Es domingo.
Pronto caerá la noche.
Vagas por la ciudad.
Sin rumbo fijo. Sin una meta.
Tampoco esperas grandes sorpresas.
Sólo deseas caminar. Sentir el viento contra tu rostro.
Entonces sucede...
Llegas a la entrada del metro Escuadrón 201. Te topas con un puesto de tortas o de tacos, ya está cerrado.
¿Qué podría haber detrás?
Nada. Nada especial.
Un niño.
Un perro.
Un borracho orinando.
Tal vez otro vago: otro que -como tú- disfrute de caminar sin sentido.
Te equivocas.
Entonces los ves.
Parece que no se percatan de tu presencia.
Y tomas la imagen.

No deseas perturbarlos, así que te alejas y continúas disfrutando del viento contra tu rostro.
2 comentarios:
Por que no hay comentarios si es hermoso, la belleza donde no se espera, etereo.
Pues muchas gracias a ti por comentar.
Saludos
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