Heterosexualidad: perversión que detectada a tiempo (esto es, antes de la pubertad) es fácil de curar
Pastillas anticonceptivas, dispositivos intrauterinos, píldoras del día siguiente, condones, vasectomía, inseminación artificial, bebés de probeta... ¿Cómo será la vida sexual en el futuro?
Los avances científicos y tecnológicos seguirán modificando nuestra sexualidad y los conceptos alrededor de ella. ¿Cómo serán las familias del futuro?, ¿tendrán algún parecido con las nuestras?, ¿cómo será vista la homosexualidad?, ¿las parejas homosexuales podrán hacerse cargo de la crianza y educación de los niños?, ¿qué conductas sexuales se considerarán aceptables o sanas y cuáles pervertidas? En Una guerra separada Joe Haldeman especula sobre estas y otras cuestiones.
Es en la novela La guerra interminable donde Haldeman nos cuenta los conflictos que tienen que enfrentar William Mandella y Marygay Potter (quienes son amantes), dos individuos “nacidos a finales del siglo XX que fueron reclutados para una guerra interestelar que duró más de un millar de años. Debido a los efectos de la relatividad, vivieron todo el conflicto”. Taurinos (entidades con piel anaranjada y arrugada, y tórax “como de hormiga”) y humanos se encuentran enfrascados en esta batalla. Cuando Mandella y Marygay regresan a la Tierra se encuentran con un mundo completamente diferente al que dejaron, al no poder adaptarse vuelven a enlistarse, es cuando son separados (reciben misiones distintas). Al final de la novela, y contra todo pronóstico, vuelven a encontrarse.
No he leído La guerra interminable, de todo esto me he enterado al leer Una guerra separada, novela corta que aparece en Horizontes Lejanos, una antología coordinada por Robert Siverberg.
Una guerra separada fue escrita para llenar un vacío, para narrar lo que faltaba en La guerra interminable: la historia de lo sucedido a Marygay durante el tiempo que pasa lejos de su amado, y es de eso de lo que nos ocupamos a continuación.
Los soldados William Mandella y Marygay Potter resultaron heridos. Marygay cuenta: “El componente más caro y más difícil de reemplazar de un traje de batalla es el soldado que hay dentro de él, de modo que si resulta herido de suficiente gravedad como para ser retirado de la lucha el traje intenta salvar lo que queda. En el caso de William, cortó automáticamente su destrozada pierna y cauterizó el muñón. En mi caso fue el brazo derecho, justo por encima del codo. Dicen que para nosotras las mujeres perder un brazo es más soportable que una pierna. ¿Cómo han llegado a esta conclusión?”
Por ello son enviados a Cielo: “Cielo es como una Tierra intocada por la industria y las avaricias humanas, bosques prístinos y campos y montañas..., pero es también un monumento a la industria humana, y a la avaricia”.
No todos los soldados heridos son dirigidos a Cielo: “no eres enviado ahí si no creen que pueden repararte”.
Todo en Cielo contribuía a que aquellos dos soldados se sintieran extraños: “Éramos las únicas dos personas del siglo XX, y sólo había un puñado del siglo XXI. Muy pocos de ellos, fuera de servicio, hablaban un idioma que yo comprendiera, aunque a todos los soldados se les enseñaba el inglés ‘premoderno’ como una especie de lingua franca temporal. Algunos de ellos afirmaban que su idioma nativo era el inglés, pero lo hablaban extremadamente rápido y parecían haber perdido algunas vocales por el camino.”
Si eres homofóbico Cielo te resultará un lugar poco agradable.
“La religión en la Tierra es una curiosidad, algo casi tan raro como el heterosexo. El Cielo no es Dios tampoco, y hombres y mujeres enamorados o que practican el sexo con alguien que no es de su propio género están cometiendo una perversión anacrónica”.
En Cielo los soldados encuentran lo necesario para recuperarse tanto física como emocionalmente; así, una vez que se recuperan William y Marygay (sus extremidades son regeneradas) se dedican a explorar la naturaleza del lugar: cimas de montañas, junglas, islas desiertas, etc. Posteriormente visitan las ciudades.
