viernes, febrero 22, 2008

PORNOGRAFÍA Y PROSTITUCIÓN EN LA CIENCIA FICCIÓN

Hablando de sexo ¿en algún momento se tiene lo suficiente? Parece que algunos nunca estamos satisfechos, por ello es que continuamos con las historias de ciencia ficción en las que el sexo es un ingrediente importante.

Aldo M. Alba es el autor del libro Cuentos del Alba (publicado por Grupo Resistencia). Ha publicado en Ofidio, Ciencia y Desarrollo, Entorno Universitario, Umbrales, Azoth y la revista Asimov, misma en la que tenía a su cargo la sección de cine.

Dice de sí mismo: “Estudié Literatura Dramática y Teatro en la inolvidable Fac. de Filosofía y Letras de la UNAM. En compañía de entusiastas seguidores hemos dedicado largo tiempo a verificar los efectos de la cerveza sobre el cerebro y el cuerpo humano. Soy capitalino de tercera generación, quiero a mi ciudad, y he visto como se ha degenerado y convertido en una megalópolis habitada por mutantes ultraviolentos. No soporto la ola ligth que ha inundado el mundo. Amo a la Literatura y las mujeres de grandes medidas. Me gustan las chelas frías, los tacos de cabeza y las tortas y cuando tengo tiempo armo modelos a escala de blindados y aviones.”

Mega XXXX apareció en el número 10 de la revista Asimov, mismo que salió a la venta allá por septiembre de 1997. Aldo, en esta historia que amablemente nos comparte, describe el mundo de la pornografía y la prostitución digital Jesús García fue quien se encargó de ilustrar las dementes y calenturientas líneas escritas por Aldo.


MEGA XXXX
Aldo Alba

(Dedicado a: Désiree Costeau,
Roberta Pedon y Savannha)



PROLOGO

Año 2069 Ciudad de nuestra Señora de los Ángeles.

En el pasado esta ciudad era el ejemplo del “american way of life”. Hoy por el contrario es la capital mundial del vicio; mafias de malayos, mexicanos, japoneses, y muchos gringos locos, se disputan el control de las drogas virtuales, que han matado a miles de personas en todo el mundo, pues al conectarse al universo virtual las personas se olvidan de comer, de vivir, y se consumen lentamente mientras su cerebro viaja por los mundos que él mismo crea. Los programas más codiciados, son:

Universo 2500: que permite al usuario convertirse en un héroe espacial al estilo de Flash Gordon rodeado de apetitosas astronautas en ajustados trajes, y deseosas de ser salvadas.

Excalibur, la espada forjada por los dioses: el ideal para las almas románticas, aventuras sin fin en un mundo lleno de hechiceros, dragones, y caballeros vestidos con reluciente armadura.

Y la más buscada:

Mega XXXX: pornografía de primera calidad, para los buscadores de emociones fuertes y como reza su desaforada publicidad:

¡Viva cientos de cyberorgasmos, al mismo tiempo que su estrella favorita! Sintonice su cerebro y todas las sensaciones de la piel de su estrella favorita le serán transmitidas para hacerla suya, goce una y mil veces o hasta que la muerte los separe!

Cualquiera de estos programas permite al usuario olvidar este mundo tan miserable que es la Tierra.

¡Qué lejos quedaron los sueños del futuro!

De limpias ciudades sembradas de relucientes torres brillando bajo un cálido sol, con sus cúspides dirigiéndose al clarísimo cielo azul, surcadas por aerodinámicos vehículos voladores. Rodeadas de enormes jardines, donde rubios y hermosos bebés crecerían sanos y fuertes bajo la mirada amorosa de sus no menos rubias y hermosas madres, vestidas en refulgentes telas metálicas. Cuadros como los que pintaba “Popular Mechanics” a mediados del siglo XX.

Pero hoy; la realidad mundial es otra, si países tan poderosos como E.U. se debaten al borde del colapso. Los países pobres están habitados por hordas de seres con el cerebro dañado a fuerza de vivir en la hambruna.

El mejor ejemplo es el país conocido como México que llegó a tener una vasta riqueza nacional, hermosas selvas, mares, bosques. Sin embargo, todo fue depredado brutalmente, por hambre y por intereses económicos. Todas las riquezas naturales desaparecieron para dejar paso a un desierto y guerras civiles que asolan lo poco que queda del país, los estados fronterizos del norte se anexaron a U.S.A. con la esperanza de salvarse del desastre. Mientras los estados del sur son parte de Centroamérica o bien son diminutos estados independientes.

Otra característica de el mundo de estos días, es que ya no es tan fragante como antes, pues sólo unos pocos tienen acceso al agua corriente y al baño diario. Los automóviles, la ropa limpia, la fruta, son lujos que sólo algunos se pueden dar. Los demás sobreviven, en un mundo degradado al máximo. Donde el único escape es la droga del ciberespacio.

En esta época sucia y cruel, sin embargo, siguen existiendo historias de gente que busca la fama aún con el riesgo de dejar la vida o la razón en tal tarea. Un interesante ejemplo son las actrices de la pornografía-cyber, hermosas mujeres que prestan su cuerpo y sus sensaciones a un usuario desconocido que pasa su miserable existencia conectado a una máquina de realidad virtual, gozando olas de placer enviadas por los neurotransmisores.

Pero vayamos a conocer la historia de una de estas chicas.


-1-

En una de tantas pequeñas y apestosas ciudades de la región oeste de E.U. en la ciudad conocida como “Hermosillo”. Vivía una jovencita muy hermosa llamada Mary Ann Richard, que como algunas jovencitas hermosas quería llegar a ser famosa.

Su niñez fue como la de casi todos; revolcarse en la tierra y esperar la hora de la comida. Cuando llegó a la adolescencia al mismo tiempo que su cuerpo se redondeaba, el sueño de Mary Ann de escapar de ese pueblo lleno de gente maloliente, de charcos pútridos, de gente balbuceante y miserable, se hacía más y más fuerte, ella no iba a dejar que el hambre o la droga le matara el cerebro. Entre sus sueños estaba vivir en una casa con regadera donde pudiera bañarse diario.

¿Cómo lograrlo?

En una gira que el grupo musical “KleaN RocK, llamado así porque sus integrantes tenían la excentricidad de ¡bañarse a diario!, llevar el pelo casi a rape, usar máscaras antigases en los conciertos, para contrarrestar el aroma de sus admiradores, y tener el cuerpo perforado por cientos de argollas, huesos, aretes y pequeños trozos de madera. Una mezcla entre un mod del siglo pasado y un brujo de Nueva Guinea.

La oportunidad de escapar llegaba en la persona del cantante del grupo; Sven Billing, quien deslumbrado por la limpia belleza de Mary Ann y las sinuosidades de su cuerpo no tardó un segundo en dedicarle incendiarias miradas cuando cantaba; “Bañarnos juntos todo el día”; cosa que hizo en realidad al terminar el concierto y si bien no se bañaron toda la noche, el pobre tipo quedó enloquecido por los atributos y las habilidades salvajes de esa niña. Y así Mary Ann dejó para siempre su ciudad a los 14 años, convertida en la novia de un rock-star, para buscar la fama a toda costa.

(Nota: Si esta historia hubiera sido publicada en notitas de música, o novelas y tv, hubiéramos hablado sobre su publicitada boda, su feliz vida de casada, sus viajes y diversiones y de cómo en base a “estudiar muy duro” había llegado a ser famosa. Afortunadamente esta no es ninguna de las revistas mencionadas y el mundo donde Mary Ann vivió no se parece en nada a ese “limpio” mundo de las estrellas.)



-2-

El final del idilio entre Sven y Mary fue provocado por una serie de hologramas donde ella aparecía con varios descomunales miembros masculinos en la boca. Cosa que no le hizo la menor gracia a Sven, quien creía tener una fiel y “provinciana” novia.

El divorcio se hizo inevitable. Mary por fin estaba libre en Hollywood para buscar la fama en las redes porno-virtuales. Para esos tiempos, la “fabrica de sueños” había cambiado mucho, las famosas colinas se encontraban atestadas de gente por todos lados, quienes llegaron a desmantelar el famoso letrero de Hollywood que sirvió para hacer las paredes y techos de casuchas paupérrimas.

Mary nunca dejó de aparecer en hologramas XXXX, su cara de niña inocente y limpia hacía un excitante contraste con su cuerpo de mujer que gustaba mucho a los porno-consumidores. Aunque su cuerpo libre de operaciones les parecía sin interés a otros, en esa época de “mega-babes” de “súper” formas artificiales.

Hasta que un día Manuel López, el rey del porno de la región Oeste, la contrató para su primer trabajo en la red. Aunque antes la llevó a su quirófano para hacerle algunos cambios necesarios para una mejor transmisión a través de las redes virtuales. Y si alguien pensó que ser estrella XXXX es algo fácil, deben enterarse que Mary entró a un mundo voraz, y si bien comenzó su carrera, tuvo que soportar una espantosa transformación corporal y sexual.

Como primer paso, Manuel la sometió a varias transformaciones.

En una mugrosa sala de operaciones, conocida como “La cocina de Manuel”, el cuerpo de Mary rodeado por un grupo de carniceros drogados que se hacían llamar “expertos en reconstrucción de carne humana”. Cambiaron las formas originales de Mary por enormes volúmenes de acuerdo a las necesidades y la moda de la cyber-porno, Mary sufrió terribles operaciones, pero aceptó todo.

No estaba enterada, que el repentino retiro de la más nueva estrella de la red porno, Maggy Boobs, se debió a que sus gigantescos pechos habían estallado en plena calle dejando llenos de pedazos de tejido sintético y carne humana a los comensales de cierta cadena de comida rápida.

Mary fue perforada en cientos de lugares ya sea para ponerle aretes en la moda del “body hole”, o para implantar los neurotransmisores necesarios para que los usuarios sintieran todo lo que ella sentía, desde el placer de una penetración hasta la suave y enorme curva de sus pechos y caderas.

Cientos de centímetros cúbicos de material expandible polimérico inerte reemplazaron a las dulces formas de Mary. Toda clase de ganchos, cuchillos, agujas y rayos de luz concentrada; hurgaron y cambiaron los tejidos vivos por elementos artificiales para un mayor placer de los usuarios, (la mayoría de las veces un placer mortal).

Manuel decía:

-Todos los nuevos pasan por aquí, y yo me encargo de reconstruirlos, supercontractores, vaginas turbo, penes de propulsión o de control remoto, músculos de plástico... lo que sea, lo que haga falta en su cuerpo para convertirlos en estrellas del sexo virtual-.

Mary Ann Richard ya no existía, había nacido “Erika Tits” la nueva “mega-babe” XXXX, con medidas 130, 55, 92, sistemas de control de masas hidrostáticas para agrandar a voluntad senos y caderas, implantes cerebrales, órganos sexuales modificados para diferentes funciones, entre otras, succionar, morder, y cambiar el diámetro y tamaño del canal vaginal para poder albergar lo que fuera, desde un hombre normal hasta el último modelo de pene expandible.

Mary estuvo en convalecencia con todo el cuerpo hinchado, esperando superar los traumas de las heridas y el borrado de las cicatrices por micro-dermoabrasión.


-3-

Los usuarios de la red eran muy exigentes, y si nos ponemos a pensar que muchos dejaban la vida ahí, es comprensible en cuanto a lo que pedían. ¡Cuerpos! ¡Cuerpos nuevos! Para acariciar, oler y sentir, durante horas, días, semanas.

Veamos una típica sesión porno XXXX, un hombre con un cierto daño cerebral a causa de la falta de proteínas llega agobiado a su casa después de una lenta y sucia jornada de trabajo. Su cuerpo, al igual que su casa, huele a mugre y sudor rancio de semanas enteras, se alimenta solamente de “comida chatarra”, se toma 4 cervezas de un litro cada una y toma la decisión, aplazada desde hace mucho, de conectarse a la red porno.

Comienza por colocarse el traje de realidad virtual, de una ligera tela que no cansa ni estorba, el antiguo casco ha sido cambiado por una conexión cerebral directa que “desconecta”, por así decirlo, las funciones del mundo real. De aquí en adelante todas sus sensaciones dependen de las computadoras. Una música simplona comienza a sonar, después ante los ojos del hombre comienzan a desfilar decenas de mujeres, hermosas hembras de todas las edades, de todas las razas, con cuerpos diferentes y hermosos. Sabe que todas están deseosas de irse con él, quien excitado se decide por una pequeña rubia de grandes ojos castaños y enormes y rosadas formas.

