sábado, marzo 18, 2006

Algo sobre el Positivismo Lógico
(Primera parte)


En algunas entradas anteriores he escrito acerca de Ludwig Wittgenstein (mi filósofo de cabecera), deseo seguir escribiendo sobre él, pero creo que antes -para que se me entienda, sobre todo para que quede claro por qué lo considero un personaje apasionante, fascinante, y atractivo- es necesario escribir sobre su Tractatus Logico-Philosophicus y sobre el llamado Círculo de Viena.

El Círculo de Viena trató de sistematizar el fundamento del conocimiento. Su principal arma fue el análisis lógico del lenguaje; los integrantes del Círculo (al igual que Wittgenstein) concluyeron que los problemas tradicionales de la filosofía no son verdaderos problemas.


EL IMPOSIBLE DESTIERRO DE LA METAFÍSICA

“Positivismo lógico” es como nombró el filósofo Herbert Feigl a la escuela de pensamiento a la que perteneció. Los orígenes del llamado Círculo de Viena se remontan a 1907. En aquel año, el físico Philipp Frank y el matemático Hans Hahn comenzaron a reunirse para discutir sobre filosofía de la ciencia. En 1922 se les unió el físico Moritz Schlick y entonces las reuniones se hicieron de manera más frecuente. El también físico Rudolph Carnap se incorporó al Círculo en 1926. Para 1928 el grupo toma el nombre de Sociedad Ernst Mach. El objetivo de la Sociedad Ernst Mach era propagar la visión científica del mundo.

Este objetivo queda de manifiesto en el escrito que preparan para darle la bienvenida a Schlick (durante un tiempo estuvo en Estados Unidos) en 1929. Dicho artículo lleva por título “La visión científica del mundo: el Círculo de Viena”. En su manifiesto mencionan a Hume, Poincaré, Einstein, Mach, Leibniz, Russell y Marx, entre otros, como sus influencias.

Para ese momento el Círculo de Viena estaba integrado por los matemáticos Gustav Bergmann, Karl Menger, Marcel Natkin, Kurt Gödel, Olga Hahn-Neurath y Hans Hahn; los filósofos Friedrich Waismann, Herbert Feigl y Theodor Radakovic; los físicos Rudolf Carnap, Philipp Frank y Moritz Schlick; el historiador Viktor Kraft; y el sociólogo Otto Neurath. Posteriormente se unieron otros personajes. También aparece en este manifiesto una lista de simpatizantes. Albert Einstein, Bertrand Russell y Ludwig Wittgenstein son considerados los principales representantes de este movimiento intelectual.

Los primeros escritos aparecieron cuando se llamaban Sociedad Ernst Mach, los que posteriormente aparecieron en la revista “Erkenntnis” (Conocimiento), que después pasaría a llamarse “Journal of Unified Science”. La Sociedad Ernst Mach o el Círculo de Viena se desintegró a finales de la década de los 30 del siglo XX sin haber logrado su objetivo: encontrar y sistematizar el fundamento del conocimiento.

¿Por qué no lo lograron? ¿Cuál fue el problema que no pudieron resolver? Debemos comenzar diciendo que el Círculo se mostraba optimista en cuanto a la labor que deseaban realizar.

Era el momento preciso, pues se contaba con las herramientas intelectuales que habían faltado en el pasado. Después de esto la filosofía se transformaría. Estábamos a punto de ser testigos del viraje de la filosofía. Existían ya los medios para lograr fundamentar el conocimiento, y estos medios no habían aparecido de la nada y en un solo momento.

Schlick menciona: “Leibniz vio confusamente su principio. Gottlob Frege y Bertrand Russell abrieron tramos importantes en las últimas décadas, pero el primero en avanzar hasta el punto de viraje decisivo fue Ludwig Wittgenstein...”.

¿Con qué arma contaban los integrantes del Círculo? Con el “Tractatus Logico-Philosophicus”.

Wittgenstein escribe su Tractatus durante su participación, como soldado en el ejército austriaco, en la Primera Guerra Mundial. No fue poca la tarea que realizó: ¡¡resolver todos los problemas de la filosofía!!

“He escrito un libro titulado Logisch-Philosophische Abhandlung, que contiene todo mi trabajo de los últimos seis años. Creo que he solucionado definitivamente nuestros problemas. Puede que esto suene arrogante, pero me resulta imposible no creerlo... Echa por tierra, sin embargo, toda nuestra teoría de la verdad, de las clases, de los números y todo el resto...” Tales eran las palabras que Ludwig Wittgenstein escribía a Bertrand Russell en agosto de 1918. En el prólogo de su obra, escribió: “Soy, pues, de la opinión de haber solucionado definitivamente, en lo esencial, los problemas.”

¿Anunciaba Wittgenstein la muerte de la filosofía?

En el Tractatus leemos: “La mayor parte de las proposiciones e interrogantes que se han escrito sobre cuestiones filosóficas no son falsas sino absurdas. De ahí que no podamos dar respuesta en absoluto a interrogantes de este tipo, sino sólo constatar su condición de absurdos. La mayor parte de los interrogantes y proposiciones de los filósofos estriban en nuestra falta de comprensión de nuestra lógica lingüística. (Son del tipo del interrogante acerca de si lo bueno es más o menos idéntico a lo bello). Y no es de extrañar que los más profundos problemas no sean problema alguno.”

