jueves, noviembre 27, 2008

El siguiente texto lo leí durante mi participación en la mesa redonda "Crónicas Extraterrestres". Quise presentar un panorama general del estudio del fenómeno ovni y de las abducciones desde las ciencias sociales, tal vez algunos puntos merecían una exposición más detallada, pero cada charla sería de 12 minutos.


PLATILLOS VOLADORES: EL ENFOQUE PSICOSOCIAL


Últimamente he escuchado a ciertos ufólogos referirse no ya al “fenómeno ovni” sino al “fenómeno ovni-extraterrestre”.

Uno de estos señores afirmaba en un programa de televisión que el fenómeno existe, los reportes existen, así, un escéptico le respondía que no lo dudaba, que el fenómeno es real, pero agregaba que lo que sí ponía en duda era la interpretación extraterrestre.

¿A qué llamamos fenómeno ovni? ¿Es este fenómeno un fenómeno meramente humano? ¿Será que la verdad no está allá afuera sino acá adentro?

El ufólogo francés Michel Monnerie fue el responsable –en la década de los setenta- de una publicación dedicada a los platillos voladores. Ha comentado que él comenzó creyendo que los extraterrestres eran la respuesta al “enigma ovni”, sin embrago, después de algunas reflexiones concluyó que debía dejar a un lado sus esperanzas personales y dedicarse a investigar seriamente el material que llegaba a sus manos. Monnerie estaba interesado en examinar la evidencia física de los avistamientos, específicamente se ocupó de la evidencia fotográfica. Los años que dedicó a este estudio le llevaron a una conclusión: los ovnis que aparecían en las placas fotográficas eran en realidad confusiones. Posteriormente subió un escalón y comenzó a enfocar el fenómeno ovni desde esa perspectiva. ¿Sería una confusión todo el asunto de los platillos voladores? Con esta pregunta en mente decidió revisar los casos que tenía en sus archivos.


De derecha a izquierda Héctor Chavarría, Mario Méndez Acosta, Jorge Armando Romo y Martín Fragoso. Foto de Allan Chavarría

Los ufólogos suelen realizar sus encuestas suponiendo que el testigo siempre dice la verdad y que nunca se equivoca; sin embargo, Monnerie puso especial atención en los testigos, su entorno cultural y el papel de los medios de comunicación en la formación de este supuesto misterio. Entre otras cosas se preguntó: ¿cómo influyen los conocimientos previos del testigo (obtenidos a través de lo que divulgan los medios de comunicación) en lo que cree haber experimentado? La psicología ha demostrado que la sola forma de llevar a cabo una entrevista puede alterar la memoria del sujeto.

El investigador francés finalmente publicó en 1977 sus ideas en el libro ¿Y si los OVNIs no existieran? Su segunda y última obra apareció dos años después y se titula El naufragio de los extraterrestres. ¿Qué concluyó? Que los OVNIs encarnan un sueño colectivo que se relaciona con la conquista del espacio. Fue así como dentro de la misma ufología surgió el enfoque psicosocial. Monnerie afirma lo siguiente: “La ufología no termina con los OVNI: empieza estudiando Psicología, Sociología, que ambos son campos muy interesantes. La ufología como tal merece un estudio, no ya histórico, sino también sociológico. Pero atención. Esto no equivale a decir que no existan seres en otros sistemas planetarios. Lo que sucede es que ese problema tiene nada que ver con la ufología. La ufología está basada en un rumor, en un mito muy ligado a la conquista del espacio que no tiene ninguna relación con la exobiología.”

Como decía más arriba, El naufragio de los extraterrestres fue su segunda y última obra; de hecho, Monnerie pensó que sus colegas llegarían a la misma conclusión y que lo felicitarían por haber llegado al final de la investigación. Se equivocó, pero para él sí fue el fin de su interés en el tema.

Fenómeno ovni. He repetido el término varias veces y no es posible continuar sin dar ya una definición. ¿Qué es el fenómeno ovni? Según la hipótesis psicosocial (y en palabras de Paolo Toselli, otro ufólogo que adoptaría esta hipótesis) es el conjunto de narraciones, percepciones, experiencias y creencias determinadas por la idea de que somos visitados por seres de otros mundos.

Por su parte el sociólogo Bertrand Méheust publicó en 1978 su libro Ciencia ficción y Platillos voladores, y en 1985 Platillos voladores y folklore. Ya Monnerie había notado la influencia de la ciencia ficción en lo que relataban los supuestos testigos, Méheust, en su primer libro, también pone en evidencia esta influencia. En el segundo hacía un estudio antropológico del fenómeno OVNI, ahí Méheust comparaba los relatos de los supuestos secuestros por extraterrestres con el folklore. Hadas, gnomos, demonios de la Edad Media y los actuales extraterrestres estarían emparentados. Las abducciones son vistas como mitos arcaicos con ropaje tecnológico. Según este enfoque los ufólogos no son sino folkloristas modernos.