En el mundo virtual de alta definición, hacen el amor en todas las posiciones posibles, y el hombre puede sentir el cuerpo sudoroso, los gemidos, la suave piel de su amante. Puede tener cientos de cyber-orgasmos y gradura su intensidad, desde una leve excitación hasta el famoso “mortal”. Nuestro hombre prueba con muchas mujeres hasta que descubre a la nueva estrella “Erika Tits”, quien anhelante abre los brazos para prometerle paraísos de placeres, aunque un pequeño letrero advierte que la conexión con Erika todavía no es posible de persona a persona, aunque puede ser espectador de una orgía sin fin, donde la real Mary-Erika se encuentra haciendo el amor con once hombres al mismo tiempo –en la vida real le pagaron 30,000 dls. Por hacerlo- quienes también son parte humano y parte cyborgs sexuales.

Hacen blanco a Mary Ann de las más disparatadas fantasías sexuales, le hacen el amor en posiciones inverosímiles, con miembros gigantescos que se pierden en las profundidades del cuerpo de Mary-Erika, los penes se despegan del cuerpo de su poseedor, quien sin perder el tiempo se coloca otro con cámara endoscópica para aquellos que gustan de mirar las paredes vaginales en plena dilatación. Mientras otros de sus compañeros tienen miembros que desplegan tentáculos que exploran cualquier orificio al mismo tiempo que hurgan y enloquecen con mil sensaciones diferentes a Erika.

El hombre a punto del desmayo no quiere perder ni una sola de las nuevas acrobacias y aparatos sexuales y sólo acierta a decir que sí cuando la cara de Manuel aparece diciendo que su crédito está terminando y si desea seguir conectado a la red, su cuenta de trabajo será intervenida, el usuario no sólo aceptara eso, acabará perdiendo hasta el último centavo en busca del placer que no podría hacer realidad jamás. Y ya enloquecido por las imágenes y por las sensaciones, las posesiones terrenas le parecerán absurdas y su único fin será tratar de mantenerse en conexión con el sexo mortal; donde una jadeante Erika invita al babeante usuario a probar su resistencia viril en una aventura por todos los rincones de su cuerpo. Diremos que esta conexión casi siempre resulta la última, pues el sobrecargado cerebro de nuestro usuario no resiste la sobrecarga de 600 gigas y estalla. Dejando lleno de sesos las paredes de la miserable sala. Lo que sin embargo, reditúa una jugosa ganancia para la red.


-4-

Erika llegó a tener un éxito sin precedentes, durante dos años y nueve meses fue la reina indiscutible del cyber-porno. Se hizo soberbia y altiva con los admiradores que estaban dispuestos a morir por ella, o con todos aquellos que tenían la desgracia de encontrarse con ella en cualquier lugar público.

También ella misma se hizo adicta a las drogas virtuales, su recámara estaba llena de conexiones cerebrales y, claro, con una piscina de clara y fresca agua, donde muchas de las situaciones que enloquecían a los usuarios, se llevaban a cabo precisamente ahí.

Erika comenzó a salir con infinidad de hombres y mujeres en busca de la relación que lamentablemente nunca llegó. Al mismo tiempo su carrera se iba a las nubes. Aunque siempre estuvo consciente, que tarde o temprano tendría que dejarla, pues este negocio siempre exige caras y cuerpos frescos.

Así pues, con tal que no la olvidaran, no hubo acto por bizarro que fuera, que no llevara a cabo, fue la pionera en introducir varias cámaras inalámbricas que seguían las contracciones y cambios que se operaban en sus tejidos durante sus locos actos, y no faltaron los que se declararon admiradores del tejido de su endometrio.



Sus sueldos alcanzaban cifras de varios ceros, aunque así como ganaba se endeudaba hasta el cuello, tenía todo lo que había deseado; casa, piscina, automóvil, frutas, pero a crédito.

La espiral de su vida se volvió confusa y enloquecida. Mary Ann ya no distinguía entre la realidad y su vida de estrella porno. Y parecía que entre más perdía el sentido de la realidad, más hermosa se ponía. Su rostro era el de un ángel, por el que más de uno hubiera dado la vida.

Respecto a sus últimos días, nadie se pone de acuerdo. Hay quien la vio animada y llena de planes. Y hay quien también jura haberla visto conectada durante semanas, maldiciendo a todo el mundo.

Lo cierto es que se acomodó en su sillón acuático preferido, desplegó sus formas al máximo y convertida en una mujer con medidas 150, 40, 96; conectó toda la capacidad cerebral de sus programas virtuales.

Cuando la encontraron cuatro días más tarde, Mary Ann Richard volvía a existir. Aunque ahora en forma de una hermosa y apacible descerebrada sin sueños de ninguna clase.

Epílogo

Al ser interrogado uno de sus seguidores más fervientes, declaró:

-¿Quién?... Ah sí, Erika Tits, la puta digital... Sí, era buena, pero siempre habrá mejores-.


viernes, febrero 08, 2008

Revisando algunos blogs me encontré con que en libre pensar, Héctor Julián Coronado ha hecho algunos comentarios a libros escritos por charlatanes varios: "expertos" en ángeles, homeópatas, alquimistas, grafólogos, numerólogos, canalizadores, etc. Por supuesto aplica el estilo del doctor House: brutalmente honesto. El mismo Héctor se define como "escéptico, mamón e insoportable".

La verdad es que sus comentarios son bastante acertados y divertidos... Claro, los creyentes en esas babosadas dirán que son comentarios sumamente groseros.

Los encuentran en su entrada Libros engañabobos.

viernes, febrero 01, 2008

Sexo, sexo, sexo...

Continuamos con las historias de sexo en la ciencia ficción mexicana. A Francisco Espinosa lo conocí en el taller de la Asociación Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía (AMCyF), actualmente conduce el programa ComiConexión. La historia que publicamos a continuación apareció en el número 14 de la versión mexicana de la revista Asimov, ciencia ficción en español, éste salió a la venta a finales de 1998.

Hoy que es viernes social, me tomaré un mezcal a la salud de todos los compas de aquel taller...


EL HOMBRE PERFECTO
Francisco Espinosa

El privado estaba aislado del resto de los sonidos habituales en el departamento de investigación y desarrollo. A través de una amplia ventana se podía observar el pasillo levemente iluminado que, en su soledad, resaltaba la sombra del encargado de intendencia acariciando el piso con su trapeador.

- ¿Pero qué más podemos hacer?

Detrás del escritorio, el doctor sostenía su cabeza entre las manos.

- Todas las pruebas que hicimos con los conejillos de indias resultaron positivas...
- Sin embargo...- la voz femenina rebotó en las cuatro paredes del angosto cuarto, logrando que el eco enfatizara su interrupción- en el compuesto hay ciertos químicos a los que el sistema inmunológico humano tiene diferentes respuestas al de los animales. Es una sustancia todavía demasiado experimental como para arriesgarnos a comercializarla así.
- ¡Es sólo un jodido perfume!- exclamó el doctor.
- Es el primer intento serio de reproducir los efectos de las feromonas en el hipotálamo con compuestos sintéticos, y necesitamos estar seguros de todas las consecuencias; alergias, asimilación del sistema nervioso, reacción a las secreciones naturales del cuerpo...

El doctor se recargó en el respaldo de la silla reclinable, con un gran suspiro en señal de frustración, y esta se fue hacia atrás topándose con la pared. Ella guardó su pluma en el bolsillo superior izquierdo de la bata, en donde se leía, bordado en hilo dorado, las iniciales J & M.

- Sé perfectamente lo que dice el contrato: “Toda investigación deberá acompañarse de las debidas garantías de seguridad. En caso contrario, si hay pérdidas económicas de la empresa, la responsabilidad recaerá sobre los encargados de dicho trabajo y bla, bla, bla”.

Fue el turno de la doctora de suspirar, al tiempo que decía:

- Necesitamos un “conejillo de indias”.

Dirigieron la vista hacia el levemente iluminado pasillo, donde un hombre latino, de unos cuarenta años y una acentuada calvicie, vestido con un overol azul que mostraba en el pecho las mismas iniciales en dorado, les hacia un gesto de saludo con una mano y con la otra sostenía, casi cariñosamente, su trapeador.




“Un encuentro. Su presencia. Sobresalir entre la gente. Una huella. Ser Inolvidable. Adonai #5, la esencia del hombre perfecto. Un producto más de los laboratorios Jones & McKimson, trabajando para el bienestar de la humanidad.”


Yo fui, me cai. Yo fui su primer “hombre perfecto”. Cuando trabajaba allá en Laredo. Ya sabe, me fui de mojado a probar suerte y poder mandar una lana pa’ mi vieja y los chamacos. Y no es que no tuviera chamba, porque sí, la neta sí.

Era obrero, de esos que mandan a arreglar cualquier mamada en las delegaciones. Pero pagan una mierda; con eso no come ni una rata, me cai. Y pus, ya sabe, ¿no? El carnal que se fue pa’ gringolandia y viene luego a contar que allá amarran los perros con longaniza. Y éste fue el hermano de un compadre, que viene y me dice; “No”, dice, “allá hay un buen de chamba, y se gana en puros dólares, compa. Debía irse a trabajar pa’llá”, me dice.




Y ya sabe, con eso de la crisis y como el dólar ya cuesta un chorro, pus uno se las tiene que ingeniar pa’ dar de tragar a la familia. Y que agarro mis cosas, saco a mi jefa de su casa y la traigo a vivir con mi vieja. Le hablé al carnal de mi compadre, y que nos vamos a la frontera.

Pero le estaba contando yo lo del perfume ese, ¿no? Ya tenía más de medio año trabajando de intendente en los laboratorios eso de “Jones” y... como chingados se llame el otro güey, allá en Laredo. Y eso que me tardé como dos meses en encontrar chamba, porque no es fácil, me cai. Y en lo que estábamos allá pus vivíamos en casa de una tía de mi compadre, ya sabe, de arrimado, ¿no?

Y entonces tenía ya un resto trabajando allí, que olía regacho, me cai. Porque eso sí, en todos lados estaban trabajando con esos líquidos raros, ya sabe, de los que meten en los tubitos de vidrio. Y un día que se me acercan dos doctores, y uno era vieja, de esas pinches gringas liberadas, pero buena que estaba, me cai. Y que me dicen que me quieren hacer no sé qué cosas, me dicen, porque la neta no les entendí muy bien, ya sabe, los gringos hablan cagadísimo cuando quieren hablar español. Ya luego que me dice otro güey que me querían pagar un chingo de lana, como pa’ vivir bien el resto de mi vida, nada más por probar unas cosas conmigo. Y yo era materia dispuesta, tanto porque necesitaba la lana, como porque ya me había cansado de limpiar los pisos. Luego, esas madres con las que trabajaban, manchaban regacho y costaba un chingo quitarlas, me cai.

Pero sí funciona, el pinche perfumito sí funciona, hasta eso. Pus pregúntemelo a mí, que me lo pusieron por todos lados; hasta me lo inyectaron los muy hijos de la chingada. Y pus sí, la neta sí funciona, me cai. Hasta a la puta doctorcita me acabé cogiendo. Y sí, ya sé que estoy casado y que es pecado y las arañas. Y ya sabe, uno es católico, pero también es hombre, y luego viene una vieja y le para las nalgas, pus tiene uno que cumplir, ¿no? Y como me quedé todavía seis meses después de salir de Laredo, por la frontera, pus me acabé tirando un buen de viejas más, como me pusieron la lana en el banco. Pero ya hablé con el padre y me confesé y todo, pus no creo que haya tanta bronca, ¿no? El pedo es que, ya sabe, me tengo que ir a confesar cada semana por esa madre que me pusieron, que sí funciona. Y sí, la neta sí me enteré que lo acabaron vendiendo, pero estaba como rebajado, ¿no? ‘Tonces, pus ya sabe, a lo mejor no soy el primero, sino su único “hombre perfecto”, me cai.

*****

- Ya era hora que llegaras, hombre- dijo el negro, al tiempo que se levantaba de los monitores de seguridad.

- Perdón, pero se me atravesaron algunas cosas. Tu me entiendes; negocios familiares.

- Sí, sí, hombre lo que digas. Yo ya me tengo que ir, y espero que Rose no me corra de la casa. Si lo hace, me tendré que venir a pasar la noche contigo, hermano.

- Esperemos que no.

Albert Graham tomó su lugar frente a los controles de monitoreo, tratando de olvidar el asqueroso rostro del negro que había dejado el lugar apresuradamente. Durante meses tuvo que fingir, sonreírle, darle la mano y compartir su lugar de trabajo con él, para poder cumplir su divina misión. Ese lugar era la línea de producción de los laboratorios Jones & McKimson. Un enorme complejo donde las substancias eran mezcladas metódicamente por computadoras, para después ser almacenadas en cantidades industriales en enormes contendores. Su puesto controlaba, específicamente, el proceso y posterior resguardo del mayor éxito económico de la empresa en los últimos años: El Adonai #5.