¿Qué actividades pueden realizarse en las ciudades? “Comer, beber, drogarse, viajar, practicar y contemplar sexo”.
Marygay nos cuenta:
Encontré los espectáculos sexuales más interesantes que William; él se sentía repelido por los de hombre-hombre. No me parecía que lo que ellos hacían fuera tan diferente de lo que hacíamos nosotros, y no tan extraño como los viajes sexuales, conectándote a una máquina que te ofrecía la imagen de tu compañero ideal y luego te limpiaba automáticamente.
Fue a un espectáculo lesbiano conmigo, y aquella noche hizo el amor con una energía inusual. Pensé que había allí algo más que excitación; que estaba intentando demostrar algo. Bromeamos al respecto: “Yo Tarzán, tú Jane”, “Yo Tarzán, tú Heathcliff”. ¿Quién en este mundo sabría de qué nos estábamos riendo?
La prostitución tenía un nuevo sesgo, con drogas empáticas que unían a servidor y cliente en un profundo vínculo emocional que era real mientras duraba, supongo que para mantenerse en competencia con la fantasía electrónica. Nos dijimos que no nos sentíamos inclinados a probarlo, aunque yo no dejaba de experimentar una cierta curiosidad, y probablemente lo hubiera intentado de haber estado sola. No creo que William lo hiciera, puesto que las drogas no funcionan entre hombres y mujeres, o eso nos dijo uno de ellos, riendo con los ojos embarazadamente muy abiertos. Por la idea misma.
Tuvimos seis meses de tranquila comunión y loca y desesperada diversión, y todavía nos quedaban montones de dinero cuando bruscamente terminó.
Marygay y William son separados. “William iba a ir a Sade-138, a un colapsar de distancia de la Gran Nube Magallánica (...) Él era el mayor, comandante de la Fuerza de Choque Yod-4”. Por su parte Marygay fue nombrada capitán. A bordo de la nave Bolívar, ella y su tropa viajarían a Aleph-10, en el grupo de Orión. Los taurinos tienen ahí la más antigua base conocida.
Examinaron sus posibilidades. No deseaban separarse... Nada pudieron hacer para evitarlo.
“Cuando me acompañó a la cámara de aislamiento tres horas antes de la partida, nos mostramos casi deferentes el uno con el otro, quizá de la forma en que uno actúa en presencia de los muertos queridos. Ningún poeta que igualó nunca la partida con la muerte cerró la puerta con un portazo como aquél.”
Marygay es preparada para la misión. Sobre sexualidad y sobre el nuevo concepto de familia conversa con su Oficial de Orientación Temporal:
-Supongo que ahora estamos más regimentados en la Tierra; control de la cuna a la tumba, pero también seguridad. El crimen y la anarquía que caracterizaron tu Tierra son historia antigua. La mayoría vive vidas felices y realizadas.
-Homosexuales. No familias.
-Oh, tenemos familias, padres, pero no al azar. Para mantener la población estable, se da vida a una persona cuando otra muere. La nueva es entregada a una pareja que ha crecido junta y que se sabe que tienen talento para actuar como padres; reciben, como máximo, cuatro niños que criar.
-“Se da vida”..., ¿bebés probeta?
-Incubadoras. Ningún trauma del nacimiento. Ninguna incertidumbre auténtica acerca del futuro. Descubrirás que tu tropa es un puñado de gente realmente sana.
¿Puede ser discriminado un heterosexual en un mundo donde todos los habitantes son homosexuales? ¿Cómo será recibida por su tropa?, ¿tendrá problemas por su orientación sexual? Expresa sus temores al respecto:
-¿Y qué descubrirán ellos en mí? ¿No se resentirán de recibir órdenes de un atavismo heterosexual? ¿Un dinosaurio?
-Conocen la historia; no te culparán por ser lo que eres. Si intentaras tener sexo con uno de los hombres, entonces sí podría haber problemas.
