viernes, enero 09, 2009

La religiosidad de Ray Bradbury


La luz es buena. La oscuridad es mala.
La vida es buena. La muerte es mala.
El hombre, que representa el bien de la luz y la vida,
avanza contra la muerte y la oscuridad universal.

Ray Bradbury



¿Cuál es el sentido de la vida?, ¿por qué hemos de desear vivir? ¿Por qué no decirle a la muerte?, ¿hay circunstancias que pueden hacerla deseable, apetecible? Cuando la muerte se presenta de forma atractiva ¿se trata de un engaño, de una ilusión?, ¿se trata de un perfecto disfraz?, ¿oculta su verdadera apariencia?... Por otro lado, ¿qué es el ser humano?, ¿cuál es nuestra naturaleza, nuestra esencia?, y ¿cuál es nuestro lugar en el universo?

Todas estas cuestiones han sido abordadas por cientos de filósofos, a pesar de ello continuamos pensando al respecto. En esta entrada veremos las respuestas de Ray Bradbury.

El autor de Fahrenheit 451 se sintió abrumado cuando vio la película Encuentros Cercanos del Tercer Tipo. ¿Por qué? Porque encontró en ella un gran mensaje...


UNA PELÍCULA DE EXTRATERRESTRES

En México fue a finales de abril de 1978, durante la IX Muestra Internacional de Cine, cuando se exhibió la cinta Close Encounters of the Third Kind, comercialmente se estrenó dos meses después.






Hagamos un paréntesis y veamos cómo recibieron los ufólogos la película de Steven Spielberg. Encontramos dos posiciones que se contraponen y cada una queda representada por los ufólogos Ramiro Garza y Antonio Ribera.

Antes de revisar las respectivas opiniones, recordemos que el astrónomo J. Allen Hynek supuestamente asesoró a Spielberg (Ribera –como veremos- nos da razones para dudar de la asesoría). Hynek era considerado “el padre de la ufología científica”, “el Galileo de los ovnis”. Por otro lado, Francois Truffaut interpretó a un investigador de ovnis, el personaje está basado en Jaques Vallée (Ramiro Garza se pregunta si en realidad está basado en Aimé Michel).

En el número 34 de la revista Contactos Extraterrestres (misma que salió a la venta el 12 de abril de 1978) apareció un texto de Ramiro Garza: “Una grandiosa película de verdad-ficción”.
¿Qué mensaje ufológico encuentra Garza en la película? “Para quienes ignoran la trascendencia del fenómeno OVNI, esta película será una piedra en su techo de cristal. Para los que alegan que todo es fantasía, será este film un ejercicio de sinceridad. Para los que han insistido en que hay algo, Encuentros Cercanos del Tercer Tipo es un escalón más en la certeza de la posibilidad. Nadie, ante esta historia, quedará insensible. Lo aseguramos.”

Garza consideraba que la película era una defensa del fenómeno OVNI y una denuncia de los intentos por ocultarlo y desprestigiarlo. Así, la aparición de J. Allen Hynek es interpretada por Garza como un homenaje y una denuncia; homenaje a quienes investigan seriamente el fenómeno OVNI y a quienes han padecido las consecuencias de un contacto, denuncia contra los cerrados, los negadores.

Sobre la estructura de la cinta, escribe el ufólogo: “Pocas veces se combinan tan bien los factores de la realidad y de lo fantástico. Y pocas veces también acecha interiormente en forma tan clara y tan definitiva, la persuasión de lo desconocido. OVNIS, naves, inteligencias, mensajes y el deseo de un contacto mutuo. Están ahí, para atestiguar su armónico tejido, la parapsicología, las matemáticas, la luz, el sonido. Cuatro factores clave para hacer posible un intercambio de señales, en un lenguaje primitivo, desesperante, inútil y revelador al mismo tiempo (...) Mención aparte merece el tratamiento de la psicología de los contactados. Enajenados, polarizados por aquello que los llama, dejan tras de sí todo: rutina diaria, trabajo, familia, convencionalismos sociales. Y gritan lo que es su verdad-ficción. Y rechazan, adivinando, la muralla desesperada de mentira que se inventa para neutralizar su experiencia.”

Al final, entre otras cosas, escribió: “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo: una gran experiencia para todos, aun para aquellos que niegan la realidad del fenómeno. Realidad que desde luego, no necesita película alguna para manifestarse todos los días, a todas horas en muchísimos países. Realidad que se acerca, como la nave madre en la pantalla, con pasos imponentes y seguros.”