¿Con su análisis del lenguaje mataba Wittgenstein a la filosofía? Más bien la redefinía: “Toda filosofía es critica lingüística”

Leemos en el Tractatus:

“El objetivo de la filosofía es la clarificación lógica de los pensamientos. La filosofía no es una doctrina, sino una actividad. Una obra filosófica consta esencialmente de aclaraciones. El resultado de la filosofía no son ‘proposiciones filosóficas’, sino el que las proposiciones lleguen a clarificarse. La filosofía debe clarificar y delimitar nítidamente los pensamientos, que de otro modo son, turbios y borrosos”.

Delimitar los pensamientos significa poder distinguir entre enunciados con y sin sentido.

¿Qué significa tener sentido? “Tener sentido significa ser verdadera o falsa: el ser efectivamente verdadera o falsa constituye la relación de la proposición con la realidad, que nosotros significamos diciendo que tiene sentido”. Una proposición que no puede ser formulada de manera que en algún momento sea posible decidir si es verdadera o falsa, carece de sentido.

Al comprender nuestra lógica lingüística, Wittgenstein y los miembros del Círculo de Viena llegan a la conclusión de que todos los tradicionales problemas de la filosofía son en realidad pseudoproblemas. Esto lo veremos con mayor detalle más adelante.

Wittgenstein distingue entre lo que puede ser expresado mediante proposiciones con sentido y lo que sólo puede ser mostrado: “El punto fundamental es la teoría de lo que puede ser expresado mediante proposiciones –esto es, mediante el lenguaje– (y, lo que es lo mismo, lo que puede ser pensado) y lo que no puede ser expresado mediante proposiciones, sino sólo mostrado; creo que esto es el problema cardinal de la filosofía”.

Estos conceptos serán expuestos con mayor detalle en otras entradas.

Habíamos dicho que el objetivo de los integrantes del Círculo era dar bases firmes a la manera en que obtenemos conocimiento, pues intentaban desterrar a la metafísica del paisaje. A pesar de todos sus esfuerzos, la metafísica estuvo presente a lo largo del tiempo de vida del Círculo y nunca pudo ser borrada del mapa.

Durante el tiempo que intentaron resolver el problema que les interesaba, los integrantes del Círculo crearon conceptos como proposiciones o enunciados protocolares, proposiciones básicas, enunciados de observación, etc.

Conforme sus análisis avanzaban se presentaban cambios en sus consideraciones... Poco a poco se percatan de que el criterio de verdad es esquivo. Dentro del Círculo existían posiciones encontradas, por ello hay que aclarar que dentro de éste había una posición oficial, aunque cada miembro mantenía su posición personal.

En un cierto momento comenzaron a hablar del placer de verificar y a usar metáforas que ponían en evidencia que la metafísica seguía tan viva y presente como al principio. Sus esfuerzos no se ven recompensados y se percatan de que “la verdad” es tan metafísica como “la nada” o “la cosa en sí”.

Todos estos problemas fueron los que enfrentaron los positivistas lógicos. El objetivo que tenían era el de sistematizar por completo los fundamentos del conocimiento, pero al tratar de poner bases firmes (la lógica y la muerte de la metafísica) olvidaron –creo yo- algo que no es posible atrapar: la creatividad y la imaginación.
“Captar” la naturaleza es llegar a “ver” de forma “correcta” un fenómeno. ¿De qué manera un investigador encuentra la respuesta que busca? ¿Qué sucede en su mente mientras piensa en la posible solución? En ninguna de estas cuestiones es posible afirmar que intervenga la lógica.

Una imagen, una plática, un sueño o una palabra pueden despertar la creatividad y hacer que se llegue a una proposición acerca de la naturaleza. La razón no está en ese proceso, la razón vendrá después...

Una vez que el Círculo se disolvió, uno de sus miembros, Alfred J. Ayer escribió:

“La filosofía progresa, a su manera, y pocas de las tesis principales del Círculo de Viena sobreviven intactas. Metafísica ya no es un término de oprobio y se ha reconocido que al menos algunos metafísicos llegaron a sus increíbles conclusiones tratando de resolver problemas conceptuales muy difíciles”.

Después de esta “derrota”, Ayer apuntó:

“Finalmente, pienso que puede decirse que el espíritu del positivismo vienés sobrevive: en el reacomodo de la filosofía con la ciencia, en sus técnicas lógicas, en su insistencia en la claridad, en su rechazo de lo que yo puedo describir mejor como una excrecencia repulsiva de la filosofía, le dio una nueva dirección a la materia que no parece posible que se pierda”.

Para finalizar esta entrada mencionaré que Wittgenstein y los positivistas lógicos consideraban que sólo tienen sentido las proposiciones de las ciencias naturales.


REFERENCIAS

Ayer, J. A. “El positivismo lógico”. Siglo XXI.
Wittgenstein, Ludwig. “Tractatus Logico-Philosophicus”. Alianza Editorial. Madrid. 1994.

5 comentarios:

entubado dijo...

muy interesante el blog...

Anónimo dijo...

Muy interesante eso del positivismo lógico. He buscado sobre ello en Internet, pero ya espero la entrada (2) en tu blog, que por cierto es uno de los mas currados de entre los que sigo. Te felicito y te animo a seguir con ello.

Francesc

Martín Fragoso dijo...

Hola, gracias por lo que escriben, el día de hoy (11 de abril) pueden encontrar la tercera parte sobre positivismo lógico.

Saludos.

Anónimo dijo...

abajo el positivismo y la logica que viva el arte

jorgelinamedicaymusica dijo...

...excelente!!!comparto la visión que refieres acerca de la incapacidad de desterrar a la metafísica de positivismo logico. Los geniales miembros del círculo de Viena reconocieron en el ejercicio de la metafísica el motor creativo y liberador para trazar sus enunciados acerca del Método Científico...tu blog es buenisimo!!!!