Ella explica que fue separada del único hombre al que quiere. ¿Por qué no los pusieron en la misma misión?, ¿por qué no la pusieron bajo las órdenes de William? El oficial le explica:
-Dejando a un lado el asunto heterosexual, él estaría más preocupado por tu seguridad que por la misión. La tropa se daría cuenta y se resentiría de ello.
-Vaya, ¿eso no ocurre nunca en tu nuevo mundo perfecto? ¿Nunca tenéis a un comandante que se enamore de alguien bajo su mando?
-Por supuesto que ocurre; hetero u homo, el amor llega a veces. Pero son separados y a veces castigados, o al menos reprendidos. –Desechó aquello con un gesto de la mano-. En teoría. Si no es muy evidente, ¿a quién le importa? Pero contigo y con William, sería una irritación constante para la gente a vuestras órdenes.
-La mayoría de ellos nunca han visto heterosexuales, supongo.
-Ninguno de ellos. Es algo detectado muy pronto y fácil de curar.
-Maravilloso. Quizá puedan curarme a mí.
-No. Me temo que tiene que hacerse antes de la pubertad. –Se echo a reír-. Lo siento. Te estabas burlando de mí.
-¿No crees que el hecho de que sea hetero va a dañar mis habilidades de mando?
-No; como he dicho, saben cómo solía ser la gente...
Marygay realmente se siente incomoda: “Voy a encerrarme en una lata con otras 130 personas para quienes mi vida más personal y privada es algo tan exótico como el canibalismo. Algo tan raro que ni siquiera tienen un epíteto para ello. Estaba segura de que terminarían encontrando uno”.
La tropa recibe la primera etapa del entrenamiento antes de abordar la nave; la segunda etapa la reciben una vez que se dirigen a la base del enemigo. Durante este período Marygay se da la oportunidad de experimentar cosas nuevas.
Risa Danyi y Sharn Taylor (ambas oficiales) “eran conscupicentes por naturaleza y curiosas acerca de mi heterosexualidad, y mientras que ambas eran estúpidamente adictas a los estimulantes yo no probaba ninguno. Cuando estuve la primera vez en el ejército, teníamos que obedecer a una ‘orden del día’ rotativa respecto a dormir con quién, así que dormí con todos los soldados masculinos de la compañía más de una vez, y aunque dormir juntos no significaba que tuvieras que practicar el sexo, era poco deportivo negarse (...) Incluso a bordo de la nave, cuando nos librábamos de la orden del día de dormir, hubo muchos cambios de literas. Yo estuve principalmente con William, pero ninguno de los dos era exclusivo (lo cual hubiera sido considerado extraño, en nuestra generación). Nadie era fértil, así que no había ninguna posibilidad de un embarazo accidental”.
Un día Marygay recibe una propuesta:
-No has dicho nada al respecto, así que supongo que nunca has amado a una mujer. –Carraspeó, nerviosa-. Quiero decir practicar el sexo. Sé que amaste a tu madre.
-No. –No supe cómo explicarlo-. No era tan común; quiero decir que sabía que había chicas y mujeres que estaban juntas. De ese modo.
-Bien. –Me dio una palmada en el codo-. Lo sabes.
-Oh, sí. Quiero decir, sí, lo comprendo. Gracias, pero yo...
-Sólo quería decir, ya sabes, somos del mismo rango. Es incluso legal. –Rió nerviosamente; si todas las regulaciones fueran rotas tan entusiásticamente, seríamos una masa indisciplinada, no un ejército.
No estuve segura de qué decir. Hasta que ella realmente preguntó, no había pensado en la posibilidad excepto como una abstracción.
-Todavía lloro a William –dije. Asintió y me dio otra palmada, y dejó el asunto.
Pero por supuesto eso no fue todo. Podía visualizarlas a ella y a Sharn, por ejemplo, practicando el sexo; lo había visto en los escenarios y en los cubos muy a menudo. Pero no podía ponerme en su lugar. No de la forma en que podía visualizarme a mí misma estando con uno de los hombres, en especial Sid, Isidro Zhulpa. Era tranquilo, introspectivo, sombríamente hermoso. Pero demasiado bien equilibrado como para contemplar una perversión sexual que me implicara.