El número 42 de Contactos Extraterrestres (que salió a la venta el 2 de agosto de 1978) incluyó el texto “Encuentros Cercanos del Tercer Tipo: una opinión personal.” de Antonio Ribera.


Ribera difería de la apreciación de Ramiro Garza, y de ello nos percatamos desde el recuadro previo a su texto: “Para un ufólogo decano como Antonio Ribera, la película de Steven Spileberg que ha producido el actual boom del fenómeno OVNI, no refleja la realidad sino más bien la deforma y manipula para lograr un ‘bello y emocionante’ espectáculo cinematográfico.”

Ribera comienza afirmando que cinematográficamente hablando, Spielberg logró un buen trabajo: “Tiene merecidísimo el Oscar a Efectos Especiales que le otorgó la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood. El trabajo de los actores es muy convincente, y, si bien el relato cinematográfico es a veces algo deshilvanado y confuso, la forma de presentar el argumento es aceptable.”


Como ufólogo, Ribera se quejaba del título que se le dio en España: Encuentros en la tercera fase.

Entre las cosas que critica Ribera están las siguientes:

Afirmaba conocer bastantes casos de “abducción” (matrimonio Vidal, etc.), pero no de “devolución” . El Efecto Electromagnético (EM), Spielberg lo presenta al revés: “el presunto OVNI activa todos los aparatos electrónicos de una casa, desde el televisor y la lavadora hasta los juguetes del niño... y esto mientras está en curso un apagón. Nunca es tarde para aprender (...) El EM, como es sabido, se caracteriza por el paro y el apagón de todos los sistemas eléctricos, en la proximidad de un OVNI.” Los OVNIs suelen ser silenciosos, pero cuando no lo son emiten zumbidos leves “como de abejas”, “pero a Spielberg parecen gustarle más los OVNIS con escape abierto, pues eso (motos con el escape abierto) es lo que parecen los que circulan (colándose sin pagar por las cabinas de peaje) por una ‘highway’ americana, perseguidos por tres raudos coches-patrulla de la policía. Pero seamos comprensivos: el público actual –especialmente el joven- ama el ruido, y un OVNI deslizándose silenciosamente no es tan espectacular como un OVNI armando un barullo de todos los demonios.”

Ribera sólo encuentra algunos detalles que sí se corresponden con la realidad: “el fenómeno estrépito que arman los buzones, mientras el coche del protagonista sufre toda una serie de extraños efectos, nada ortodoxos por cierto, si se consulta la casuística. Está bien lo de las quemaduras, pero ahí termina el parecido con cualquier caso ‘auténtico’ (y conozco de pe a pa la casuística mundial de los últimos treinta años).”

¿Cuál es la conclusión de Antonio Ribera? “no estamos ante un film documental (pese al asesoramiento del doctor Hynek; pero ¿quién renuncia a 250,000 dólares, 20 millones de pesetas al cambio actual?) sino ante una película –muy entretenida, eso sí- de ciencia-ficción, que explota con más o menos fortuna el tema de los OVNIS (yo me quedo con 2001, Odisea del espacio).”

El último apartado de su escrito lo titula IPRI VS CUFOS. En éste nota el aspecto parapsicológico que presenta la cinta: “Pese a la alergia que el binomio OVNIS-Parapsicología produce en muchos investigadores –alergia que no comparten, entre otros, mis queridos amigos Jaques Vallée y Aimé Michel, ni el que esto escribe: de sabios es mudar de parecer-, la clave del contacto, en esta película, es puramente parapsicológica: un mensaje telepático, que se insinúa en la mente de los ‘contactees’ y les impone la imagen de la Montaña del Diablo, la imponente torre basáltica de Wyoming, que da lugar a algunas de las secuencias más bellas de la película. Esto también es muy poco ‘ortodoxo’, para el ufólogo científico, y nos lleva más del lado del IPRI que del lado de CUFOS, por citar sólo dos agrupaciones cada una de ellas cargada de enorme significado.”


Sin embargo, Hynek, en una entrevista realizada por Fernando J. Téllez y Ariel Rosales y publicada en marzo de 1977 en Contactos Extraterrestres, afirmaba que empezaba a tender a una explicación metafísica o parapsicológica del fenómeno OVNI: “Tengo la firme impresión de que si en este momento evaluara los hechos, habría más evidencias que apoyaran la explicación parafísica que la de la tecnología espacial. Me siento muy atraído por la idea de la interpretación paranormal.” De hecho, en esa entrevista, el Galileo de los OVNIs hablaba de la comunicación telepática con los ovninautas.

