martes, marzo 21, 2006

El teólogo pecador
(pequeña introducción a los trabajos teológicos de Isaac Newton)


“No dedicar mi afecto a ti. No vivir de acuerdo con mis creencias. No amarte por ti mismo. No amarte por tu bondad hacia nosotros. No desear tus mandamientos. No anhelarte. No temerte tanto como para no ofenderte. Temer a los hombres por encima de ti.”

Así es como Isaac Newton confesaba no amar correctamente a Dios. Richard S. Westfall explica el origen de esa confesión: “En el verano de 1662, Newton sufrió una especie de crisis religiosa. Al menos, se sintió impelido a examinar el estado de su conciencia el domingo de Pentecostés, a escribir una lista con sus pecados anteriores a esa fecha y a empezar otra para los pecados que cometiera de ahí en adelante. Esta formalidad no duró lo bastante como para llevar la segunda lista demasiado lejos. Para evitar que cayera en manos extrañas, anotó sus pecados en clave...”

¿Qué otros pecados confesaba Newton? “Maldecir, tener malos pensamientos, actos y sueños impuros. Hacer tartas el domingo por la noche, dejar salir el agua a chorros en el día del Señor, bañarme en la tina el día del Señor, conversar ociosamente en el día del Señor y en otras ocasiones, atender sin prestar atención a muchos sermones”. Curioso resulta un joven de 20 años que confiesa –arrepentido- tener “malos pensamientos” y sueños “impuros”, evidentemente lo raro sería que no los tuviera. También reconocía: “Pensar más en el dinero y el placer que en el Señor, no buscar refugio en Él, no vivir de acuerdo con mi fe, no desear sus sacramentos, descuidar la oración...”.

Enrique VIII, como un homenaje a la Santísima Trinidad, fundó en 1546 el Trinity College. Newton, como en la anterior entrada explicamos, ingresa en 1661 (sus concepciones teológicas le traerían un problema –como veremos en otra entrada- que pudo sortear).

En el cuaderno de notas que llevó de 1663 a 1665 empezó a organizar sus conceptos teológicos, su objetivo era mostrar que las leyes de la naturaleza no excluían a Dios.

Como ya también mencionamos en la anterior entrada, para su “enemigo” intelectual, René Descartes, Dios podía abandonar su creación. En cambio, Newton imaginaba un Dios que actuaba constantemente en ésta. Dios intervenía tanto comunicándonos sus deseos como actuando en los fenómenos naturales. De hecho el genio creía que Dios vigilaba constantemente su creación, sin esta convicción no podríamos entender que hubiera escrito una lista con sus faltas. Frank E. Manuel escribe: “La escrupulosidad, el autocastigo, la austeridad, la disciplina y la laboriosidad de una moralidad que, a falta de una palabra más apropiada, podría llamarse puritana, quedaron grabados en su carácter desde edad muy temprana. La figura de un censor había crecido en su interior, y vivió siempre bajo la mirada atenta de ese Juez”.

¿En qué piensa la gente cuando se menciona el nombre de Newton? En un hombre reflexionando en la gravitación universal (descubriéndola, de hecho) después de que observara caer una manzana (o después de que ésta le cayera en la cabeza).

Lo de la manzana que le lleva a la gravitación universal es una leyenda inventada por Isaac Newton para no tener que darle a Robert Hooke el crédito que le exigía, pero esa es otra historia. Lo que es cierto es que en sus reflexiones sobre la gravitación también Dios estaba presente.


Un enigmático Espíritu elástico y eléctrico

Philosophiae Naturalis Principia Mathematica es el libro más importante en la historia de la física. Fue editado por vez primera en 1687. Sobre si utilizó cálculo (teoría de fluxiones) en la elaboración de su obra, José Marquina escribe: “Aunque Newton aseguró en el Account of Commercium Epistolicum (1715) que la primera versión de los Principia estaba escrita en estilo fluxional, que luego transcribió a una representación geométrica, hoy en día se admite que tal versión no existió nunca y que la aseveración de Newton debe ubicarse en la controversia con Leibniz por la paternidad del cálculo”.

Los Principia terminan con un escolio general, veamos lo que escribió en éste:

“Hasta aquí hemos explicado los fenómenos de los cielos y de nuestro mar por la fuerza gravitatoria, pero no hemos asignado aún causa a esa fuerza. Es seguro que debe proceder de una causa que penetra hasta los centros mismos del Sol y los planetas, sin sufrir la más mínima disminución de su fuerza; que no opera de acuerdo con la cantidad de las superficies de las partículas sobre las que actúa (como suele acontecer con las causas mecánicas), sino de acuerdo con la cantidad de materia sólida contenida en ellas, propagándose en todas direcciones y hasta inmensas distancias, y decreciendo siempre como el cuadrado inverso de las distancias”

Para Newton la causa de la gravedad era Dios, ¿por qué no lo expone así? La respuesta está en las siguientes líneas:

“Pero hasta el presente no he logrado descubrir la causa de estas propiedades de gravedad a partir de los fenómenos, y no finjo hipótesis. Pues todo lo no deducido a partir de los fenómenos ha de llamarse una hipótesis, y las hipótesis metafísicas o físicas, ya sean de cualidades ocultas o mecánicas, carecen de lugar en la filosofía experimental. En esta filosofía las proposiciones particulares se infieren a partir de los fenómenos, para luego generalizarse mediante inducción. Así se descubrieron la impenetrabilidad, la movilidad, la fuerza impulsiva de los cuerpos, las leyes del movimiento y de gravitación. Y es bastante que la gravedad exista realmente, y actúe con arreglo a las leyes que hemos expuesto, sirviendo para explicar todos los movimientos de los cuerpos celestes y de nuestro mar”.