Más adelante lamenta no haber recurrido a la “realidad virtual” mientras estuvo en Cielo:
“...había tenido el impulso de intentar un viaje, enchufándome a una simulación de sexo lesbiano, el único tipo que estaba disponible para las mujeres”
Entrenar técnicas de combate era la principal actividad dentro de la nave... Las cosas con Cat Verdear se dieron de forma natural. Ni siquiera se habían percatado del momento en que la sociabilidad se había transformado en sexo.
“... éramos una pareja natural en la práctica de combate cuerpo a cuerpo, siendo más o menos de la misma edad física y condición. Eso creaba una especie de intimidad, y el hecho de que oficiales y personal especializado tuvieran una ducha separada de los demás hombres y mujeres nos proporcionaba otro aliciente. Aurelio y Karl ocupaban un lado, y Cat y yo ocupábamos el otro. Nos enjabonábamos la espalda la una a la otra, y finalmente la parte delantera”.
No sólo se trataba de sexo, también compartían sentimientos. “Todavía amaba a William, pero de no mediar un milagro nunca volvería a verle. Lo que sentía por Cat era algo más que sólo amistad, y según sus estándares y los de todos los demás no había nada extraño en ello. Y no había ninguna forma en la que pudiera tener un futuro con Sid o cualquiera de los otros hombres.”
Pero las cosas no son tan sencillas para Marygay, busca ayuda para superar los conflictos que le causa el giro que tiene su vida sexual. Acude con su nueva pareja al psicólogo de la Fuerza de Choque, a la consejera sexual femenina y al consejero sexual masculino.
“Eso dio como resultado un adminículo mecánico que nos hizo reír pero que usamos ocasionalmente, que hacía que el sexo fuera un poco más como con un hombre. Cat simpatizó con mi necesidad de aferrarme a mi pasado, y dijo que no le importaba que yo recordara a William cuando estaba con ella. Pensaba que, aunque perverso, era romántico”.
De cualquier forma, Marygay no pierde interés sexual por los hombres: “Si un hombre y una mujer se cruzaban conmigo, siempre me sentía más interesada hacia el hombre. Así que amaba a una mujer, pero como lesbiana no era un gran éxito”.
Una vez que llegan a Aleph-10 descubren que la humanidad ha dado otro paso en su evolución (la vida sexual vuelve a transformarse), para bien o para mal, ya no hay enemigo que enfrentar... y no porque los taurinos hayan sido derrotados... humanos y taurinos deciden fundirse.
Al final Haldemann menciona que Marygay y William se reencuentran y tienen un hijo (como escribí al principio, eso ya estaba escrito en La Guerra Interminable). Pero, y esto lo aclara el propio autor, se equivoca quien crea que se trata de un final feliz: “Marygay y William vuelven a estar juntos –el libro termina con el anuncio del nacimiento de su primer hijo-, pero están juntos en un planeta prisión, preservados como curiosidades genéticas en un universo donde la raza humana ha abandonado su humanidad en una monstruosa relación con su antiguo enemigo”.
En la novela Paz interminable cuenta lo que William y Marygay deciden hacer al respecto, “O mueren intentándolo”. (¡Sopas!)
martes, febrero 21, 2006
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2 comentarios:
Si sigues escribiendo artículos de tal extensión (enormes), nadie te leerá. Si te vale, yo he seguido hasta el segundo párrafo (no es mi tema predilecto).
Saludos, azorinperiodista.blogspot.com
Hola, gracias por tu comentario, tal vez tengas razòn, tratarè de ser màs breve, ir al punto sin tantos rodeos.
La extensiòn de esta entrada se debe a que entre màs homosexualidad encontraba en la novela, màs me sorprendìa, màs me divertìa y màs deseaba comentar.
Saludos.
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