Por diferentes causas, el “Klan” sospechó del trabajo que los laboratorios realizaban en Laredo y comenzaron a investigarlos. Fue cuando descubrieron que el perfume era creado, desarrollado y maquilado en su propia casa.

Dedicaron meses para averiguar lo necesario sobre el producto, y las conjeturas resultaron ciertas; el compuesto “realmente funcionaba”. A través de los siglos, el hombre había demostrado un incesante deseo de retar, de superar a Dios. Pero ahí, en su patria, en su propio estado, también querían ser superiores. ¡Y ahí no lo iban a permitir!

Tantas cosas dejaron pasar, durante tanto tiempo, que quizá creyeron que podrían hacerlo todo. Graham comenzó su tarea, manipulando hábilmente los controles de las computadoras.

Una sustancia que no sólo incitara sino, tarde o temprano, orillara al sexo, era algo que desafiaba toda moral. El “Klan” no podía permitir que sus hijos o hijas cayeran en una vida de disipación y pecado, causada por la “modernidad”.

Si no podían impedir que el hombre se burlara de Dios creando vida a través de la clonación, al menos evitarían a toda costa, que su país cayera en un remolino de perversiones. Todo estaba listo y Albert Graham dejó el lugar lo más rápido posible.

Quince minutos después, un estallido cimbró el suelo del condado texano de Laredo. Las llamas se alzaban tratando de tocar la luna llena. Los escombros fueron expulsados tan alto, que adornaron la noche con luces parpadeantes durante unos momentos. Los vapores lograron subir hasta que lograron pintar las nubes de rosa mexicano.


“¡Flash informativo!
Hace algunas horas se reportó una explosión en la central de los laboratorios Jones & McKimson, productores de diversos productos para la vida cotidiana, ubicada en las afueras de la ciudad de Laredo, Texas. Se nos informa que el estallido ha causado una fuerte fuga en el tanque de algún compuesto químico, aunque desconocemos de cuál se trate. No sabemos tampoco el área de expansión de los gases. Se especula sobre la posibilidad que se dirija hacia el sur y, por lo tanto, cruce la frontera y toque territorio mexicano, aunque esto no es seguro. El ejército y un gran grupo de expertos gubernamentales se están encargando del problema. Se les recomienda mantener la calma. En cuanto tengamos alguna información, se la haremos llegar inmediatamente, así que les recomendamos mantener sintonizada nuestra programación normal. Gracias”


El padre se equivocó. Aún Dios, cuando le estaba dictando a quienquiera que haya sido el hijo de la chingada que escribió la Biblia, se equivocó, me cai.

Para el fin del mundo, el cielo no se pintó de rojo, sino de rosa chillante. Y el mar no se convirtió en sangre, sólo en puro pinche esperma. Ya hace dos semanas que explotó aquello y todo el mundo se la pasa cogiendo. ¡En todos lados! Ya las calles apestan tan salado que me da asco caminar por ahí.

Por eso me voy. Por eso agarré mis cosas y me voy. Por eso y porque no sé cuando acabe esto, o si se va a acabar alguna vez. Nadie ha dicho nada. A lo mejor porque se la pasan ocupados en otras cosas, ¿no? Ya ni la tele se puede ver. Las pocas veces que agarras un canal, sólo están los conductores de algún programa pendejo que se la pasan coge y coge. Por eso me voy. La gota que derramó el vaso me pasó hoy en la mañana, en mi casa.

Y no, la neta no es que no me haya divertido cuando todo esto empezó, pero ya se pasó de tueste. Cuando vi a mi madre, acostada, subiéndose la falda del vestido largo que siempre usa debajo del mandil, viéndome con ojos incitantes y lamiéndose los labios, me decidí. Fui a mi cuarto, agarré mis maletas y las intenté hacer sin distraerme por los gemidos que mi esposa y mi hijo daban por lo que hacían en la cama. Cuando salía del departamento, por poco me caigo al tropezarme con el vecino que se jodía a mi hija en la escalera. Y es que esto va a acabar mal, me cai. Por eso me voy.

Y en la calle todo está peor: Hay una señora empinada que se la está cogiendo un perro, mientras un cabrón se la mete al pobre animal. Una niña se la está chupando a una anciana con un adolescente pegado al culo. Un sacerdote toca una campana y grita que se arrepientan y regresen al camino del señor, con una chamaca tirada en frente, cubierta nada más con un suetercito verde de su secundaria, que le aprieta las nalgas y le levanta la sotana. Es como vivir en Sodoma y Gonorrea, me cai. Y como a esos, Dios nos va a castigar. Algo tiene que pasar. Por eso me voy, porque no quiero estar aquí cuando pase. Y sí, la neta sí sé pa’ donde voy; pa’l sur. Alguna vez oí que en Quintana Roo o en Chiapas, hay un pueblo pequeñito de testigos de Jehová. Sólo espero que hasta allá no lleguen, todavía, Jones & McKimson y su “bienestar para la humanidad”.

viernes, enero 25, 2008

Maussán en Ellas con las estrellas

En la anterior entrada escribí sobre la participación de Jaime Maussán en un programa de chismes de espectáculos. Realmente es bastante bizarro que se cuestione a Maussán en un programa de este tipo... Bueno, algunos lectores manifestaron sus deseos de ver el video, pues hace unos instantes me he dado cuenta de que es posible hacerlo en el blog de Andrés Tonini:

Maussán mete la pata por el "Pie grande" de Marte

jueves, enero 24, 2008

¿UNA SIRENA EN MARTE?


Ayer vi las imágenes en Marcianitos Verdes, horas más tarde Jaime Maussán habló de éstas en un programa de chismes de espectáculos y, posteriormente, en un noticiario entrevistaron –vía telefónica- a un astrónomo de la UNAM.

Hoy, en el periódico El Gráfico la noticia apareció así:


Para los del Gráfico la figura fotografiada por el Spirit (vehículo de exploración marciana de la Nasa) parece una sirena: “La ‘Sirenita de Marte’ parece embrujar ahora a los navegantes de la red deseosos de hallar pruebas de vida en el planeta rojo.”



Las conductoras del programa de espectáculos que mencioné al inicio, aunque usted no lo crea, cuestionaron los argumentos de Maussán, lo que causó el enojo del ufólogo (acostumbrado a la credulidad y docilidad de los conductores de Televisa). Se molestó tanto que aseguró que nunca regresaría a dicho programa. Mientras una de las conductoras exponía sus opiniones, Maussán silbaba. “Es usted una persona grosera y se ve que le molesta que se presenten ideas distintas a las suyas”, palabras más, palabras menos, le dijo la conductora al ovnílatra.

Otra de las conductoras mencionó la famosa confusión de los “canales de Marte” (aquí y aquí información al respecto) y que Carl Sagan llegó a señalar que en diversas fotografías astronómicas se podían encontrar formas familiares, ya que nuestro cerebro busca patrones. A estos argumentos Maussán respondió con un “¿Y eso qué?” A continuación el ufólogo mencionó que “La Universidad de Harvard expulsó a Carl Sagan por mantener que era posible que hubiera extraterrestres en la Tierra.” Las conductoras no cuestionaron este punto, pero como no es la primera vez que lo dice, su público sí debería hacerlo. ¿De dónde sacó el ufólogo semejante “información”?, ¿cómo se enteró?, ¿dónde podríamos corroborar su aserto?

Pero la conductora acertó al hablar de los comentarios de Sagan, ya que ahí se encuentra la solución al “enigma” de la “sirena de Marte”, se trata de un fenómeno conocido como pareidolia (aquí Luis Alfonso Gámez explica más al respecto). El interesado puede encontrarlos en el capítulo “El hombre de la Luna y la cara de Marte” del libro El mundo y sus demonios.

Veamos la imagen de la mujer-sirena-pie grande. ¿Demuestra que hay extraterrestres humanoides en el planeta rojo?, ¿es para el lector una evidencia suficiente?, ¿o podemos explicar la imagen de forma distinta? ¿Realmente hay en la imagen algo que recuerde la forma humana? Vemos la cabeza, el torso, las piernas y uno de los brazos... ¿de verdad vemos todos esos elementos? Para creer que hay un brazo debemos suponer que existe el otro... ¿Y realmente se observan piernas (los del Gráfico más bien le ven una cola de pescado)?, ¿y tiene pies?, ¿y tiene dedos en la mano?, ¿y cabello?

Termino esta entrada con unas palabras del “astrónomo expulsado de Harvard”:

En general, los científicos abren su mente cuando exploran nuevos mundos. Si supiéramos de antemano lo que íbamos a encontrar, no tendríamos la necesidad de ir. Es posible, quizá hasta probable, que en misiones futuras a Marte o a los otros mundos fascinantes de los parajes cósmicos tengamos sorpresas, incluso algunas de proporciones míticas. Pero los humanos tenemos talento para engañarnos a nosotros mismos. El escepticismo debe ser un componente de la caja de herramientas del explorador, en otro caso nos perderemos en el camino. El espacio tiene maravillas suficientes sin tener que inventarlas.

Algunos sitios donde se comenta la imagen:
La sirenita de Marte, en Magonia, el blog de Luis Alfonso Gámez
De marcianos borrosos e indios con Ipods, en Patrañologías

miércoles, enero 02, 2008

CIENCIA FICCIÓN URBANA Y POSAPOCALÍPTICA

es mi chava y yo la quiero
está puerca está amolada
como torta traqueteada
pero es mía y no la suelto

si le llegas al Distrito te me partes
más fuerte te contaminas
más gacho los muertos jieden
y te chillan los oclayos
y los cuates se te aguadan
nomás llegale al Distrito
y le distes para siempre
chicharrón a la esperanza

allá abajo está lo gruexo
allá abajo es la chifosca
las vigas que cain y expoltan
los gases que siempre truenan
las diarreas de la tierra
el smog recalentado
abajito a cinco metros
está la mera tiznada

ni alborotes ni le buigas
si se acabó tu rayita
cran te dan o te das cran
ratapán y tantantán


Canción aparecida en el cuento de ciencia ficción escrito por Arturo César Rojas “El que llegó hasta el metro Pino Suárez”

Los seres humanos, al usar armamento nuclear y bioquímico, han mandado al planeta Tierra a la chi... flada. El cuento se desarrolla en la Ciudad de México, al protagonista le roban a su novia y éste tiene que ir a buscarla al metro Pino Suárez.

El protagonista es un roquero urbano, por eso le piden que cante unas rolas a cambio de su chava.

“¡Ése, mi Roquero, si no te hemos dado matarili es pa’que nos des un cantarili!”



El Roquero cuenta:

“¡Y canté! Con una voz amolada y gacha como mi chava, pero canté. Campechaneando las rolas que ya me sabía con otras medio improvisadas, pero canté (...) Canté muchas ondas, canté muchos rollos, canté el guato de verdades capulinas para darles en la mera torre y en su mera móder. Canté sobre el mundo que los de arriba nos habían quitado con su agua potable y sus árboles verdes y su comida pobrecita pero calientita y sus casas pobrecitas pero completitas y sus días de descanso pa’remar en Chapultepec y pa’jugar futbol en los llanos y pa’noviar con las chavas y llevarlas al cine. Canté sobre el mundo que ésos de arriba nos habían dejado, sobre la contaminación y las guerras chicas y la Guerra Grande y la ecología que chupó faros, sobre la laif dizque laif que tenemos ora que llevar los que tuvimos la idiotez de no restirarnos. Canté con harto cansancio, canté con harto coraje, canté como si en la cantada vomitara la puerca vida, canté sobre el sabor que tiene una cabeza de rata cuando uno tiene la suerte de hallar y chuparse una cabeza de rata (...) a lo pelón les canté la mera neta y la mera neta es que todo nuestro maldito planeta está pior de fregado que si tuviera nuevo sida porque se está convirtiendo en puritita mierda y ya hasta debe haber contagiado a los otros planetas y el cielo y las estrellas y más le vale y más nos vale morirnos pa’siempre.”




El que llegó hasta el metro Pino Suárez es uno de los mejores cuentos mexicanos de ciencia ficción, puede encontrarse en la antología El futuro en llamas de Editorial Vid y en el número ocho de El oscuro retorno del hijo del ¡Nahual! (ver los enlaces "ciencia ficción y otras hierbas").

lunes, diciembre 17, 2007

Más sexo en la ciencia ficción mexicana

A principios de 1998 me uní al taller de creación literaria de la AMCyF. En ese momento el taller lo encabezaba Héctor “el chino” Chavarría, las reuniones se llevaban a cabo en un café de chinos cerca del metro Insurgentes (posteriormente “nos mudamos” a la SOGEM, allá en Coyoacán; ahí Gonzalo Martré, Jorge Cubría, Pepe Rojo y hasta Mario Méndez Acosta nos compartieron sus secretos cienciaficcioneros). En ese taller conocí a los cienciaficcioneros Luis Flores, Ángel Zuare, Francisco Espinosa (colaborador de ComiConexión), Kalep, Amariel, Jesús Julián y Jorge Sánchez Quintero.

