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¿ES LA CIENCIA UNA RELIGIÓN?
(Primera parte)
Cuando en las revistas de misterios se presenta a alguien que afirma haber construido una máquina de movimiento perpetuo, los responsables de estos reportajes señalan que los científicos no aceptan el invento en cuestión porque sus dogmas (la termodinámica) les impiden ver la verdad. Pero –continúan- la ciencia al seguir progresando superará esos dogmas, tal y como ya ha superado otros, y entonces los inventores de máquinas de movimiento perpetuo tendrán el reconocimiento que merecen.
Y es que cuando los insolitólogos se ponen a hablar de ciencia se puede esperar cualquier cosa: la descalifican cuando se les recuerda que no hay evidencia que respalde sus extravagantes afirmaciones, y cuando creen que hay algún elemento científico con el que pueden justificar sus propuestas, no dudan en tomarlo y afirmar que cuentan con el respaldo de la “ciencia oficial” (ejemplo reciente es el “documental” ¿Y tú qué diablos sabes?); tampoco es raro que utilicen conceptos científicos sin entenderlos.
Pero en esta entrada no deseo referirme a la forma en que descalifican a la ciencia los himbestigadores de lo paranormal, sino a las discusiones en el ámbito filosófico.
Mario Méndez Acosta ha escrito que: “Lo que inicialmente no era sino un ensayo sociológico sobre la manera en que evoluciona el conocimiento científico en una sociedad, se ha convertido en una especie de bandera ideológica de ciertos grupos que desean abiertamente detener su avance, y aun impedir que la propia sociedad dedique sus recursos a la investigación de la ciencia.”
El ensayo inicial al que Mario se refiere es el libro La estructura de las revoluciones científicas del físico Thomas Kuhn. Esta obra provocó dos respuestas: la de quienes defienden que la ciencia es una empresa racional, y la de quienes afirman que hay que decir Adiós a la razón.
Continúa Méndez Acosta: “En consecuencia, muchos filósofos, entre ellos Paul Feyerabend –aun en contra de la misma opinión de Kuhn-, declaran la completa irrelevancia de la ciencia como herramienta útil para conocer el mundo y hasta proclaman que es mejor que los gobiernos destinen recursos para investigaciones astrológicas o acerca de los platillos voladores, o bien que reconozcan a cualquier tipo de charlatanería médica al mismo nivel que la medicina científica. Con ese fin se han publicado cientos de ensayos en revistas filosóficas, que descalifican a la ciencia, al afirmar que la misma no es sino una simple convención o moda pasajera.”
Mario no duda en llamar engañoso al modelo que de la historia de la ciencia presenta Kuhn.
Martín Bonfil considera que tal apreciación es una descalificación injusta, y agrega que el libro de Kuhn es “una de las referencias esenciales en la comprensión contemporánea de la ciencia (...) No es válido limitarse a descalificar el trabajo de filósofos e historiadores como Kuhn llamándolos relativistas (como si ésta fuera una mala palabra), sin apreciar que lo que buscan es comprender mejor a la ciencia.”
Las siguientes líneas son el resultado tanto de la lectura de La estructura (por ello es que son en su mayor parte un resumen de la obra) como de algunas reflexiones hechas en un curso de filosofía de la física.
ANTECEDENTES
La estructura de las revoluciones científicas es un libro esencial para entender la filosofía de la ciencia. Veamos algunas de las razones por las que es importante el trabajo de Kuhn:
La historia encuentra un lugar en las reflexiones de quienes hacen filosofía de la ciencia. En Wittgenstein y en los positivistas lógicos no hay reflexión histórica. Los positivistas lógicos se ocuparon principalmente del análisis lógico del lenguaje, el origen de las proposiciones científicas (otras proposiciones o los hechos duros) y su relación lógica (congruencia), etc. Thomas Kuhn recurre a la historia para tratar de comprender la ciencia.
En La estructura también aparece el individuo, el hombre que hace ciencia, incluso llega a hacer consideraciones acerca de la forma en que los seres humanos percibimos, también analiza la personalidad de los investigadores: “la aplicación de valores a menudo se ve considerablemente afectada por los rasgos de la personalidad individual que diferencia a los miembros del grupo...”.
Independientemente de sus posteriores aclaraciones (en el sentido de no ser un defensor de la ciencia como una empresa irracional), la verdad es que Kuhn deja la impresión de que la ciencia es una religión.
El trabajo de Kuhn propició que cambiara el rumbo que llevaba la filosofía de la ciencia. Se creó una serie de problemas a tratar. Racionalidad, progreso, evolución, verificación, refutación... son algunos de los términos que serían discutidos y redefinidos.