En 1976 la Asociación Humanista Americana organizó una reunión para examinar el avance de la pseudociencia. ¿Resultado? La formación del Committee for the Scientific Investigation of Claims of the Paranormal (CSICOP), que desde entonces ha sido presidido por el filósofo Paul Kurtz. ¿Quiénes fundaron el subcomité OVNI del CSICOP (ahora CSI)? Philip J. Klass, Daniel Cohen, Ernest H. Taves, James E. Oberg y Robert Scheaffer.

Pero los aficionados a los platillos voladores nunca consideraron a los miembros del subcomité OVNI del CSICOP como los representantes de la “ufología científica”. Más bien los consideraban debunkers o detractores. La parte científica de la ufología estaba conformada por J. Allen Hynek, Jaques Vallée y William Spaulding. Cabe mencionar que en los años setenta Pedro Ferriz siempre trató de estar en contacto con estos tres ufólogos.



Los "ufólogos científicos" de aquella época


En 1957 los hermanos Spaulding fundaron el Ground Saucer Watch (GSW), se trató del primer grupo dedicado al análisis por computadora de fotografías de OVNIs y de presuntos extraterrestres (además de yetis y otros seres “insólitos”). En 1973 J. Allen Hynek fundó el Center for UFO Studies (CUFOS).

En The New York Review of Books el escéptico Martín Gardner, miembro del CSICOP, escribió -tomando como base Encuentros Cercanos- su opinión sobre la ufología. Aquí algo al respecto.
Los responsables de Contactos Extraterrestres respondieron al artículo de Gardner, esto sucedió en el editorial del número 41 (correspondiente a julio de 1978).

En el editorial se afirmaba que Gardner usaba la película para atacar a Hynek, a Vallée y a la ufología en general, algo erróneo ya que “una cosa es una película comercial inspirada en los OVNIS y otra muy distinta la investigación científica de un fenómeno hasta ahora inexplicable (...) Dudamos mucho que la vanguardia del fenómeno OVNI deba recaer en películas comerciales, y esto, entiéndase, no es un ataque a Encuentros Cercanos... por lo que es: un espectáculo cinematográfico de muy alta calidad. Tampoco criticaremos aquí su contenido, que puede o no estar muy cerca de la verdad, sino esencialmente la manipulación de que ha sido objeto por parte de la propaganda. Y ante esto hay que reconocer que la película no se sostiene como el documento ufológico que sus publicistas pretenden que sea.”

Así, según el editorial, Gardner se quedaba en los ataques personales y no ofrecía argumentos científicos de peso para dudar de los estudios realizados por el padre de la ufología científica.

Como decía más arriba, el CSICOP se fundó con la pretensión de analizar objetiva, cuidadosa y científicamente temas como el de los OVNIs, pero los ufólogos no lo veían (no lo ven) de esa forma: “A lo que ha dado lugar esta situación (que la publicidad presentara la película como documento ufológico) ha sido precisamente a reacciones como la de Gardner, quien al igual que los otros detractores oficiales de todo aquello que huela a paranormal –Isaac Asimov, Paul Kurtz, etc.- sólo está esperando una oportunidad para lanzar sus ataques en la forma que lo ha hecho. Y lo grave del asunto es que esta gente no está dispuesta a entablar una discusión con la mente abierta; por el contrario: se niega rotundamente a aceptar que el fenómeno OVNI sea digno de una discusión científica. ¡Y más cerrazón que ésta es difícil encontrar! (...) Pero olvidando los vanos ataques de Gardner, es necesario tener presente que la ufología es algo más que una película y que una campaña publicitaria (...) Lo importante en este momento es tomar conciencia de que nos encontramos ante un fenómeno inexplicable que debe ser investigado sin ningún prejuicio.”


EN LA OPINIÓN DE BRADBURY

En el número 34 de Contactos Extraterrestres apareció un texto en el que Bradbury opinaba sobre Encuentros Cercanos: “Abriendo la hermosa puerta de la verdadera inmortalidad”.

El autor de Crónicas Marcianas consideraba que la película de Spielberg era algo más que la película de ciencia ficción que todos habían estado esperando, era LA película. Y es que la cinta tiene el gran mérito de decirle sí a la vida:

“Encuentros Cercanos llega para salvarnos de los colectores de basura, las almas del cementerio, los destructores, los condenadores que, bien sea que hablen con el grito de enfermo maniaco de un Martin Scorsese o el soprano epiléptico de Ken Russell, nos invitan a cortarnos las muñecas, colgar nuestras pieles y rendirnos al Deseo de la Muerte. Steven Spielberg siente que hemos tenido suficiente de ese material; que basta ya de salir de los cines al medio día para encontrarnos con que es media noche, que basta de saltar desde altas ventanas sin red, y de saltar de la cama por la mañana, dar una mirada al mundo y desear volver a ella y cubrirnos las cabezas con los cobertores.”