Luis Flores ha publicado en las revistas Asimov, ciencia ficción en español y SUB, y en la página Realidad Cero; también dirigió la revista Voces de la primera imprenta.

Ahora nos comparte lo que sucede en cierto grupo de apoyo…


ATRAPADO ENTRE LAS PIERNAS ELECTRICAS
Por Luis Flores Aguilar

Me llamo Juan, mi problema se llama síndrome de Copelia, o dependencia del sustituto. Siempre he tenido problemas para socializarme, antes no pensaba que fuera importante, me dediqué por años únicamente a mi trabajo. Hasta que se presentó la oportunidad de un proyecto fascinante que me obligó a trabajar en una región remota durante dos años, durante los cuales tuve mínimo contacto con la civilización.

Me angustiaba vivir en soledad durante tanto tiempo; por eso cuando leí sobre esas muñecas, perfectas en todos los detalles, de inmediato ordené una.

La lleve conmigo hasta la cabaña, compré un colector solar para recargar las baterías y no tener problemas con la falta de electricidad.

Ella... perdón, ¿Puedo llamarla ella? Bueno, ella me intimidó al principio, era tan perfecta que me ruborizaba cuando me veía; tan humana que tardamos muchos días en acercarnos. Fue maravilloso, cómo me fue seduciendo, poco a poco, hasta que lo hicimos, sobre la mesa de la cocina.

Fue estupendo, día tras día, en las mañanas y en las noches; tenia una variedad de opciones y un repertorio de posiciones para todos los gustos, podía actuar como vampiresa, o como lolita, o masoquista. Bueno, el proyecto se retrazó por varios meses, pero a fin de cuentas terminó, y regresé, ansioso por salir con mujeres de verdad.

La práctica con mi muñeca me dio facilidad en el trato con las mujeres; pero a la hora de la cama algo pasó, ¡No podía hacerlo!

La piel de verdad no tiene la misma textura, ni huele igual, extrañaba el preciso movimiento del mecanismo en su interior: es algo así como el tic-tac del reloj. Además las mujeres son tan caprichosas. Mónica, Alejandra... ah, perdón por decir nombres. Fracasé con todas ellas, y siempre regresaba con la muñeca, se ha convertido en una obsesión, ni con fuerza de voluntad puedo dejarla, me siento amarrado a ella y no sé cómo dejarla.

― Muy bien, gracias Juan, puedes sentarte, ahora José: cuéntanos tu problema.

― Sí, este..., me llamo José... y soy Mecano-filio, y...

viernes, diciembre 14, 2007

Más real que lo real

Dentro de la llamada ovnilogía hay cientos de fotografías de supuestos extraterrestres, por supuesto ninguna de ellas ha logrado probar las maravillosas afirmaciones de los ufólogos. Con respecto a imágenes de “los hermanos del cosmos” el lector puede encontrar casos analizados en detalle por Luis Ruiz Noguez tanto en Perspectivas como en Marcianitos Verdes.

Si a usted le interesa la ufología, conocerá la historia de esta imagen:


A finales de los ochentas la empresa AMOCO la utilizó en su publicidad. Según Jaime Maussán, a algunos “investigadores” les impactó tanto que decidieron ponerse en contacto con ejecutivos de la empresa para preguntarles sobre el “extraño ser”. ¿Y qué sucedió? Al parecer la empresa aseguró que se trataba de una estatua de bronce. Los perspicaces ovnílatras no dieron crédito a semejante afirmación, simplemente "la entidad" se veía tan real que no podía tratarse de una figura de bronce. Obviamente AMOCO trataba de ocultar la verdad: había utilizado la fotografía de un auténtico extraterrestre.

Maussán y compañía han alegado, entre otras cosas, que: la textura del ser no es la que se esperaría de una figura de bronce (“tiene una porosidad muy marcada, como si se tratara de un ser vivo”); en el cuello y barbilla se aprecia una escasa vellosidad; en el brazo izquierdo pueden verse las venas; en los ojos se aprecia una sustancia líquida; la mano, los párpados, las fosas nasales y la boca tienen líneas.

En la revista de “Los Falsos Misterios del Tercer Milenio” afirman:

“Cabe mencionar que la supuesta figura de bronce nunca fue presentada por la compañía petrolera. ¿Usted que piensa? ¿Un ardid publicitario o estamos ante las imágenes más claras de la presencia alienígena en nuestro mundo?”

¿Realmente es imposible crear una escultura “tan real”? Los expertos en efectos especiales seguramente se atacarían de la risa con las tonterías argumentadas por los maussanitas.

Menciono este caso debido a un artículo escrito por el físico Manuel López Michelone (a quien actualmente podemos ver en el programa de TV de divulgación científica La oveja eléctrica). López Michelone está al día con respecto a programas de computadora para hacer efectos especiales y trucar imágenes. Él nos dice que la empresa AMOCO tal vez no presentó la escultura por la siguiente razón: el muñeco simplemente nunca existió.

Gracias a ciertos programas de computadora, no es necesaria la existencia de una escultura (y mucho menos la de un extraterrestre de verdad) para lograr imágenes “tan reales” como la que usaron en la publicidad de AMOCO.

Si quiere saber más al respecto y ver otras imágenes de modelos que, por increíble que parezca, no existen fuera de los bits y bytes de las computadoras, entonces no deje de leer el artículo de López Michelone:

Fotorrealismo mágico y Jaime Maussán

martes, diciembre 11, 2007

El mundo como la totalidad de las cosas




Posiblemente sólo entienda este libro
quien haya pensado alguna vez por sí mismo
los pensamientos que en él se expresan
o pensamientos parecidos.
Ludwig Wittgenstein



En una reciente visita a una librería encontré el libro “A la caza de la realidad. La controversia sobre el realismo” del filósofo Mario Bunge. Al pasar las hojas noté que realizaba algunas críticas tanto al trabajo de Wittgenstein como al de los integrantes del Círculo de Viena. Esta entrada trata sobre uno de los temas abordados por Bunge: la forma en que Wittgenstein hacía filosofía (otro de los temas que aborda el filósofo argentino es el antirrealismo de los positivistas lógicos).


1. Wittgenstein ¿filósofo indescifrable o artista incomprendido?

¿Qué podemos conocer? De eso se ocupó Ludwig Wittgenstein en su Tractatus Logico-Philosophicus. El filósofo-místico resuelve (o más bien disuelve) los problemas filosóficos al distinguir entre lo decible y lo indecible, entre lo que se puede decir y lo que se puede mostrar, entre el sentido y el sinsentido.

Según lo manifestado en el Tractatus existe la posibilidad de llegar a conocer las cosas de las que nos podemos hacer preguntas con sentido. Entonces reformulemos la pregunta con la que dimos inicio: ¿de qué materias podemos hacernos preguntas que puedan efectivamente ser respondidas en algún momento? Wittgenstein llegó a la conclusión de que tienen sentido las preguntas de las ciencias naturales; en cambio, las interrogantes de la filosofía carecen de sentido, es decir, son absurdas.

En palabras de Wittgenstein: “Soy, pues, de la opinión de haber solucionado definitivamente, en lo esencial, los problemas (...) La mayor parte de las proposiciones e interrogantes que se han escrito sobre cuestiones filosóficas no son falsas sino absurdas. De ahí que no podamos dar respuesta en absoluto a interrogantes de este tipo, sino sólo constatar su condición de absurdos.”

Recordemos lo que significa tener sentido: “Tener sentido significa ser verdadera o falsa: el ser efectivamente verdadera o falsa constituye la relación de la proposición con la realidad, que nosotros significamos diciendo que tiene sentido”. Una proposición que no puede ser formulada de manera que en algún momento sea posible decidir si es verdadera o falsa, carece de sentido.

A pesar de lograr algo tan importante (disolver los problemas a los que se ha dedicado la filosofía), Wittgenstein no creía que su escrito resultara fácilmente entendible.

En 1919, siendo prisionero en Monte Cassino, Wittgenstein escribió lo siguiente a Bertrand Russell:

“Creo que finalmente he solucionado los problemas. Puede que esto suene arrogante, pero no puedo evitar creerlo. Acabé el libro en agosto de 1918, y dos meses después fui hecho prigioniere. Tengo el manuscrito aquí conmigo. Ojalá pudiera hacer una copia para ti; pero es bastante largo y no hay manera segura de enviártelo. De hecho no lo entenderás sin una explicación, pues está escrito con frases bastante breves. (Naturalmente, esto significa que nadie lo entenderá; aunque yo creo que todo está claro como el cristal. Pero trastoca toda nuestra teoría de la verdad, de las clases, de los números y todo lo demás.) Lo publicaré tan pronto vuelva a casa.”

En el anterior pasaje notamos tanto su convencimiento de dar respuesta definitiva a los tradicionales problemas de la filosofía como su temor a no ser comprendido.

Posteriormente Wittgenstein y Russell pudieron intercambiar escritos filosóficos. “Introducción a la filosofía matemática” fue el libro que Russell envió a Wittgenstein, lo cual movió a este último a escribirle al primero:

“En suma, ahora temo que me sea muy difícil llegar a algún entendimiento contigo. Y la pequeña esperanza que me quedaba de que mi manuscrito pudiera significar algo para ti se ha desvanecido completamente... Ahora más que nunca ardo en deseos de verlo impreso. ¡Es mortificante arrastrar la obra ya finalizada de un lado a otro, en cautividad, y ver cuánto absurdo tiene campo libre ahí afuera! ¡Y es mortificante pensar que nadie la entenderá aun cuando se imprima!”

Bertrand Russell no había podido entender parte del anterior trabajo de Wittgenstein, pero estaba dispuesto a estudiar para llegar a la comprensión. “No te desanimes, al final serás comprendido.”, le escribió Russell.

Fueron tres copias las que Wittgenstein distribuyó. Una para Russell, otra para Paul Engelmann, y una más para Gottlob Frege. Hay quienes piensan que la respuesta que más le interesaba era la de Frege. Wittgenstein ve confirmados sus temores una vez que lee la carta de Frege.

Frege se había tardado en escribir (y se disculpa por ello), pero le informa que como no ha podido dedicarle más tiempo al texto, no puede ofrecerle un juicio bien fundamentado. Frege dedica casi toda su carta a cuestionarle a Wittgenstein su uso del lenguaje:

“Justo al principio me encuentro con la expresión ‘es el caso’ y ‘hecho’, y sospecho que es el caso y es un hecho son lo mismo. El mundo es todo lo que es el caso y el mundo es un conjunto de hechos. ¿No es todo hecho el caso y no es lo que es el caso un hecho? ¿No es lo mismo si yo digo A es un hecho que si digo A es el caso? ¿Por qué entonces esa doble expresión?... Ahora viene una tercera expresión: ‘Lo que es el caso, un hecho, es el darse efectivo de un Sachverhalt’. Tomo esto para significar que cada hecho es la existencia de un Sachverhalt, de modo que otro hecho es la existencia de otro Sachaverhalt. ¿No podríamos eliminar las palabras ‘el darse efectivo de’ y decir ‘Todo hecho es un Sachverhalt distinto.’ ¿No podría uno quizá decir ‘Todo Sachverhalt es la existencia de un hecho’?”

Frege no había podido avanzar mucho en la obra, debido a sus dudas acerca del significado de términos como Tatsache, Sachverhalt y Sachlage. Frege le pedía ejemplos. De hecho, Frege le sugirió a Wittgenstein que modificara su texto, que en lugar de comenzar con una escueta afirmación que no se fundamentaba en nada, comenzara planteando las preguntas de las que se ocupaba (Wittgenstein no hizo caso de tal sugerencia).

“No comprende una sola palabra de mi obra, y estoy completamente agotado de darle lo que son pura y simplemente explicaciones.” escribió Wittgenstein sobre Frege. El filósofo-místico tenía puestas todas sus esperanzas en Russell, a quien le escribió que deseaba explicarle su trabajo, “¡porque es MUY duro que ni un alma te comprenda!”

Lo anterior sucedía antes de que la obra se publicara... Una vez que el Tractatus se publicó, las cosas no fueron tan distintas.

Los integrantes del Círculo de Viena no entendieron del todo el Tractatus. Habían pensado que Wittgenstein era tan antimetafísico como ellos. Sobre esto Rudolph Carnap expresó:

“Anteriormente cuando leímos el libro de Wittgenstein en el Círculo, yo había creído erróneamente que su actitud hacia la metafísica era similar a la nuestra. No había prestado atención a las afirmaciones sobre la mística que hay en el libro, porque sus sentimientos y pensamientos en ese campo eran demasiado divergentes de los míos. Sólo el contacto personal con él me ayudó a ver más claramente su actitud en este punto.”

