lunes, agosto 15, 2005

La ausencia de los extraterrestres


En 1813 se terminó la construcción del Palacio de Minería, obra del arquitecto Manuel Tolsá. Esta construcción, que se localiza en la calle de Tacuba en el centro de la Ciudad de México, forma parte del patrimonio cultural de la UNAM.

El Palacio de Minería fue sede de la Facultad de Ingeniería, en los años treinta del pasado siglo se creó la Facultad de Ciencias. Don Ricardo Monges López y Don Manuel Sandoval Vallarta participaron en la fundación de dicha facultad.

En los salones y patios del Palacio de Minería se llevan a cabo exposiciones de artes y ciencias, además de diversas actividades artísticas.

Durante el mes de febrero de 2004 se realizó la XXV Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Se llevaron a cabo conferencias, presentaciones de libros y diversos talleres. Hasta hubo espacio para prevenir al público sobre la falsa ciencia, Gloria Almanzar, del Museo de Historia Natural de la Ciudad de México, participó con la conferencia “Ciencia, peseudociencia y mitos”.

Los pronósticos no eran buenos, había quienes aseguraban que la colección no llegaría al libro número ocho, y sin embargo, la tarde del jueves 26 de febrero se presentó, dentro de esta feria del libro, el número 193 de la serie.

María del Carmen Farías, coordinadora de la colección, expresó: “Hemos roto todas las expectativas, con este libro ha pasado algo muy interesante, este es el primer libro de la colección que hacemos a color porque tuvieron que pasar muchos años para convencer que realmente podíamos tener libros que pudieran aguantar el costo de producción y recuperación.”

Y realmente se han superado las expectativas, la colección La Ciencia desde México se ha internacionalizado y ha tomado el nombre de la Ciencia para Todos. Sus propios creadores explican: “A los diez años de este fructífero trabajo se dio un paso adelante, que consistió en abrir la colección a los creadores de la ciencia que se piensa y crea en todos los ámbitos de la lengua española –y ahora también del portugués-.”

Debido a que casi todos los libros de divulgación científica de venta en México eran extranjeros, en 1986 dio inicio esta serie de divulgación científica del Fondo de Cultura Económica. Es así como los científicos mexicanos aceptaron un desafío: acercar la ciencia al público en general.

En la colección participan tanto científicos que tienen amplia experiencia en hacer divulgación científica –como la doctora Julieta Fierro- así como investigadores que apenas dan sus primeros pasos en este sentido.

Por qué no hay extraterrestres en la Tierra es, precisamente, el primer libro de divulgación científica del astrofísico Armando Arellano Ferro. Esta obra, en palabras de María del Carmen Farías, viene a hacer frente a la aterradora pseudociencia que tanto abunda en los medios.



El título del libro es provocador, grandes sectores de la sociedad están convencidos de la presencia extraterrestre en nuestro planeta; y aquí tenemos una obra que pone en duda esta creencia. El autor escribe: “Es mi esperanza que, al final del libro, el lector llegue a la conclusión de que la presencia de extraterrestres en la Tierra y los ovnis como una prueba de su existencia, son solamente temas de ciencia ficción, una forma de literatura no menos válida que cualquier otra si se maneja con arte y destreza, o bien una forma de comercialismo malintencionado y sin escrúpulos que juega con las ilusiones y la razón de la gente”.

“Vida extraterrestre, una fascinante idea entre el conocimiento y la fantasía” rezaba el cartelón que invitaba a la presentación del libro, al final de dicho cartelón otra frase provocadora: “Su presencia en la Tierra... un imposible."... Por supuesto que no podemos afirmar que el autor del libro fuera el responsable de las anteriores afirmaciones.

Pero no sólo el título atrae las miradas, la portada es excelente. Teniendo como fondo el misterioso universo, los ojos de un extraterrestre -apenas sugerido- miran a la Tierra. Un buen trabajo de la diseñadora Laura Esponda.

¿Y quién es el hombre que se atreve a poner en duda la presencia de los extraterrestres en la Tierra? El mexicano Armando Arellano Ferro obtuvo su licenciatura en la Escuela Superior de Física y Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional y su maestría y doctorado en astrofísica en la Universidad de Toronto. Es investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM. Su campo de actividad es el de la astrofísica estelar por medios observacionales.

Y para presentar su libro le acompaña –además de la coordinadora de la serie- la bióloga Marisol Montellano, quien cursó su carrera en la Facultad de Ciencias de la UNAM.