DE CÓMO LLEGÓ KUHN A LA IDEA DE LOS PARADIGMAS
Thomas Kuhn cuenta en el prefacio de La estructura que sus ideas acerca de la naturaleza de la ciencia comenzaron a cambiar una vez que entró en contacto con la historia de la misma, estas ideas tenían su origen en su preparación científica (física) y sus intereses filosóficos.
La historia de la ciencia y las concepciones que Kuhn se había formado no encajaban del todo.
Kuhn comenzó a explorar materias que aparentemente nada tenían que ver con la historia de la ciencia, leyó trabajos sobre la percepción y el lenguaje. Su contacto con gente dedicada a las ciencias sociales le hizo llegar al concepto fundamental de su obra: “Lo más importante es que, al pasar un año en una comunidad compuesta, principalmente, de científicos sociales, hizo que me enfrentara a problemas imprevistos sobre las diferencias entre tales comunidades y las de los científicos naturales entre quienes había recibido mi primera preparación. Principalmente, me asombré ante el número y alcance de los desacuerdos patentes entre los científicos sociales, sobre la naturaleza de problemas y métodos científicos aceptados. Tanto la historia como mis conocimientos me hicieron dudar de que quienes practicaban las ciencias naturales poseyeran respuestas más firmes o permanentes para esas preguntas que sus colegas en las ciencias sociales. Sin embargo, hasta cierto punto, la práctica de la astronomía, de la física, de la química o de la biología, no evoca, normalmente, las controversias sobre fundamentos que, en la actualidad, parecen a menudo endémicas, por ejemplo entre los psicólogos o los sociólogos. Al tratar de descubrir el origen de esta diferencia, llegué a reconocer el papel desempeñado en la investigación científica por lo que, desde entonces, llamo ‘paradigmas’.”
Y aquí lanza Kuhn la primera definición de paradigmas: Realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica.
Una de las principales críticas a la obra de Kuhn es que el concepto de paradigma no está bien definido, hay quien asegura que en La estructura aparecen más de veinte definiciones distintas. Kuhn reconoció esta falla, en un agregado que le hizo a su obra comentó: “Creo ahora que la mayor parte de estas diferencias se deben a incongruencias de estilo (por ejemplo, las leyes de Newton a veces son un paradigma, a veces partes de un paradigma y a veces son paradigmáticas), y pueden ser eliminadas con relativa facilidad.” Entonces propuso el uso del término matriz disciplinaria.
El desarrollo de sus propuestas se ve limitado por diferentes razones. Asegura Kuhn que de sus ideas “existen muchas más pruebas históricas que las que he tenido espacio para desarrollar en este libro”, así mismo nos dice que hacen falta estudios más detallados de ciertos puntos, otros problemas no pudieron ser abordados en La estructura debido a “una condensación drástica”, de otras cuestiones solamente hace “breves comentarios colaterales”, “las limitaciones de espacio han afectado drásticamente el tratamiento” de los problemas filosóficos que se desprenden de sus tesis.
UNA NUEVA IMAGEN DE LA CIENCIA
Una cosa es la cronología y otra la historia. Y la historia de la ciencia no ha podido escribirse de forma correcta debido a que no se han hecho las preguntas adecuadas, hasta ahora las preguntas se han hecho siguiendo el estereotipo surgido de los libros de texto científicos. De estos libros se saca la conclusión de que la ciencia es progresiva y acumulativa, en palabras de Kuhn: “El desarrollo científico se convierte en el proceso gradual mediante el que esos conceptos han sido añadidos, solos y en combinación, al caudal creciente de la técnica y de los conocimientos científicos, y la historia de la ciencia se convierte en una disciplina que relata y registra esos incrementos sucesivos y los obstáculos que han inhibido su acumulación. Al interesarse por el desarrollo científico, el historiador parece entonces tener dos tareas principales. Por una parte, debe determinar qué hombre y en qué momento fue descubierto o inventado cada hecho, ley o teoría contemporánea. Por otra parte, debe describir y explicar el conjunto de errores, mitos y supersticiones que impidieron una acumulación más rápida de los componentes del caudal científico moderno.”
Pero esta manera de hacer historia es cada vez más difícil. Ver a la ciencia como una empresa acumulativa pone en serias dificultades a los historiadores. Existen ideas que ahora no son tomadas en cuenta por los científicos (las han desechado ya que se consideran erróneas) pero que en su momento formaron parte del conocimiento científico, “si esas creencias anticuadas deben denominarse mitos, entonces éstos se pueden producir por medio de los mismos tipos de razones que conducen, en la actualidad, al conocimiento científico. Por otra parte, si debemos considerarlos como ciencia, entonces ésta habrá incluido conjuntos de creencias absolutamente incompatibles con las que tenemos en la actualidad.”