Ray Monk escribe:

“Para los positivistas, la claridad iba de la mano del método científico, y, para Carnap en particular, era un duro golpe darse cuenta de que el autor del libro que ellos veían como el paradigma de la precisión y la claridad filosófica era tan decididamente acientífico tanto en su temperamento como en su método.”

Para finalizar esta parte, sólo mencionaremos que Carnap comparaba a Wittgenstein con un artista que no aceptaba las críticas, es decir, Wittgenstein estaba poco dispuesto a discutir para aclarar las ideas:

“Su punto de vista y su actitud hacia la gente y los problemas, incluso hacia los problemas teóricos, era más parecida a los de un artista creativo que a los de un científico; y podría decirse que parecida a los de un profeta religioso o vidente (...) no toleraba el examen crítico por parte de los demás, una vez la intuición había sido alcanzada por un acto de inspiración.”


2. De cosas y hechos

Vimos que el Tractaus Logico-Philosophicus es una obra difícil de comprender, y es por la forma en que está escrita que puede resultar oscura. Wittgenstein, por otro lado, no proporcionaba ejemplos que pudieran clarificar sus proposiciones.

En la tercera parte del primer capítulo de A la caza de la realidad, Mario Bunge después de referirse a la proposición 1.1 del Tractatus (El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas), expresa que Wittgenstein no se molestó en aclarar los términos clave “hecho” y “totalidad”, “a consecuencia de lo cual pronto cayó en la circularidad. Así pues, nos dice que ‘un hecho atómico [simple] es una combinación de objetos (entidades, cosas)’ (2.01), sólo para añadir: ‘Es esencial para una cosa que pueda ser un constituyente de un hecho atómico’. En ningún lugar ofrece Wittgenstein ejemplos que faciliten la comprensión y muestren que sus reflexiones son útiles para analizar los problemas científicos.”

A continuación Bunge da algunas razones para considerar errónea la “miniontología de Wittgenstein”, pero antes de mencionarlas veamos algunas cosas que el filósofo argentino escribe sobre los términos “cosa” y “hecho”.


A) Cosa

En esta parte sostiene que “la mutabilidad es la única propiedad compartida por todas las cosas concretas, ya sean naturales o artificiales, físicas o químicas, biológicas o sociales, perceptibles o imperceptibles.” Esto le lleva a su primer postulado: Para todo x: (x es material = x es mudable). Posteriormente rescribe su postulado de la siguiente manera: Para todo x: (x es material = x posee energía).

B) Hecho

Comienza distinguiendo entre hechos estáticos y cinéticos.

*Hecho estático = cosa(s) en un estado dado.
*Hecho cinético = cambio(s) en el estado de la(s) cosa(s).

Señala Bunge que se debe recordar que “sin cosas no hay hechos (...) no hay estados ni cambios de estado en sí mismos. No hay cosas que no se hallen en algún estado o que no sufran cambio alguno.”

Veamos ahora cuatro de los cinco puntos que según Bunge muestran errónea la ontología de Wittgenstein:

1. Si ya habíamos visto que Wittgenstein no aclaró lo que debía entenderse por “hecho”, ahora Bunge afirma que no es claro el término “totalidad” en la expresión “totalidad de las cosas”. Bunge menciona dos formas de interpretarla: como sistema o como conjunto.

2. Las cosas interactúan pero no los hechos.

3. Las normas sociales y todos los enunciados legales tratan o se refieren a cosas. Sin cosas no hay hechos.

4. “El mundo es un sistema de cosas porque todas las cosas que lo componen interactúan con algunas otras cosas. Si el mundo fuera un montón de hechos o estados de cosas no constituirían un sistema, puesto que no se mantendría unido gracias a interacciones. Con todo, esto no es cuestión de optar entre dos ontologías, una de cosas y otra de hechos: necesitamos una sola ontología de cosas involucradas en hechos o, lo que es lo mismo, una ontología de hechos que involucren cosas.” Señala Bunge que se necesita el concepto de cosa para posteriormente referirnos al estado de una cosa.

Bunge concluye que el mundo no es la totalidad de los hechos (como escribiera Wittgenstein), sino de las cosas. “Y todas las cosas son mudables y toda cosa está relacionada con alguna otra.”


Referencias

Bunge Mario. A la caza de la realidad. La controversia sobre el realismo. Editorial Gedisa. España. 2007.

Monk Ray. Ludwig Wittgenstein. El deber de un genio. Editorial Anagrama. España. 2002.

lunes, diciembre 03, 2007

¿Qué es el humanismo secular?


Ya en una anterior entrada escribí sobre la revista Razonamientos, una publicación de la Asociación Mexicana Ética Racionalista. Dos representantes del humanismo secular son Paul Kurtz (presidente del CSI) y Mario Méndez Acosta (presidente de SOMIE).

Revisando algunos libros de Mario Bunge, encuentro que se refiere al humanismo secular en Crisis y reconstrucción de la filosofía. El filósofo afirma que para muchas personas el humanismo secular es una doctrina puramente negativa que se reduce a la negación de lo sobrenatural.


Bunge escribe que en realidad “el humanismo secular es una cosmovisión positiva y amplia”, y presenta siete tesis del mismo:


1. Cosmología: todo lo que existe es natural o hecho por el hombre. Puesto de modo negativo: en el mundo no hay nada sobrenatural.

2. Antropología: las diferencias individuales entre las personas son poco importantes en comparación con los aspectos comunes que nos hacen a todos miembros de la misma especie. Puesto en términos negativos: no existen superhombres ni razas superiores.

3. Axiológica: aunque los diferentes grupos humanos puedan tener valores diferentes, hay muchos valores universales básicos, tales como bienestar, honestidad, lealtad, solidaridad, justicia, seguridad, paz y conocimiento, por los cuales vale la pena trabajar e incluso luchar. Puesto en términos negativos: el relativismo axiológico radical es falso y perjudicial.

4. Gnoseológica: es posible y deseable hallar la verdad acerca del mundo y de nosotros mismos recurriendo únicamente a la experiencia, la razón, la imaginación, la crítica y la acción. Puesto de manera negativa: el escepticismo radical y el relativismo gnoseológico son falsos y nocivos.

5. Moral: debemos buscar la salvación en este mundo, el único real, por medio del trabajo y el pensamiento, antes que por la plegaria o la guerra, y debemos disfrutar la vida, así como intentar ayudar a los demás a vivir, en lugar de perjudicarlos.

6. Social: libertad, igualdad, solidaridad y pericia en la administración de la comunidad.

7. Política: a la vez que defendemos tanto la libertad de culto y la diversidad de cultos, como la libertad de inclinación política y la diversidad de las inclinaciones políticas, debemos esforzarnos por lograr o mantener un estado secular, así como un orden social íntegramente democrático, a salvo de las desigualdades injustificadas y las chapuzas técnicas evitables.


Bunge escribe que cada humanista le da diferente peso o valor a cada uno de estos puntos. Así, algunos humanistas hacen hincapié en los aspectos intelectuales, otros en los aspectos sociales. Esto es así porque el humanismo secular “lejos de ser una secta o un partido, es un gran paraguas que cubre tanto a activistas sociales como a librepensadores de diversos matices.”

jueves, noviembre 15, 2007

SEXO EN LA CIENCIA FICCIÓN MEXICANA


Conocí la ciencia ficción mexicana mediante revistas y fanzines como Asimov, ciencia ficción en español; ¡Nahual!; SUB; Umbrales; Azoth y A quien corresponda.

En octubre de 1996 salió a la venta el número 3 de ¡Nahual! un fanzine de “ciencia ficción, fantasía y lo que caiga.” Francisco Botello y Andrés Tonini eran los editores (aquí algo acerca de cómo surgió el fanzine). Tonini colaboró con una historia titulada “Al cielo por un momento”, le agradecemos que nos permita publicarla a continuación. Las ilustraciones fueron hechas por Ángel Serrano Sánchez.

En una nota se nos advertía: Por si algún día se te ocurre hacerlo, por si algún día te dan ganas incontrolables de sentir eso diferente, por si esto te sucede, Andrés Tonini, cerebro de este proyecto te lo comenta, te lo advierte, pero te dice que es inigualablemente rico...


AL CIELO POR UN MOMENTO...
Andrés Tonini


No hijo, mira, cálmate, siéntate y deja que te cuente una historia... No, no, ya sé que no estás para cuentos ahorita pero... sí, esta historia tiene que ver con lo que pasó, sí, ten paciencia y... no, no me voy a tardar mucho.

Ah... las Lind’hes... la primera vez que oí hablar de ellas fue hace mucho tiempo, era joven entonces, más o menos de tu edad; y como todos los jóvenes, como tú, actué a lo pendejo. De haberlo pensado un poco...

Había salido temprano de la chamba... bueno, la verdad es que me habían corrido y no se me antojaba presentarme en la casa y darle la cara a la Lupita, mi vieja de ese entonces. Para distraerme un poco y como no era muy tarde y todavía podía considerarse seguro el andar solo por las calles, me fui a dar la vuelta al Jardín Elevado de mi zona. Después de pasar un buen rato paseando y tratando de despistar a los ladronzuelos solitarios del lugar, decidí irme a la casa, antes de que se hiciera más tarde para el regreso. Pero, poco antes de la salida, para mi desgracia –y tú sabes bien de lo que hablo-, me tope con un grupo de personas que aparentemente no se habían dado cuenta de la hora y estaban como en trance admirando a un sujeto de rostro impasible y vestido con el uniforme de neo-marino. Al observar más atentamente, me di cuenta de que curiosamente casi todos los que le rodeábamos éramos hombres.

Intrigado por este detalle le pregunté a alguien sobre qué diablos presenciaba el sujeto éste, ya sabes que allá en la Tierra surgen religiones y mamadas como hongos en lluvias.

-¡Cómo!-, me contestó-. ¿Qué no has oído nunca de los Iniciados?

Como nunca me ha gustado pasar por pendejo, troné los dedos y le di las gracias.

Fui al otro lado del círculo y seguí preguntando sobre el profeta éste o lo que fuera. Después de preguntarle a otros tres tipos que tampoco sabían nada del asunto, di con un cuate que veía al anciano con una mirada que envidiaría cualquier perro faldero.

-Oye, ¿por qué la bola?- pregunté.

Me lanzó una de esas miradas que destruyen planetas y gruñó:

-¿Qué, no ve?

-¿No veo qué?

-¡Pendejo! ¡Él estuvo en Deneo con las Lind’hes! –dijo, y se alejó viéndome con expresión de odio.

Así que después de perder un buen rato contemplando al marino, lo único que había averiguado era que había estado en Deneo con las Lind’hes. Sólo faltaba saber qué diablos era eso. Estaba por preguntarle a otra persona cuando recordé la hora que era, así que dejé aquello para otro día, eso si es que había otro día para mí, pues ya era un poco tarde y salir a la calle a tales horas era como jugar a la ruleta rusa. Por suerte, a la salida del Jardín había varias personas que no se atrevían a cruzar la línea que separaba la seguridad del edificio con el salvajismo del exterior, como esperando que alguien diera el primer paso para salir en desbandada. Entre ellos me encontré a una vieja que se me hizo conocida, me pareció que la había visto un par de veces en el Centro de Abastos de mi zona, me acerqué y al preguntarle resultó que sí, de hecho a un par de kilómetros de mi casa. Nos pusimos de acuerdo y quedamos que nos iríamos juntos, porque ambos sabíamos que las bandas preferían atacar a los caminantes solitarios.


Desenfundamos las armas, revisamos las municiones, nos ajustamos los filtros y visores y salimos. No habíamos avanzado tres calles cuando la primera pandilla hizo su aparición, abrimos fuego y huyeron en desbandada dejando un cadáver. La verdad es que tuvimos más suerte de la que pudiera esperarse, sólo tuvimos este combate y pudimos perderlos sin grandes esfuerzos.

Ella estaba muy nerviosa porque ya le había dicho que mi casa estaba cerca y que pronto tendría que dejarla a su suerte. Me rogó que la acompañara un poco más, me suplicó, lloró, me amenazó y apeló a mi hombría. Cuando le mostré la puerta de mi edificio (pues me las había ingeniado para desviarnos un poco de modo que me acompañara hasta ahí), y muy cortésmente le di las gracias por haberme acompañado, palideció y trató de convencerme una vez más, abriéndose la túnica y mostrándome sus encantos, diciéndome:

-Soy tuya si vas conmigo...

Como no estaba de humor y como no valía la pena jugarse la vida por un par de tetas y un coño, la mandé a volar –sí, ya sé que no fue muy caballeroso de mi parte no aceptar, que pude al menos invitarla a pasar, pero qué querías, la verdad no la conocía, ¿quién sabe cuáles serían sus verdaderas intenciones?-. Apenas había clausurado la entrada cuando por las pantallas pude ver pasar a los chavitos que nos habían atacado. Los muy ladinos nos habían estado siguiendo y nosotros sin darnos cuenta, ¿tú crees? En fin, me encogí de hombros y bajé a mi habitación, cuando lo hacía escuché el tiroteo. No duró mucho.