Marisol Montellano aclaró que los científicos no niegan la posibilidad de la vida extraterrestre: “Yo creo que sí la hay. No es que no haya vida en otros lugares sino que es poco probable establecer el contacto y una comunicación”. La científica agradeció la invitación a presentar el libro, aunque “de entrada fue una sorpresa porque soy paleontóloga de vertebrados y no sabía qué relación podía tener con los extraterrestres, no encontraba la conexión, aunque la ciencia ficción me ha gustado desde niña, me encantaba Viaje a las Estrellas, los libros de Ray Bradbury, ET y otras películas; y a los que nos encanta la ciencia ficción casi nunca nos ponemos a pensar en todo lo que habría que enfrentar para realmente tener contacto con los extraterrestres, los problemas del viaje interestelar, el costo de energía por ejemplo, y es de lo que nos habla Armando...” Finalmente encontró la conexión entre su especialidad y el tema del libro: “Si hubieran llegado los extraterrestres en la época de los dinosaurios, ¿qué impacto hubieran tenido en la Tierra?... Yo como paleontóloga salgo al campo y busco fósiles, busco evidencia de vida en el pasado. ¿Qué evidencias podrían haber dejado los extraterrestres en la Tierra y qué posibilidades tendríamos los paleontólogos de encontrarlas? Encontrar esa evidencia puede ser poco probable, ¿qué debería encontrar un paleontólogo para decir ‘esto no es de la Tierra, esto viene de fuera’?... Bueno, sí pude relacionar la paleontología con el tema de los extraterrestres”.

Durante su intervención, el astrofísico explicó lo que le llevó a escribir sobre este tema: “A los científicos nos gusta divulgar la ciencia que hacemos, compartirla con la gente que no es necesariamente científica y que trabaja en otras áreas del conocimiento, y a lo largo de los años, dando conferencias y pláticas sobre temas astronómicos, no importaba de que hubiera yo hablado, al final la gente siempre preguntaba ‘¿qué son los hoyos negros?’ y ‘¿existen los ovnis?’ Entonces la sección de preguntas y respuestas se desviaba del tema original y acabábamos en un debate de hoyos negros y ovnis. Fui coleccionando preguntas del público y me fui preocupando por afinar mis respuestas. Esto me llevo finalmente a ponerlo todo en un libro.”

Sobre el propósito del texto, dijo: “Mi objetivo es informar a la gente de las actividades de la ciencia. Tarde o temprano los temas que van tocando los capítulos del libro tienen que ver con la pregunta de si existen los extraterrestres y, en particular, si esos extraterrestres han podido alguna vez tener presencia en la Tierra. El libro busca ofrecer una lectura alternativa a la gente, en los medios -las revistas, los periódicos, la televisión, el internet- encontramos con una ligereza sorprendente supuestas evidencias de la existencia de ovnis y de la supuesta presencia de los extraterrestres en la Tierra, y lo presentan tan a la ligera que la gente ha acabado por acostumbrarse y por considerar estas cosas no nada más como producto de la ciencia ficción sino como una verdad casi absoluta, y eso desde el punto de vista científico es preocupante, entonces el libro trata de ofrecer un discurso paralelo e informar a la gente por qué esas cosas no son posibles a los ojos de la ciencia.”

Sobre la estructura del libro, el autor expresa: “El libro puede leerse de dos maneras. El lector ordenado –el que empieza por la primera página y se va a lo largo del libro hasta que lo termina- va a notar que durante los primeros cinco capítulos los extraterrestres no aparecen por ningún lado, puede preguntarse ‘¿y el tema del libro?’ Los extraterrestres aparecen por el capítulo seis, al lector desesperado, que esté ansioso por entrar en el meollo le recomiendo que comience por el capítulo seis; sin embargo, si aceptan mi sugerencia, yo les recomiendo que lo lean en orden, en los primeros capítulos se plantean preguntas que son relevantes al asunto de los extraterrestres.”

Efectivamente, en los primeros capítulos encontramos temas como la edad de la Tierra, las condiciones químicas y físicas de la Tierra primitiva, la formación del sistema solar, nuestro lugar en el universo, el tamaño de nuestra galaxia, la estructura del universo, las condiciones astronómicas que permitieron la aparición de la vida en nuestro planeta y el descubrimiento de planetas extrasolares.

En el capítulo seis nos encontramos con una exposición acerca de los problemas a enfrentar para lograr el viaje interestelar, escribe el autor: “Desafortunadamente tal vez, los vecinos cósmicos, donde quiera que estén, aun si no estuvieran tan lejos, no pueden correr a hacernos una visita de cortesía y nosotros a ellos tampoco.” Distancias, combustible y costos son los problemas a enfrentar.