Bradbury hacía una interpretación religiosa de la cinta: “esta es una película religiosa en todos los grandes y buenos sentidos de la palabra, los sentidos correctos de esa palabra tan mal tratada. Porque si consultamos nuestro diccionario sobre ciertas palabras radicales de las cuales surgió la palabra religión, encontraremos esto: Religar: volver a ligar, ligar más estrechamente; o bien, juntar, reunir. Hemos necesitado ser reunidos para el Universo, para el Cosmos. Hemos necesitado juntar nuestras almas, nuestros pensamientos, nuestra carne, todo en un solo paquete, para sentirnos un compuesto de la Tierra en la que vivimos, del Sol alrededor del cual circulamos, de la nebulosa que habitamos, y de las estrellas más allá de las estrellas. Somos, después de todo, los Hijos de las Estrellas.”


Más arriba vimos que Antonio Ribera prefería 2001 a Encuentros, ¿y Bradbury? “A diferencia de 2001 que casi supo lo que quiso decir, pero que falló en sus conclusiones, y a diferencia de Star Wars, que tuvo poco que decir pero que lo dijo con gran estilo técnico y pericia, Encuentros Cercanos sabe exactamente dónde está el centro del universo.”

¿Cuál es ese centro?, ¿qué encontró Bradbury en esta cinta?, ¿por qué le pareció extraordinaria? Bradbury dice que el encuentro entre ellos y nosotros -en realidad el encuentro entre dos humanidades- muestra que la larga pesadilla ha terminado. ¿A qué se refiere? A que la muerte ha dejado de ahogarnos con sus amenazas. Sí, ¡el encuentro asegura la existencia eterna!

Decir no a la exploración espacial equivale a dejarnos morir, para salvarnos, para continuar viviendo debemos lanzarnos a las estrellas. Tal es el mensaje, el gran mensaje que encuentra Bradbury en la cinta: “La gran verdad que enseña es que los seres humanos, no importa su forma, tamaño, color o país estelar de origen, están camino a llegar a ser, a decidir ser, decidiéndose a viajar a fin de permanecer, decidiendo vivir –más que condenarse a sí mismos a esas fosas de cementerios en mundos separados.”

Al final de su texto, Bradbury abunda en esta idea:

Encuentros Cercanos, finalmente, nos hace recordar la película de H. G. Wells Lo que vendrá (Things to Come), de 1936, que preparó a una loca multitud de niños para convertirse en astronautas y hacerlos llegar a la Luna y a Marte. En esa película, cabal, el héroe apuntó a las estrellas y el primer cohete fue lanzado a ellas.

“¿Cuál será?”, se preguntó. “¿Nos quedamos en la Tierra y morimos o nos desplazamos hacia Orión y Andrómeda?” “¿Cuál será?”, se repite.

La interrogación formulada en 1936, es contestada en 1977 por una fuerte, llena y gloriosa voz joven. Steven Spielberg, probablemente el hijo de H. G. Wells, y ciertamente el nieto de Julio Verne y el profeta de nuestro nuevo libro El Génesis, ha gritado su respuesta.
Es afirmativa.

Después de todo, nosotros, pequeños humanos; nosotros, paradójicos monstruos; nosotros, seres adorables, merecemos salvarnos.

Los ecos de su respuesta filmada resonarán a través de todas las generaciones por venir.


NUESTROS PROBLEMAS FILOSÓFICOS
¿Qué somos los seres humano?, ¿cómo definirnos a nosotros mismos?, ¿qué lugar ocupamos en el universo?, ¿tenemos alguna misión? De todo esto reflexiona Bradbury en su Libro para inspirar a Curas, Rabinos y Pastores Desanimados.

Veamos algunas de sus ideas.

A principios de 1950 Bradbury se encontraba escribiendo una historia que se desarrollaba en Marte, entonces sintió la necesidad de platicar de ello con un sacerdote católico. En el cuento, varios sacerdotes llegaban a Marte y observaban espíritus, luces o fuegos azules que revoloteaban por todos lados, se trataba de los marcianos. ¿Aquellas luces eran “humanas”? ¿Cómo saber si los extraterrestres son o no “humanos”? Pero ¿qué es el ser humano? De todo ello deseaba Bradbury hablar con el sacerdote.