Para Kuhn, la revolución historiográfica estaba apenas comenzando. Los historiadores han comenzado “a trazar líneas diferentes de desarrollo para las ciencias que, frecuentemente, nada tienen de acumulativas”.
Lo que a fin de cuentas pretende Kuhn en su libro es mostrarnos una nueva imagen de la ciencia.
Considera Kuhn que durante la “investigación normal” puede surgir un problema que se resiste a ser resuelto, entonces se realizan “investigaciones extraordinarias”, esto conduce a una “revolución científica”. Durante las revoluciones científicas, se rechaza una teoría y se adopta otra, obviamente ambas son incompatibles. Pero este no es el único cambio, “la nueva teoría implica un cambio en las reglas que regían la práctica anterior de la ciencia normal”.
El paradigma que resulta ganador, impone su ontología: “Los principios que rigen la ciencia normal no sólo especifican qué tipos de entidades contiene el Universo, sino también, por implicación, los que no contiene.”
Algunos críticos señalan que Kuhn no profundiza realmente en la historia, y que el análisis histórico puede usarse para refutarlo.
CIENCIA NORMAL
¿Qué entiende Kuhn por ciencia normal? Investigación basada firmemente en una o más realizaciones científicas pasadas, realizaciones que alguna comunidad científica particular reconoce, durante cierto tiempo, como fundamento para su práctica posterior.
Los libros de texto científicos exponen las realizaciones de las que habla. Menciona las obras de Aristóteles, Tolomeo, Newton, Franklin, Lavoisier y Lyell como ejemplo de obras que “sirvieron implícitamente, durante cierto tiempo, para definir los problemas y métodos legítimos de un campo de la investigación para generaciones sucesivas de científicos.” Estos textos compartían dos características: 1. Sus logros no tenían precedentes, de ahí que pudieran haber creado escuela, o lo que es lo mismo, que consiguieran contar con un duradero grupo de seguidores. 2. Dejaban muchos problemas por resolver.
En esta parte Kuhn llama paradigma a las realizaciones que comparten las dos características enunciadas.
Un aspirante a científico debe estudiar el paradigma de la tradición a la que desea pertenecer. Al compartir modelos, reglas y normas, el desacuerdo se dará raramente.
Kuhn apunta dos cosas importantes: puede haber cierto tipo de investigación científica sin paradigmas y que la adquisición de un paradigma es un signo de madurez en el desarrollo de cualquier ciencia. De igual forma hace notar que el camino que conduce al consenso firme de investigación es arduo. No es “extraño que, en las primeras etapas del desarrollo de cualquier ciencia, diferentes hombres, ante la misma gama de fenómenos –pero, habitualmente, no los mismos fenómenos particulares- los describan y los interpreten de modos diferentes. Lo que es sorprendente, y quizá también único en este grado en los campos que llamamos ciencia, es que esas divergencias iniciales puedan llegar a desaparecer en gran parte alguna vez.” Las divergencias desaparecen una vez que se ha adoptado un paradigma, pero ¿por qué una escuela de pensamiento llega a imponerse?
Una teoría –dice Kuhn- para convertirse en paradigma no necesita explicar todos los hechos que se puedan confrontar con ella, sino parecer mejor que las teorías a las que se enfrenta.
Cuando surge un paradigma o cuando una escuela de pensamiento se convierte en paradigma, las otras escuelas desaparecen gradualmente, y esta “desaparición se debe, en parte, a la conversión de sus miembros al nuevo paradigma.” He aquí una palabra clave en el pensamiento de Kuhn: conversión. ¿Qué tanta racionalidad existe en una conversión? Terminan por ser excluidos quienes se aferran a las otras escuelas o maneras de entender los fenómenos.
Durante el periodo de ciencia normal los científicos intentan “obligar a la naturaleza a que encaje dentro de los límites preestablecidos y relativamente inflexibles que proporciona el paradigma.” Los científicos no buscan fenómenos ni teorías novedosas.
El paradigma indica qué proyectos científicos llevar a cabo, lo que es importante investigar y reportar, y los instrumentos en los que se invertirá; en otras palabras, el paradigma determina los hechos significativos. Kuhn asegura que no es la novedad de los descubrimientos lo que proporciona reputación a un investigador sino la precisión, la seguridad y el alcance de los métodos que desarrolla para profundizar en un hecho ya conocido. Es raro que la teoría se compare con la naturaleza, sin embargo los científicos se esfuerzan por hacerlo, buscar maneras de verificar experimentalmente (preguntando a la naturaleza) es “un desafío constante para la habilidad y la imaginación de los experimentadores y los observadores”; lograr endemostrar el acuerdo entre la teoría y la naturaleza es otro trabajo que los científicos realizan en el periodo de ciencia normal. Resolver ambigüedades de la teoría es otra labor que se realiza en este periodo. El trabajo teórico consiste en: realizar predicciones consideradas poco valiosas por sí mismas, aquí los investigadores tratan de mejorar el acuerdo entre el paradigma y las observaciones, y reformular el paradigma, es decir, presentarlo de forma más clara y profunda.