Newton no decía abiertamente que la causa de la gravedad era Dios porque deseaba dar una demostración rigurosa (tal era su proyecto), recordemos que –como escribió Maynard Keynes- al hacer teología y alquimia era tan riguroso como cuando hacía filosofía natural. Pero aunque no la dejaba al descubierto, sí insinuaba su convicción, los Principia terminan con las siguientes palabras:

“Podríamos ahora añadir algo sobre cierto espíritu sutilísimo que penetra y yace latente en todos los cuerpos grandes, por cuya fuerza y acción las partículas de los cuerpos se atraen unas a otras cuando se encuentran a escasa distancia y se ligan en caso de estar contiguas; y los cuerpos eléctricos operan a distancias mayores, repeliendo tanto como atrayendo a los corpúsculos vecinos; y la luz es emitida, reflejada, refractada, curvada y calienta los cuerpos; y toda sensación es excitada, y los miembros de los cuerpos animales se mueven a la orden de la voluntad, propagada por las vibraciones de este espíritu siguiendo los filamentos sólidos de los nervios, desde los órganos externos hasta el cerebro y desde el cerebro hasta los músculos. Pero estas cosas no pueden ser explicadas en pocas palabras. Por otra parte, tampoco disponemos de una cantidad suficiente de experimentos para determinar con precisión y demostrar mediante qué leyes opera este espíritu eléctrico y elástico”.

En estas palabras podemos ver claramente que para Newton filosofía natural y teología estaban conectadas, estudiar filosofía natural equivalía a comprender al Creador.

Fuera de la filosofía natural ¿Qué tipo de investigaciones realizó para poder comprender al Creador?


Generalidades

Newton se interesó en la historia de la Iglesia, atacó lo que consideraba supersticiones y falsos milagros, intentó explicar el origen de los falsos dioses, estudió las profecías, creía que las escrituras habían sido modificadas y por ello dedicó parte de su tiempo a separar esa mezcla de verdad y falsedad, también reflexionó acerca de la relación entre Jesucristo y Dios padre.

Veamos un poco más detalladamente algunos de esos trabajos.

En su Theologiae gentiles origines philosophicae expuso sus ideas acerca del origen de los dioses falsos. Años después esta obra sería corregida y aumentada para transformarse en Chronology of Ancient Kingdoms Amended. Newton supone que los pueblos antiguos (griegos, egipcios, asirios, babilonios, medas y persas) mintieron en sus cronologías: “Todas las Naciones, antes de que empezaran a llevar la contabilidad exacta del Tiempo, han sido propensas a promover sus Antigüedades; y esta actitud ha sido fomentada por las Contiendas entre las Naciones, acerca de sus Orígenes”.

Newton concluye que el pueblo hebreo es el más antiguo, que el Antiguo Testamento es la crónica más antigua dejada por cualquier civilización, y que los otros pueblos habían adorado a las mismas doce deidades pero con diferentes nombres; estas deidades eran Noé, sus hijos y nietos. Así fue como los antiguos pueblos corrompieron la verdadera religión. Las falsas religiones consideraban que la Tierra era el centro del universo; la verdadera religión no cometía este error: Newton se ocupó también de hacer estudios sobre el Templo de Salomón (realizó todo un tratado al respecto); en la estructura del templo estaba simbolizada la verdadera estructura del universo: el fuego en el centro iluminado por siete lámparas representaban al sol y los siete planetas.

Otro escrito teológico es An Historical Account of Two Notable Corruptions of Scriptures. El filósofo John Locke, quien conocía las heréticas creencias de Newton, logró convencerlo de publicar esta obra; se publicaría en francés y, dependiendo del resultado, se podría llegar a publicar en inglés. Locke ya había conseguido quien imprimiera el libro, pero Newton se arrepintió a última hora. También con Locke mantuvo correspondencia sobre alquimia, parte de esta correspondencia trataba sobre una receta para multiplicar el oro, dicha receta había sido escrita por Robert Boyle.

Anotó sobre las profecías bíblicas: “Si no pueden comprenderse, ¿por qué las pronunció Dios? ¿Acaso bromeaba?” Se ocupó de ellas en su Observetions upon the Prophecies. Calcula el Día del Juicio Final, aunque no lo pone por escrito algunos consideran que la metodología de Newton apunta hacia el año 2060.

Los trabajos que más llaman mi atención son los que realiza acerca de la relación entre Dios padre y Dios hijo; la forma en que no debe ser amada la deidad y la literal presencia de Dios en toda su obra (eso de que “Dios está en todas partes”). De eso escribiré en una próxima entrada.


Referencias

Westfall Richard. Isaac Newton: Una vida. Cambridge. Madrid. 2000.
Varios Autores. Newton. Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. México. 1982.
Varios autores. Philosophiae Naturalis Principia Mathematica: consideraciones en torno a su estructura matemática. Revista Mexicana de Física. No. 6. México. UNAM.1996.
Marquina José. JEOVA SANCTUS UNUS, Teólogo y alquimista. Departamento de Física. Facultad de Ciencias. UNAM.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me pareció excelente tu postura y muy informativa. Espero la continuación...

pretor99@hotmail.com

Saludos.

Martín Fragoso dijo...

Gracias por dejar tu comentario... Bueno, espero me tengas paciencia con la siguiente parte :)

Saludos

Anónimo dijo...

OYE ME GUSTO MUCHO tu escrito... MMM ME PREGUNTO: ACASO VAS EN CIENCIAS??? BUENO BUENO ya es tarde TE DEJO MI MAIL Va yo_bbbb@hotmail.com