Bradbury llegó a la siguiente conclusión:

Si una criatura conoce la diferencia entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, puede optar por el amor en vez del asesinato, puede evitar la violencia, puede extender la paz, puede juzgar, puede valorar, esa criatura es humana, no obstante su apariencia externa, sea de carne o fuego.

La humanidad, al fin de cuentas, es un concepto que sólo en modo indirecto tiene que ver con la forma, el tamaño, el color, la textura o la cantidad de dedos, miembros, cabezas, presencia o ausencia de branquias, colas o, al fin de cuentas, sexo.

Intuimos algo cercano a la humanidad en los delfines, las ballenas y otras criaturas en la Tierra. En mundos lejanos, enfrentados a arañas de seis pies, a distancia segura, evaluaríamos si son humanas juzgando por sus intenciones. No importa lo espantoso de sus máscaras, sus formas, su supuesta apariencia. Si el Espíritu de Cristo o Buda o Mahoma las instruyó, nos sentaríamos a compartir el pan con ellas, confiando en que no serían ni más ni menos paradójicas que nosotros mismos, sabiendo que la oscuridad y la luz existen en todos los que rechazamos el instinto de asesinar más a menudo de lo que lo ejercemos.

Sobre nuestro lugar en el universo y nuestra misión expresa:

¿Qué sentido tienen un billón de estrellas? ¿Qué propósito tienen nebulosas y cometas que pasan como novias pálidas, arrastrando sus velos espectrales camino de bodas cósmicas, si nadie las ve?

El universo se fabrica un ojo con el cual ver sus galaxias mudas y brillantes que esperan.

Crea manos con las cuales tocar texturas mudas de oscuridad y luz aún intocadas.

Crea oídos con los cuales convocar los sonidos de milagros en bruto, moliendo milagros.

La Creación necesita de una lengua con la cual probar el vino de este mundo y hablar de ese sabor salvaje, exaltada por el sonido de nuestras palabras pronunciadas en la larga noche de la historia.

Todo el espacio y el tiempo se inhalan a través de los orificios nasales del hombre, para oler el viento dulce de la vida trascendente en medio de tanta muerte.

Representamos la Fuerza Vital en el universo. Si ve, lo hace a través de nuestros ojos. Si oye, lo hace con nuestros oídos. Sus manos se extienden si nosotros extendemos nuestras manos. Sus dedos sólo tocan donde nosotros tocamos.

Sin duda, ésta no es una observación blasfema. Es un descubrimiento o redescubrimiento –como prefieran- revigorizante, triunfal, feliz, salvador.

Y la Creación no piensa poner en riesgo su sensibilidad, su conciencia, su posibilidad de eternidad, permaneciendo en un solo planeta.

Se cubre con piel metálica, se proyecta en fuegos y se prepara para atravesar el espacio.


Pero La Muerte hace acto de aparición e intenta seducirnos, Bradbury nos dice:

Nos preguntamos qué somos y no sabemos.

Deseamos la paz y se nos escapa, eludiéndonos en una persecución confusa.

Yo estoy convencido de que el espacio nos dará un nuevo propósito, acabará con la guerra y dará nueva forma a nuestro concepto de la creación.

Sin embargo, hay una oscuridad en nosotros que, a veces, nos hace sentir cansados y atormentados, no queremos ser buenos, no queremos preocuparnos, no queremos vivir.

Debemos resistir con todas nuestras fuerzas, con toda la luz y el calor en nuestra búsqueda para alejarnos de la guerra e ir hacia la paz.

¿Qué sustituto podemos encontrar para la guerra? Desde que Caín mató a Abel venimos buscando alguna canalización final de nuestra violencia hacia la creatividad, una paz tan poderosa, intoxicante, a veces tan satisfactoria para el alma como la guerra. ¿Es el espacio por fin nuestro sustituto pacífico del Argamedón?

Yo creo que lo es.

Pero hemos salido de la cama, hemos ido a la Luna, hemos extendido la mano para dejar nuestra huella dactilar en Marte. Y a quienes miran fotografías tomadas con telescopios y dicen “Marte está vacío, no hay vida allí”, les gritamos:

Hay vida en Marte, somos nosotros.

Nosotros somos los marcianos.

Hay que moldear el siguiente milenio del hombre en la Tierra. Hay que moldear diez mil años de hombres extraños en el espacio. Hay que moldear diez millones y diez mil millones de años.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente che.