Al llegar a mi subnivel y tras ver que no había nadie en el pasillo, abrí la puerta de mi casa... o al menos lo intenté, porque esa vez acabé tirado al otro lado del pasillo y medio apendejado por la descarga eléctrica. Pensé que a lo mejor la había cagado al dar la clave, así que volví a teclearla, y otra vez terminé en el piso. No quise intentarlo otra vez porque recordé que las defensas estaban programadas para que al tercer intento fallido la descarga fuera mortal, así que mejor llamaría a la Policía –sí, aunque te rías-. Fui al pasillo de arriba donde, cosa rara, había un videófono que aunque sin imagen, aún servía. Después de dar mis datos a la máquina de la Policía, me dispuse a esperar su llegada. Como sabía por experiencia que podía durar toda la tarde o más, pensé que lo mejor sería tratar de pasar el tiempo descansando en el pasillo, lo que no se pudo porque los gritos de la vieja que me había acompañado me lo impidieron. Sé bien que era ella pues la escuché maldecidme varias veces, supongo que los chavitos la estaban violando una y otra vez antes de despachársela. ¡Qué bueno que no fui con ella!

Casi al anochecer llegó la Poli y luego de una comprobación de rutina de identidad forzaron la puerta. Fueron por un ariete láser y la tumbaron sin más. Cuando el humo se disipó pudimos ver que mi departamento había sido completamente limpiado. Todos los muebles y mis cosas habían volado, y pegada con chicle en el espejo estaba la tarjeta de la Lupe, junto a un mensaje pintado con lápiz labial que decía “con amor de tu Lupita”... ¡pinche vieja!

Así que ahí tienes, lo había perdido todo: casa, trabajo y vieja. Sólo me quedaban unos pocos créditos en el banco. Como no tenía nada que me atase a este mundo y estaba solo y sin compromisos, decidí abandonarlo... Por suerte, para eso no hacía falta tomar medidas tan drásticas como pegarse un tiro o algo así, y mejor gasté mis ahorros sobornando a un oficial para enrolarme en un carguero como neo-marino. Recuerda que en ese entonces era joven y pensaba que el mundo, o el universo si quieres, podía ser mío.

Fue en el comedor de uno de tantos puertos orbitales de cualquier planetucho cuando escuché otra vez hablar de las Lind’hes. Estaba de permiso y pasaba el tiempo buscando un par de viejas para una fiesterita, pero todas las putas humanas que había por esos rumbos más bien parecían monstruos alienígenas, por lo que estaba medio encabronado. Ya me estaba animando a contratar a una de las putas esas cuando escuché a lo lejos un rumor al que no le hice mucho caso, hasta que oí que alguien nombraba a las Lind’hes. Dejé a la puta un poco molesta pero me valía, me acerqué a la mesa donde estaban reunidos y pude ver que como en el parque, aquí tampoco había viejas. El que hablaba era un sujeto que tenía cautivado a su auditorio con sus tonterías... No, no como yo, me perdonas, pero no. Pero bueno, ¿en qué iba? Ah sí... el cuate éste estaba hablando y les decía:

-Así es hijínes, ustedes no tienen ni siquiera la idea de lo que es chingarse a una hembra, a una verdadera hembra. No como las putillas de las colonias o las viejas frígidas de la Tierra.

Tan amables conceptos me aclararon el por qué no había viejas entre los escuchas.

-Para saber lo que es joder –prosiguió-, hay que joderse a una de las Lind’hes.

No pude resistir la tentación y le interrumpí, preguntándole quiénes o qué eran ellas. Cuando me respondió que se trataba de una raza de no-humanos no me pude contener y le repliqué:

-¡No chochees! Bien sabes que cada raza sólo puede hacerlo con los de su misma especie. Cualquier otra simplemente no es compatible. ¡No pueden procrear! ¡Recuerda el Principio de Incompatibilidad Majluf!

-Mira pendejito –contestó-, eso ya lo sé pero, ¿quién habla de traer hijos al mundo? Yo hablo de cogérselas y ya.

-Ni eso. Hasta donde sé, ninguna raza no-humana tiene el sexo ni remotamente parecido al nuestro.
-¿Y cómo sabes que eso es cierto?
-¿Y cómo sabes que no lo es?

Un coro de risas me respondió y un jovencito a mi lado me explicó la causa:

-¡Pero viejo! ¿No ves que él es un Iniciado?

-¡Iniciado! –exploté-. Para empezar, ¿Iniciado en qué? Para mí no es más que un pinche viejo loco. Lo que dice es completamente imposible.

-Pues estás viendo a alguien que hizo lo imposible- dijo otro oyente-. Se cogió a una de las Lind’hes.

-Por eso es un Iniciado. Amar a una Lind’he es como entrar al cielo por un momento.

-Cierto. Después de aquello no puedes sino despreciar cualquier otro tipo de unión carnal.

Como te imaginarás, no iba a dejar que esa bola de idiotas me apantallara, así que les dije:

-¡Pero es completamente falso! Si eso fuera posible, lo sabrían los de Sanidad. Es más. ¿por qué no sabemos nada de ellas?, ¿cómo sabríamos si hay riesgo de una infección extraña o algo así?

-Por lo mismo que mencionaste –respondió el “Iniciado”-. Por el Principio de Incompatibilidad Majluf. Somos casi iguales por fuera, pero por dentro somos diferentes, muy diferentes –continuó en un extraño tono-. Al menos hasta donde se sabe pues no hay datos fidedignos al respecto. Parece que tienen una especie de tabú sobre saber cómo son por dentro o algo así, nunca lo comprendí muy bien...

-¡Mamadas! –interrumpí-. Podrás engañar a esa bola de pendejos, pero a mí... ¡Ja!



Todavía no sé cómo, pero después de una acalorada discusión sobre sexología, anatomía y exobiología, logró convencerme, no sólo de que tal unión era posible, sino de que también era lo más parecido a la gloria. Y entonces se inició una nueva discusión que, supongo te sonará conocida: yo insistía en que me llevara con las Lind’hes y él trataba de disuadirme. Después de ruegos y amenazas solamente conseguí que me indicara cómo llegar a Deneo-3, su planeta hogar. Por suerte mi nave tenía que llevar a cabo un embarque en un lugar relativamente cercano, y de ahí no sería difícil llegar al planeta en cuestión.

Pedí licencia cuando estuvimos lo más cerca posible y con la paga que había ahorrado me embarqué en un transbordador a Deneo. Ya en el planeta me dediqué en cuerpo y alma a buscar a las Lind’hes. Resultó mucho más difícil de lo que había pensado, Deneo-3, como sabes, es un planeta libre donde coexisten muchas razas. Había un chingo de humanoides pero ninguno con los rasgos que me había descrito el Iniciado. A punto estuve de perder la vida un par de veces y cuando empezaba a creer que me había visto la cara de pendejo y eso de las Lind’hes no era más que una leyenda cualquiera y mis ahorros casi desaparecían, en una aldea alejada de la mano de Dios encontré a un humanoide que, a cambio de una buena suma prometió conseguirme una cita con una de ellas.

Al principio dudé. La cosa ésta no se parecía en nada a lo que esperaba, se parecía algo a nosotros –era bípedo-, pero hasta ahí. Si esa era la raza de las Lind’hes, mejor que ahí quedara la cosa. No es que sea racista, pero la verdad no se antojaba meterme a la cama con una cosa tan llena de pelos que no sabía si me miraba o me daba la espalda. Cuando le dije lo que pensaba, graznó algo y el traductor en mi oído dijo:

-No sea despistado caballero. Yo sólo le presentaré a la damisela en cuestión, que en realidad es bastante más parecida a su bella raza que a la mía.

Por los ademanes y tono de voz se podía ver que estaba encabronado, y con toda seguridad no era eso exactamente lo que me quería decir, pero bueno, para eso estaban diseñados esos aparatitos, para evitar conflictos interespecies...

Me llevó de mala gana a lo que dijo era una especie de santuario... No, a mí no me hicieron pasar por una ceremonia de purificación, no, ¿a ti sí? Je, parece que se están refinando cada vez más las cabroncitas... Pero bueno, el caso es que más tarde me di cuenta de que sólo se trataba de una especie de hotel de paso, muy apantallante eso sí. Al principio estaba muy nervioso. No sabía si se trataba de una trampa o algo, conforme pasaban los minutos desconfiaba más y más, acariciaba mi arma anticipándome a cualquier cosa y cuando estaba a punto de irme ella entró.



No puedo explicar qué fue lo que sentí cuando la vi. Por unos instantes quedé petrificado por su belleza, era la criatura más hermosa que jamás hubiera visto. No era humana, es verdad, pero comparado con ella, deberíamos vernos como monstruos. Era la perfección absoluta. Sus ojos oscuros, profundos, me miraban de una manera hipnótica, seductora y a la vez inocente; sus labios, delgados y finos invitaban a ser mordidos con pasión, sorber la vida misma de ellos... pero sobre todo, estaba el olor, un dulce aroma que me enloquecía, haciéndome desearla tanto que no podía pensar en otra cosa; la verga me dolía de tan dura que la tenía, urgiéndome a liberarla y fusionarme con ella.

Ella avanzó, y al hacerlo, la delicada túnica que portaba cayó al suelo, dejándome admirar por completo su belleza, un cuerpo tan perfecto que solamente podía pensar en lanzarme sobre ella, pero estaba como paralizado. Continuó su avance y finalmente estuvo junto a mí... su aroma me hacía casi perder el sentido y la deseaba como jamás había deseado a nadie. De pronto, con un movimiento rápido y con una fuerza que parecía imposible en ella, me rasgó la camisa y luego el pantalón.

No recuerdo cómo fue, pero cuando al fin la penetré, fue algo por completo distinto a todo lo que esperaba. El viejito loco aquel tenía razón, nada podía compararse con esto; era como si su sexo tuviera vida propia, yo estaba inmóvil, dejaba que ella hiciera todo, tan imposibilitado estaba por el placer que ella me daba y podía ver que ella también estaba gozando, sus ojos entrecerrados y sus manos en mi pecho y... ¿eh?, ah, claro, sí, perdón, bueno... Perdona, a veces me pongo un poco cursi cuando recuerdo aquello, pero supongo que bien sabrás de lo que estoy hablando.

El caso es que al final perdí el sentido, no pude soportar tanto placer y... sí, ya me imaginaba que tú también te habías desmayado, pero bueno, al día siguiente desperté y me dediqué a buscar al Iniciado aquel, tal como tú me buscaste.

Lo encontré en el mismo planeta, en un rincón oscuro de una cantina del puerto, platicándole sus penas a la cucaracha con la que compartía su bebida.

-¡Óyeme jijo de la chingada! –le grité-. ¿Qué chingaos pasó?

-Por lo que veo, adivino que ya habrás hecho tu caprichito- me dijo sin dejar de mirar al bicho.

-¡Sí infeliz! ¡Mentiste, dijiste que no había peligro!

-Jamás dije una mentira. Especifiqué que no había riesgo de enfermedad. Además, ¿de qué te quejas, no fue increíble?

-Sí, increíble, pero ¿qué chingaos pasó? ¿Y ahora qué hago?

-¡Por favor hijo! Comprenderás que ningún hombre, es decir, un verdadero hombre, va a ir por las calles gritando a los cuatro vientos que ha sido despojado de su virilidad por una remera extraterrestre. Además, lo hecho, hecho está, simplemente no hay remedio.

-¡Pero...! ¿Es todo lo que tienes que decir, eunuco de la rechingada?- le grité, y me respondió, tal y como ahora yo te digo:

-Bienvenido al club...

lunes, noviembre 05, 2007

Tertulia de ciencia ficción


Divisó la silueta en la playa, a la distancia... Se puso de pie y se llevó la mano a los ojos para protegerse del resplandor del Sol... Por un momento tuvo la sensación... No, eso era imposible. No creía que fuesen a aprovecharse de ella con tanto descaro. Sin embargo, no pudo contenerse y echó a correr hacia él por la parte firme de la arena, junto a la orilla. El hombre estaba igual que en la última foto suya, feliz, lleno de energía, con la barba crecida luego de un día sin afeitarse. Ahogada en sollozos, se echó en sus brazos.

Cuando niña, Ellie Arroway perdió a su padre. Ahora, adulta, aún lo extraña. En lo más profundo de su ser soñaba con verlo y continuar disfrutando de su compañía, de su cariño.

