechos (como escribiera Wittgenstein), sino de las cosas. “Y todas las cosas son mudables y toda cosa está relacionada con alguna otra.”


Referencias

Bunge Mario. A la caza de la realidad. La controversia sobre el realismo. Editorial Gedisa. España. 2007.

Monk Ray. Ludwig Wittgenstein. El deber de un genio. Editorial Anagrama. España. 2002.

lunes, diciembre 03, 2007

¿Qué es el humanismo secular?


Ya en una anterior entrada escribí sobre la revista Razonamientos, una publicación de la Asociación Mexicana Ética Racionalista. Dos representantes del humanismo secular son Paul Kurtz (presidente del CSI) y Mario Méndez Acosta (presidente de SOMIE).

Revisando algunos libros de Mario Bunge, encuentro que se refiere al humanismo secular en Crisis y reconstrucción de la filosofía. El filósofo afirma que para muchas personas el humanismo secular es una doctrina puramente negativa que se reduce a la negación de lo sobrenatural.


Bunge escribe que en realidad “el humanismo secular es una cosmovisión positiva y amplia”, y presenta siete tesis del mismo:


1. Cosmología: todo lo que existe es natural o hecho por el hombre. Puesto de modo negativo: en el mundo no hay nada sobrenatural.

2. Antropología: las diferencias individuales entre las personas son poco importantes en comparación con los aspectos comunes que nos hacen a todos miembros de la misma especie. Puesto en términos negativos: no existen superhombres ni razas superiores.

3. Axiológica: aunque los diferentes grupos humanos puedan tener valores diferentes, hay muchos valores universales básicos, tales como bienestar, honestidad, lealtad, solidaridad, justicia, seguridad, paz y conocimiento, por los cuales vale la pena trabajar e incluso luchar. Puesto en términos negativos: el relativismo axiológico radical es falso y perjudicial.

4. Gnoseológica: es posible y deseable hallar la verdad acerca del mundo y de nosotros mismos recurriendo únicamente a la experiencia, la razón, la imaginación, la crítica y la acción. Puesto de manera negativa: el escepticismo radical y el relativismo gnoseológico son falsos y nocivos.

5. Moral: debemos buscar la salvación en este mundo, el único real, por medio del trabajo y el pensamiento, antes que por la plegaria o la guerra, y debemos disfrutar la vida, así como intentar ayudar a los demás a vivir, en lugar de perjudicarlos.

6. Social: libertad, igualdad, solidaridad y pericia en la administración de la comunidad.

7. Política: a la vez que defendemos tanto la libertad de culto y la diversidad de cultos, como la libertad de inclinación política y la diversidad de las inclinaciones políticas, debemos esforzarnos por lograr o mantener un estado secular, así como un orden social íntegramente democrático, a salvo de las desigualdades injustificadas y las chapuzas técnicas evitables.


Bunge escribe que cada humanista le da diferente peso o valor a cada uno de estos puntos. Así, algunos humanistas hacen hincapié en los aspectos intelectuales, otros en los aspectos sociales. Esto es así porque el humanismo secular “lejos de ser una secta o un partido, es un gran paraguas que cubre tanto a activistas sociales como a librepensadores de diversos matices.”