¿Están interesados los científicos en encontrar vida extraterrestre? Ese es el tema del capítulo siete. Las revistas de misterios, enigmas e incógnitas presentan un engañoso perfil acerca de la “ciencia oficial”, conocemos la imagen que de la ciencia y de los científicos presentan los insolitólogos en general y los ufólogos en particular, lo que resulta poco común es leer lo que al respecto piensan los científicos mismos, escribe Armando Arellano:

“Es frecuente escuchar entre las personas que creen en la existencia de los extraterrestres y en sus señales en la Tierra que los científicos son incrédulos, cerrados a las posibilidades de nuevos descubrimientos, testarudos ante la posibilidad o incluso ante la evidencia (que ellos consideran suficiente) de que una civilización extraterrestre haya desarrollado más y mejor ciencia y, por lo tanto, logrado venir a vernos. Y si no de incrédulos, entonces se les califica a los científicos de encubridores de evidencias, como si los científicos tuvieran algún interés, nunca explicado por sus detractores, en ocultar y mantener en secreto el paso por la Tierra, presente o pasado, de seres de otros mundos... Los juicios sobre la actitud de los científicos son injustos e injustificables. La comunidad científica está interesada en encontrar evidencias de vida extraterrestre, ha hecho grandes esfuerzos y ha invertido mucho tiempo, creatividad y dinero en detectar señales de vida del exterior o, al menos, para enviar señales de nuestra existencia.”

La detección de vida extraterrestre inteligente, vía ondas de radio, es el tema de este séptimo capítulo.

Al menos el astrofísico Armando Arellano Ferro lo tiene claro: La descripción del Universo, su estructura, su tamaño y sus leyes nos empuja inevitablemente a una sola conclusión: no es posible que haya habido jamás seres vivos e inteligentes de origen extraterrestre en nuestro planeta. Esta conclusión la expone y desarrolla en el capítulo ocho.

Los principales argumentos de los convencidos de las visitas de los grises a nuestro planeta son respondidos en la parte final del libro, el autor nos explica por qué para la ciencia no basta con fotografías y videos (incluso nos informa que en el Instituto de Astronomía de la UNAM, se han llevado a cabo talleres sobre trucaje de fotografías de ovnis); por qué no son válidos los testimonios de quienes aseguran haber entrado en contacto con los buenos hermanos del espacio; por qué las obras, esculturas y pinturas de antiguas culturas no demuestran que los extraterrestres las contactaron; y por qué no es posible para nadie, para ninguna civilización -por adelantada científica y tecnológicamente que sea- viajar a la velocidad de la luz (argumento que al parecer nunca entenderán los ufólogos crédulos).

Los especialistas en fabricar paradojas no están acostumbrados a que los científicos den respuestas tan firmes y contundentes, no están acostumbrados a que los científicos levanten la voz y aclaren su postura, todo esto lo hace Arellano Ferro y por ello es que logra un libro sumamente interesante.

Sé que los argumentos del libro podrán dejar fría a mucha gente –dijo al final-. Sé que habrá mucha gente que asegure que hay extraterrestres en la Tierra. Los invito a leer en orden el libro, sopesar las razones, utilizar su razón, finalmente el libro es una herramienta para que el lector se arme de algunas razones y de algunos argumentos basados en nuestra experiencia científica para entender por qué no es posible que los extraterrestres hayan llegado a la Tierra; y desde luego mi esperanza es que la lectura sea divertida.

No importa que la evidencia sea poco convincente, los coleccionistas de imágenes de ovnis continuarán su labor sin ser perturbados, ya que como el mismo Arellano escribe:

Siempre habrá quien prefiera buscar en la oscuridad del dogma y el mito, y no a la luz de lo predicho y comprobado, siempre alguien para quien la exigencia de pruebas que pasan duros escrutinios es una necedad, alguien que se conforma con lo superficial de haber oído, haber creído ver, haber oído que alguien creyó ver, o quien se deslumbra por una prueba fabricada o superficialmente estudiada. A ellos quizá no logremos convencerlos nunca de que la fantasía no basta para desarrollar el conocimiento firme.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece muy serio y razonablemente bien hecho el libro mencionado.Espero leerlo algún día, pese a ser yo uno de los ingenuos q creen en los ovnis. Esto me pasa por haber visto objetos (3 veces en mi vida,alrededor de los 15, ahora tengo 40)cerca a una distribuidora de electricidad cercana a mi casa.Eran objetos tecnológicos más evolucionados q volaban y no hacian ruido. Yo y otras personas los vimos.Quisiera q se supiera q son. Eso me ha inquietado por años.Me llamo Pablo y soy de Chile.(6 agosto 2007)