De niña aún, y hasta de joven, solía soñar que llegaba a él y le anunciaba que su muerte había sido un error, que en realidad estaba vivo. Pero esas fantasías le costaban caro, al despertarse luego en un mundo donde él ya no estaba.

Nunca hubiera imaginado que gracias a aquel mensaje enviado por unas inteligencias desconocidas, sus sueños podrían cumplirse... Los científicos del proyecto Argos, empeñados en la búsqueda -mediante radiotelescopios- de inteligencia extraterrestre, reciben un mensaje junto a la imagen de Hitler inaugurando los Juegos Olímpicos de 1936. En realidad se trataba de las instrucciones para construir una máquina. ¿Para qué serviría aquel artefacto? Las esperanzas y temores de la humanidad no tardaron en aparecer.

A pesar de los temores en el sentido de que aquel aparato pudiese ser peligroso para la humanidad, el proyecto obtuvo luz verde. “Se demoraron años; fue un sueño de la tecnología y una pesadilla para la diplomacia, pero finalmente se logró construir la Máquina”.

Y ahora ahí estaba Ellie, en una playa de un mundo lejano... ¡¡caminando con su padre!!

Ellie tuvo la sensación de que se descorría una imponente roca y entraban los primeros rayos de luz en una tumba antigua, casi olvidada (...) Lo que más había añorado era poder volver a verlo, pero siempre reprimió su anhelo dado lo imposible de llevarlo a cabo. En ese momento, en cambio, lloraba por todos los años que los habían separado... lo tenía consigo, y no era un sueño ni una aparición, sino un ser de carne y hueso... o algo semejante. La había llamado desde el cosmos, y ella había acudido a la cita (...) Lo abrazó con todas sus fuerzas. Sabía que era un truco, una construcción, pero excelente. Por un momento lo tomó de los hombros y lo apartó de sí para mirarlo mejor. Estaba perfecto. Era como si su padre, muerto muchos años atrás, hubiera ido al cielo, y por último –por una vía tan poco ortodoxa– ella lograse volver a reunirse con él. Llorando, lo estrechó de nuevo entre sus brazos. Más de un minuto demoró en calmarse... Enjugó sus lágrimas, riendo y llorando al mismo tiempo...

El pasaje anterior forma parte de la novela Contacto de Carl Sagan.



El domingo 28 de octubre acudí a la sexta tertulia de ciencia ficción de la ciudad de México. Estas reuniones se llevan a cabo en el Sanborns de los pajaritos (mismo que se encuentra a la salida del metro División del Norte) y las organiza Jorge Armando Romo, un estudiante de biología de la Facultad de Ciencias de la UNAM y participante de Sobrenatural.net.

En esta sexta tertulia encontré a dos buenos amigos del taller de ciencia ficción de la AMCyF (mismo al que me uní el 27 de enero de 1998, tengo en mente la fecha exacta porque ese día Héctor Chavarría me firmó su novela Adamas): Luis Flores Aguilar y Ángel Zúñiga (autor de la novela Retorno). De igual forma, conocí a Jorge Armando (fue él quien me invitó) y a Eduardo Honey. Durante la reunión platicamos de Contacto (para la de este mes comentaremos Blade Runner).

Ángel escribió:

Aunque esta vez tuvimos un quorum reducido, eso no evitó que comentaramos sobre el tema de esta sesión; la novela y película "Contacto", de Carl Sagan. En general concluimos que aunque no es una obra de fuerte caracter literario, sí es una novela (y película) emotiva y bien desarrollada sobre la virtud de mantener la fe ante lo desconocido, sin recurrir a la religión en forma.

Y realmente es una obra emotiva. La parte más conmovedora es aquella en la que Sagan relata el encuentro de Ellie con el extraterrestre que toma la forma de Ted Arroway. Los sentimientos de Sagan ante la muerte de sus padres fueron expresados en ese pasaje de su novela.

Platicamos tanto de la novela como de la película (misma que dirigió Zemeckis), de la carrera científica de Sagan, de su obra de divulgación científica, de su escepticismo (mismo que le llevó a ser uno de los fundadores del CSICOP) y de las críticas que recibió por parte de creyentes en platillos voladores. También platicamos de naturismo, homeopatía, y del “documental” ¿Y tú qué sabes?

Termino esta entrada precisamente con una de las críticas a Sagan, se trata de reproches que me parecen bastante graciosos.

En el editorial del número 46 de la revista Contactos Extraterrestres (que corresponde a la primera quincena de octubre de 1978) escriben:

Como ya va siendo costumbre, empezamos nuestro editorial comentando un nuevo ataque a los OVNIS, perpetrado esta vez por el pontífice mayor de los escépticos oficiales: Carl Sagan. En un reciente artículo publicado en Playboy –revista que va de perlas con la personalidad y apariencia del famoso astrónomo-, Sagan hace gala de su capacidad para argumentar como sofista y convencer a los desinformados de que el fenómeno OVNI no es más que un engaño fenomenal, voluntario o involuntario, pero engaño al fin y al cabo.

Una de las quejas del responsable del editorial es que Sagan no discute casos específicos, más bien afirma que los avistamientos son interpretaciones confusas de fenómenos naturales.

Sagan ni siquiera se toma el trabajo –como hacen Phillip Klass y compañía- de analizar un caso concreto para desmentirlo. No. Él es demasiado importante y su tiempo tan sagrado que no puede dedicarle más atención al asunto OVNI. Solamente está dispuesto a publicar de vez en cuando algún articulillo, sobre todo si puede colocarlo en revistas que como Playboy pagan una fortuna. No cabe duda que el oficio de escéptico profesional también está muy bien remunerado.

A continuación acusan a Sagan de “coquetear” con la ufología y la astroarqueología. Luego siguen criticando el artículo aparecido en la revista del conejito:

Con su artículo en Playboy, Sagan revela que, a pesar de todos los esfuerzos realizados por los ufólogos serios, la cuestión OVNI sigue siendo considerada con recelo cuando no se le rechaza francamente. En su caso, él plantea la teoría de que el gusto por los OVNIS y todos los fenómenos paranormales no es más que la expresión de una necesidad religiosa por parte de las masas. La gente necesita creer en algo, y en algo que sea misterioso, que excite su imaginación. Así los fabricantes de mitos han creado los OVNIS, la telepatía, la precognición, etc.

Después vuelven a reprocharle no realizar un trabajo como el de Klass, es decir, estudiar casos y explicarlos.

El pontífice de los escépticos es un hombre ocupado, y aunque el mito sea muy peligroso, sólo está dispuesto a atacarlo cuando puede escribir un artículo para Playboy.
Sagan aparece así como el ejemplo más completo del científico prefabricado para la sociedad de consumo.


Líneas más adelante le reconocen sus aportaciones a la ciencia, pero le piden que no se dedique al “escepticismo militante”; ahora que si insiste en hacerlo, que sea serio y deje a un lado su actitud “frívola” (los que no tienen una frívola actitud son los ufólogos crédulos, seguramente).

Hacia el final afirman que escépticos como Sagan no son profesionales sino improvisados, y que a pesar de las críticas “los OVNIS siguen apareciendo por todas partes y hasta raptando gente.”

Las últimas líneas no dejan de ser graciosas, desean que un OVNI rapte a Sagan:

Y no lo decimos con el ánimo de que el escéptico regrese a pregonar a los cuatro vientos la existencia de los OVNIS, sino más bien con el deseo de que no retorne, ya que así dejará de confundir a los lectores bienintencionados que tienen la desgracia de echar una ojeada a sus artículos.

miércoles, octubre 31, 2007

SEXO EN LA CIENCIA FICCIÓN MEXICANA

Contactos Extraterrestres fue la primera publicación mexicana dedicada por completo al llamado fenómeno ovni. Editorial Posada la publicó de 1975 a 1982, fueron 145 números. Colaboraban, entre otros, Pablo Latapí, Héctor Chavarría, Fernando Téllez, Ariel y Fausto Rosales, Mauricio-José Schwarz, Luis Ruiz Noguez y Héctor Escobar.

El 19 de julio de 1978 salió a la venta el número 41, en aquel entonces su director era Ariel Rosales, posteriormente el puesto lo ocuparía Héctor Chavarría Liu.

Antes de pasar al verdadero motivo de estas líneas, veamos un poco el contenido.


En la portada aparecía la fotografía de un OVNI que había sido avistado en Ciudad Satélite el seis de marzo de ese año, el testigo era un joven de catorce años, los pormenores los detallaba el ufólogo Pablo Latapí Ortega. El caso es realmente interesante, pues al parecer no se trata de un fraude y las explicaciones que se plantearon en ese momento (lámpara colgante, objeto lanzado al aire) no resolvían el enigma. Como tantos otros, éste es un caso abierto... El investigador Héctor Escobar, en su libro 500 años de Ovnis en México (Corporativo Mina, 1996), lo incluye en su lista de informes con alto grado de extrañeza; pero aclara lo siguiente: “Aunque la fotografía es bastante interesante es necesario hacer algunas precisiones. La fotografía fue tomada con una cámara Polaroid, por lo cual no hay negativo de la misma. En la opinión de una de las personas que investigó el caso (Héctor Chavarría) el objeto pudiera ser una maqueta suspendida en un alambre.” Los creyentes dirán que no podía esperarse un comentario diferente, pues Chavarría es un debunker o detractor del tema.

Y precisamente en el editorial del número que comentamos escriben sobre Martin Gardner, quien, a partir de su interpretación de la película “Encuentros cercanos del Tercer Tipo”, expuso su punto de vista acerca de la ufología en The New York Review of Books. Escriben en Contactos Extraterrestres: “A lo que ha dado lugar esta situación (la presentación de la película como un documento ufológico) ha sido precisamente a reacciones como la de Gardner, quien al igual que los otros detractores oficiales de todo aquello que huele a paranormal –Isaac Asimov, Paul Kurtz, etc.- sólo está esperando una oportunidad para lanzar sus ataques en la forma en que lo ha hecho. Y lo grave del asunto es que esta gente no está dispuesta a entablar discusión con la mente abierta; por el contrario: se niega rotundamente a aceptar que el fenómeno OVNI sea digno de una discusión científica. ¡Y más cerrazón que ésta es difícil de encontrar!”

En un artículo titulado “Mis contactos con Hynek” Antonio Rivera también se refería a otros detractores: Donald Menzel y Philip Klass. De igual forma, se publicó un artículo en el que Erich Von Daniken se expresaba sobre “el misterio de Sirio y la tribu Dogon”, misterio que, según recientemente expresó Jaime Maussán, “tiene a los científicos en un callejón sin salida”, ¿de verdad?, pues aquí puede encontrarse una respuesta al supuesto enigma.

Dejemos ya de lado los asuntos ufológicos y pasemos a lo que nos interesa en esta entrada: el sexo en la ciencia ficción mexicana.

En la página 41 nos encontramos con las siguientes líneas: “Aunque incipiente, la ciencia ficción en lengua española empieza a tratar todo tipo de temas, hasta aquellos que hace unos años aún se consideraban demasiado ‘atrevidos’. Un magnífico ejemplo ofrece este cuento de un joven escritor mexicano que hoy publicamos. En él lo extraterrestre adquiere una dimensión terriblemente sensual y vigorosa.” El cuento en cuestión se titula Amante y fue escrito por Mauricio-José Schwarz, a quien agradecemos su permiso para publicar su trabajo.


AMANTE
Mauricio-José Schwarz


La mujer sentada sobre la piedra ajena del planeta ajeno soñaba sueños que nadie antes había soñado, que nadie se había atrevido a soñar. Su cabeza se balanceaba lentamente sobre su cuello al ritmo de cantos que nadie jamás se había atrevido a cantar. Sus manos como dos blancos peces muertos sobre sus piernas se crispaban repentinamente y luego volvían a su muerte original. La tela suave de su blusa se pegaba a su cuerpo empapado en sudor.

Un grito. Un grito jamás escuchado la volvió a la realidad, sus uñas enterrándose inmisericordemente en sus muslos, el sudor fluyendo por sus poros, cada pequeño músculo en tensión y una sensación de absoluto vacío en el estómago.

Quizá no había sido nada, pero sus tímpanos aún vibraban después de tan inhumano grito. Hasta la tierra del lugar parecía estar consciente de su presencia allí, donde jamás había estado un ser humano. No. En realidad había habido quince, pero catorce de ellos estaban ahora enterrados junto a la chatarra que había sido la nave interestelar “Von Klaus”.

La “Von Klaus” visitaba un sistema solar inexplorado. Había permanecido en cierto sector espacial durante más de un mes, sin nada especial que reportar, cuando apareció. Un planeta, inexistente, indetectado, apareció súbitamente en los instrumentos de la nave.

Los minutos que transcurrieron después de la aparición resultaron demoníacos. La incredulidad se pintó en los rostros de hombres y mujeres entrenados para vivir en un universo explicado por la ciencia. En tal universo, ciertos fenómenos no podían ocurrir.