Estas labores son posibles en cuanto que un paradigma indica cuáles son los problemas a resolver y cuáles serán las soluciones que se acepten. La mayor parte de la literatura científica se ocupa de las funciones mencionadas.
RESOLVIENDO ENIGMAS
Durante el periodo de ciencia normal, los científicos no buscan novedades inesperadas. “El llegar a la conclusión de un problema de investigación normal es lograr lo esperado de una manera nueva y eso requiere la resolución de toda clase de complejos enigmas instrumentales, conceptuales y matemáticos. El hombre que lo logra prueba que es un experto en la resolución de enigmas y el desafío que representan estos últimos es una parte importante del acicate que hace trabajar al científico.” Kuhn explica que los enigmas son problemas que los científicos resuelven mediante su ingenio, no se toma en cuenta en esta definición lo importante que pudiera ser resolver el enigma. Kuhn deja claro que los enigmas tienen solución, aquellos enigmas que el paradigma considere insolubles carecerán de importancia o no se considerarán problemas científicos. Se ha comentado que la filosofía no se enfrenta a verdaderos problemas, los positivistas lógicos consideraban que la metafísica se enfrentaba a seudoproblemas y que trabajaba con seudoconceptos, en su libro Kuhn escribe: “Una de las razones por las cuales la ciencia normal parece progresar tan rápidamente es que quienes la practican se concentran en problemas que sólo su falta de ingenio podría impedirles resolver.”
Un investigador –independientemente de los motivos por los que se ha convertido en científico- dedica su carrera a la resolución de enigmas, casi nunca pone a prueba creencias aceptadas por mucho tiempo.
Kuhn analiza las características de los “enigmas”. Nos dice que deben tener más de una posible solución, existen reglas que limitan la naturaleza de las soluciones que podrían aceptarse y los métodos empleados para resolver el enigma en cuestión. Considera Kuhn diferentes tipos de reglas o compromisos que siguen los científicos, sin embargo la ciencia normal no está determinada completamente por reglas, las reglas “se derivan de los paradigmas; pero éstos pueden dirigir la investigación, incluso sin reglas.”
ANOMALÍAS
Durante el periodo de ciencia normal hay acumulación, en este periodo se logra “la extensión continua del alcance y la precisión de los conocimientos científicos”.
Las cosas comienzan a cambiar cuando los científicos notan que “en cierto modo la naturaleza ha violado las expectativas, inducidas por el paradigma, que rigen a la ciencia normal”. Se hacen esfuerzos por convertir lo anormal en lo esperado. Revisa algunos ejemplos y nos dice: “...y éste es ahora el punto más importante, cambiaron campos que ya existían.” Muestra que las maneras de proceder y experimentar son tan paradigmáticas como las leyes y teorías, pero reconoce que es así como debe trabajar la ciencia, ya que en caso contrario se tendría “un método inconcebible de investigación”.
Los pasos que conducen a la crisis son: percepción de la anomalía, reconocimiento de dicha circunstancia y cambio de los procedimientos del paradigma. Hay resistencia a estos cambios, y la resistencia incluye a la percepción misma. Kuhn menciona un ejemplo psicológico que muestra la resistencia a “ver” lo anómalo, y asegura que este mismo fenómeno se da en la ciencia, escribe: “la novedad surge sólo dificultosamente, manifestada por la resistencia, contra el fondo que proporciona lo esperado. Inicialmente, sólo lo previsto y lo habitual se experimenta, incluso en circunstancias en la que más adelante podrá verse la anomalía.”
Aunque hay resistencia al cambio, la ciencia misma proporciona las circunstancias para que lo anómalo pueda surgir. Según Kuhn la ciencia se hace rígida, “la ciencia normal conduce a una información tan detallada y a una precisión tal en la coincidencia de la teoría y de la observación como no podría lograrse de ninguna otra forma... la novedad ordinariamente sólo es aparente para el hombre que, conociendo con precisión lo que puede esperar, está en condiciones de reconocer que algo anómalo ha tenido lugar. La anomalía sólo resalta contra el fondo proporcionado por el paradigma.” Incluso Kuhn percibe bondades en la resistencia, ya que gracias a ésta las anomalías “penetrarán hasta el fondo de los conocimientos existentes.” Esto quiere decir que la ciencia “prepara el camino para su propio cambio”.