Si lo que ocurría era imposible, entonces no estaba ocurriendo, rezaban los cánones.

En cada cerebro se formó una explicación plausible: alucinación colectiva, falla en los instrumentos, proyección holográfica.

Pero resultó ser, simplemente, un planeta. Un planeta que apareció de la nada.

La tripulación reaccionó, primero, con diversión inquieta, después con franco temor y, por último, con un pánico desatado que el propio comandante, quien durante más tiempo conservó la cabeza, fue incapaz de controlar, para terminar uniéndose ruidosamente al caos.

El origen del caos fue el informe de máquinas.

Todo el combustible había desaparecido. La “Von Klaus” empezó a caer hacia la alucinación-falla-proyección.

* * * *

Una nave cayendo. Un plateado estilete con una cauda de fuego que crece conforme el gigantesco vehículo va adentrándose en una atmósfera cualquiera. Fricción que derrite y rompe las paredes, fuerzas enormes en contraposición luchando como dos colosos por reventar la frágil estructura que protege la vida de quince trozos de protoplasma pensante, sensible. Dentro de la nave, un silencio enloquecedor que debe llenarse golpeando, aullando en una atávica involución hacia los alaridos del protohombre en la llanura a la vista del leopardo. Un aquelarre prolongado por una eternidad de cinco, quizá seis minutos, dentro de una nave fabricada cuidadosamente por quinientos obreros, ejércitos de mineros, ingenieros, matemáticos, físicos, técnicos. Una nave, el trabajo de tantas manos, tantos cerebros, destruida para todo efecto práctico en menos de siete minutos. El pequeño fracaso dentro del gran fracaso.

Y un choque final, concluyente, rotundo. Tal vez demasiado suave, tal vez no demasiado destructivo. Sólo una masa de metal ardiente y catorce cadáveres en todas las posiciones y una mujer con los ojos nublados por el llanto y el corazón retorcido por el pánico, recorriendo una inerte nave buscando otro sobreviviente. Una mujer saliendo inconscientemente -¿siendo sacada?- hacia un planeta de atmósfera y demás características desconocidas. Cayendo a la tierra amarilla de un planeta sin nombre. La carrera desesperada hasta caer exhausta, sollozando, a veinte metros de la catástrofe y desmayándose mientras soñaba una voz que decía “Duerme, duerme. Lo peor ya ha pasado”. Y la voz podría haber sido de su padre, o del comandante de la “Von Klaus”, su amado.

* * * * *

La primera mañana comenzó, para ella, con el sorprendente descubrimiento de que estaba viva. De algún modo se sentía ligera y calculó unas tres cuartas partes de la gravedad terrestre para el lugar. La atmósfera no le producía ningún efecto notorio, pero apenas se detuvo a pensar en la altísima improbabilidad matemática de hallar un planeta habitable. Empezó a andar directo hacia los restos de la “Von Klaus” con una sola idea en la mente: su comandante.

Porque Gloria había sido la compañera de Ben durante años. Cuando se iniciaron las pruebas a los aspirantes a formar parte de la tripulación de la “Von Klaus”, Ben y Gloria habían jurado ir los dos o quedarse ambos en la Tierra. Y Ben y Gloria habían estado haciendo el amor cuando el planeta apareció.

El casco de la nave estaba tibio aún, y Gloria subió por un agujero, quemándose una mano. En su interior todo era cuerpos y sangre, destrucción, olor a quemado. Recorrió los pasillos que habían representado seguridad en el espacio y en el hiperespacio, los camarotes donde los miembros de la tripulación habían dormido y cantado y hecho el amor. Llegó al puente de mando y encontró los cadáveres de tres jóvenes ingenieros. Habían sido bien parecidos, pero ahora sólo se les podía reconocer por las placas de aluminio que colgaban de lo que habían sido sus cuellos. Gloria avanzó hacia el control de máquinas, sin saber si estaba aturdida o enloquecida, volteando cuerpos sin ningún sentimiento de asco ni de dolor, buscando tan solo una placa que dijera “Comandante” en algún cuello. Entró al cuarto de máquinas y lo supo al verlo.

Ben no estaba muy desfigurado. Una barra del inutilizado reactor había saltado atravesándolo y colgándolo en la pared. Gloria gritó y nuevamente salió de la nave sin intenciones de volver.

Después de caer al suelo, empezó a correr hacia un pequeño bosque que estaba muy cerca. Apenas pudo dudar si dicho bosque había estado allí esa mañana. Cayó antes de llegar al primer árbol y nuevamente quedó inconsciente.

Despertó como una hora después, con el recuerdo de Ben latiéndole en el cerebro y volvió la cabeza para ver el cadáver de la “Von Klaus”. Un árbol le impedía verla del todo y, cuando empezó a moverse para hacerlo, se dio cuenta.

La nave estaba a unos cincuenta metros. El bosque había estado a unos cien metros de la nave y ella había perdido el conocimiento a medio camino.

“¿Qué está pasando?”, se interrogó Gloria. Estaba segura de que el bosque había avanzado durante su desmayo. Se puso de pie violentamente y vio, a la altura de sus ojos, una fruta, la única que colgaba del árbol, una especie de híbrido entre pera y manzana. ¿Un árbol con una sola fruta?

Miró a su alrededor. Un típico bosque de pinos la circundaba. El único árbol frutal a la vista era el que estaba frente a ella. Su cerebro de bióloga empezó a hacerse preguntas, olvidando de pronto su anterior desgracia, tensándose al enfrentar nuevos enigmas. ¿Un frutal tropical en medio de un bosque de pinos? Imposible. ¿Un frutal con una sola fruta? Misma respuesta. Y entonces Gloria se percató de otro inquietante hecho: El silencio.

Todo bosque tiene animales. Animales para toda hora del día, ruidos diferentes que cubren las veinticuatro horas (en la Tierra). Luego, Gloria miró el piso: ni una sola piña sobre la tierra. ¿Alguien ha oído de un pinar que no arroje sus semillas al suelo? Contuvo el aliento buscando un sonido. Un paisaje terrestre debía tener características terrestres también en su fauna.

Nada.

Desesperada, dispuesta a aceptar ya casi cualquier cosa, estiró una mano y tomó el fruto. Era suave y se veía jugoso. Lo mordió y recibió el néctar suave y el sabor más agradable que hubiese probado. En ese momento se dio cuenta de que llevaba casi veinticuatro horas sin probar bocado. Comió ávidamente, sin pensar en nada más. Cuando terminó, descubrió, sorprendida, que el fruto era del tamaño exacto para saciar su hambre y su sed. Un poco menos la hubiese dejado insatisfecha. Un poco más y no hubiese podido terminarlo. Miró a su alrededor.

Piñas.

De pronto la tierra se veía cubierta de piñas, como si una mano gigante hubiese sacudido los pinos silenciosamente y éstos hubiesen caído de igual manera mientras ella comía. Un ave empezó a cantar y Gloria huyó de nuevo hacia el yermo, alejándose del bosque hasta pasar junto a la “Von Klaus” y seguir su camino. Anochecía en el extraño planeta cuando Gloria se sentó a descansar, tratando de ordenar la extraña sucesión de hechos. En síntesis, se trataba de una colección de imposibilidades que debían tener una explicación. Pero, fuese cual fuese la explicación y la causa, olían a peligro.

Esa noche vino el grito que despertó a Gloria.

Y al mirar hacia el frente, tratando de ajustar sus ojos a la oscuridad, vio a un hombre caminando hacia ella. La incipiente luz del alba, que surgía a espaldas de Gloria, tocó la cara del hombre y ella lanzó un grito.

-¡Ben! –en su cerebro empezaron a chocar las ideas. De pronto sintió frío-. ¡Pero estás muerto!

-Depende de la definición –dijo el hombre, con el mismo tono oscuro de voz que Ben usaba para ordenar-. Ben, el Ben que tú conociste, está muerto. Pero yo soy igual a él. Una copia genética exacta, el depositario de su memoria.

-¿Quién es usted? ¿Qué quiere? –chilló Gloria-. ¡No se acerque!

-Sólo quiero volver a ti, Gloria. Podremos pasar nuestra vida aquí y todo será como antes. Tú y yo.

-¡Ben está muerto!

-¡Qué más da? Ben y yo somos idénticos.

-¡No! –el grito de Gloria fue seguido por una huida. Las piernas le dolían a causa de las tensiones de los dos días anteriores, y la aparición empezó a correr tras ella, llamándola.

-¡Gloria! ¡Escucha, no quiero mentirte! ¡Espera, no me acercaré más, lo juro!

Al escuchar esto, Gloria se volvió y miró al hombre, de pie. Ella se detuvo, manteniendo una buena distancia entre ellos. Lo estudió: los mismos rasgos. El oscuro cabello ensortijado, la mirada inescrutable, sí, pero faltaba la cicatriz que Ben había sufrido en una pelea en el Village. Mientras Gloria pensaba esto, la cicatriz empezó a tomar forma en la frente del hombre, hasta quedar tal y como ella la recordaba. Señaló la frente del hombre con un dedo tembloroso.

-No huyas más –dijo él-, es verdad que soy grande, pero hasta para mí es difícil controlar varias variables a la vez.

-¿Quién es?

-No lo sé. Sólo sé que soy, Gloria. Soy y, hasta que ustedes llegaron a esta zona del universo, el tiempo no tenía significado para mí, ni el espacio. La materia era un simple accidente en la infinitud del espacio. Andaba entre las estrellas, vagando, hasta que sentí una tremenda fuerza atraerme, llamarme. Percibí –vi- la nave, y entré en ella hace días.

-¡Usted tiene la culpa de la muerte de mi gente! –era una afirmación, una pregunta y un reto.

-Escucha. Los miré a todos, aprendiendo, comprendiendo. Descubrí que, pese a los millones de años que he existido, era un niño en muchas cosas. Pero, de entre todas las experiencias que tuve, la más maravillosa fue cuando vi que los “hombres” y las “mujeres” se introducían en una... un camarote, eso, y entonces se quitaban la ropa y...

-¡Nos ha estado espiando! –gritó Gloria enfurecida.

-Espiar... espiar... –meditó brevemente la copia de Ben-, bien, creo que sí, lo siento, pero... cuando los vi, los sentí, tuve el deseo inmediato de poder experimentarlo... una idea me vino a la mente, en realidad, yo era pura mente entonces, y me materialicé de pronto.

-¿Usted es este planeta?

-Sí, Gloria, soy el planeta y los árboles y la fruta y el ave y el propio Ben que estás viendo.

-¡Pero asesinó a todos!

-Bueno... sí, pero no a todos, Gloria, te salvé a ti, te hice un bosque, te di de comer porque te amó, Gloria, y quiero... hacer esto, el amor, eso, contigo, para siempre.

Gloria gritó desgarradamente, empezando a comprender la monstruosidad del asunto. El ser continuó.

-No llores, eso... es malo, ¿no? Yo... por eso soy igual que Ben. Es lo mismo, recuerdo todo lo que él... digamos, el brazalete de plata que traje de la India cuando fui a meditar...

-Eso lo hizo Ben, no usted... ¡usted... es una... cosa!

-Bien, sí. ¿No te gusta Ben ya más?, -diciendo esto el ser empezó a transformarse, tomando el cuerpo del más hermoso Apolo que mujer alguna haya visto jamás-. Puedo ser un ideal físico con el cerebro de un genio... ¿me querrás así?

Gloria empezó a correr, incapaz de seguir viendo y escuchando a tan satánico ser. Gritó en su carrera y de pronto, de la arena amarilla el Apolo surgió nuevamente casi frente a ella. Se paró para no caer en sus brazos y, antes de dar la vuelta, sintió que dos manos la aprisionaban por los tobillos.

-¿Qué deseas? Dime, Gloria. Yo puedo hacer palacios, jardines, música. Hasta puedo poner a tu servicio un ejército de hombres. Claro... eso tomaría tiempo, yo... aún no tengo práctica...

Gloria pateó hasta librarse y empezó a correr de nuevo. El hombre la miró alejarse tristemente. Treinta metros más allá, Gloria resbaló y cayó. Dos manos frenéticas tomaron sus muslos, subiendo. En la arena apareció la cara sonriente del ser.

-Mi amor –dijo él.

Un grito.

En un planeta desconocido, ignorado, una hermosa mujer recorre las calles de las más bellas ciudades, camina por las veredas de los jardines más prefectos y se sienta en bancos que de inmediato se transforman en insaciables sementales de todas formas y colores. Se recuesta en árboles y muros de los que salen brazos prontos a rodearla, se viste con ropas que aprietan su hermoso cuerpo y sólo su mirada perdida y sus carcajadas enloquecidas desentonan con tal paraíso.