Otro interesado en este tema y que se ha dedicado a documentar los elementos que la ufología ha tomado de la ciencia ficción es Martin S. Kottmeyer, quien afirma “Si el fenómeno ovni es de origen cultural, uno esperaría poder reconocer antecedentes culturales en sus principales características. Los auténticos extraterrestres, sin embargo, tendrían que ser independientes de cualquier cultura y, si son recién llegados, sus características deberían mostrar una discontinuidad con el pasado.” Precisamente Kottmeyer ha mostrado que no existe la ruptura que se esperaría encontrar ante la llegada de seres completamente ajenos a nuestras sociedades. En la ciencia ficción estarían los antecedentes culturales del fenómeno ovni.

En 1994 la doctora Susan Blackmore, debido a una enfermedad, se vio obligada a permanecer en cama durante varios meses. A pesar de su padecimiento, la doctora se mantenía mentalmente activa. Durante este periodo comenzó a pensar que los “memes” eran algo más que un concepto entretenido. De hecho, cambió radicalmente lo que pensaba al respecto, dejó de considerar que los memes eran una idea inofensiva. Blackmore explica: “De repente me di cuenta de que detrás de ellos se hallaba una poderosa noción, una idea capaz de transformar nuestra comprensión de la mente humana y que hasta ahora no me había percatado de ello.”

¿Qué son los memes? En pocas palabras: información que puede transmitirse de una persona a otra, especialmente por medio de la imitación.

La memética tiene sus críticos. Así, mientras que para algunos -como la doctora Blackmore- la memética puede llegar a explicar nuestra conciencia, hay quienes consideran que en realidad no se está diciendo algo novedoso, algo que no hubiera sido considerado anteriormente por los psicólogos o los antropólogos. Pero tal debate no importa para nuestro tema.

¿Por qué tenemos religión? De esto se ha ocupado el antropólogo Pascal Boyer, y en la obra que lleva por titulo dicha pregunta afirma que el fenómeno religioso es tan complejo que no puede explicarse de forma sencilla. Al inicio de su libro expone las razones por las que considera equivocadas las respuestas simplonas que suelen darse. Por ejemplo, hay quienes dicen que la gente tiene religión porque teme a la muerte, de manera que en sus creencias en el alma y en “el más allá” encuentra consuelo; ¿por qué esta respuesta no es satisfactoria? El problema es que hay quienes creen que algunas almas serán castigadas por toda la eternidad con tormentos que ni el más sádico de los hombres ha podido imaginar, entonces, ¿dónde quedó el consuelo?, más bien nos encontramos con un elemento que puede causar desesperanza y ansiedad.

Boyer considera que los memes podrían llegar a ayudarnos a comprender el fenómeno religioso.
A lo largo del libro, el antropólogo escribe sobre la naturaleza de los conceptos acerca de lo sobrenatural, lo paranormal, los dioses, los espíritus, etc. Se trata de una obra que disfrutarán aquellos que deseen profundizar en las razones por las que los seres humanos solemos creer en la magia, o –agrego yo- en los extraterrestres grises que secuestran personas para realizar experimentos o en los extraterrestres rubios que suelen dar consejos y mensajes.

Blackmore reconoce lo complejo que es el fenómeno religioso (basta ver la enorme cantidad de trabajo que la humanidad le ha dedicado a los dioses para percatarse de ello: edificios, libros, pinturas, esculturas, guerras, tiempo y esfuerzo para ir de casa en casa buscando convertir a los primeros que se dejen, etc.), y también ha tratado de explicarlo mediante la memética. Para ello recurre al concepto de “memeplexes”.

Un memeplex está formado por varios memes, éstos aparecen juntos debido a que de esa forma tienen más probabilidades de transmitirse que si lo hicieran cada uno por separado.
Este concepto de memeplexes también lo ha usado para explicar la creencia en las abducciones por extraterrestres.

De esta forma, mientras que las supuestas abducciones pueden explicarse mediante fenómenos como la parálisis del sueño, la creencia en estos pretendidos secuestros podría explicarse mediante los memeplexes.

Explica Blackmore: “El memeplex de la abducción ha tenido un éxito tremendo y en la actualidad podemos ver por qué. Para empezar desempeña un servicio muy legítimo, es decir, aporta explicaciones para experiencias terroríficas (la parálisis del sueño) (...) Por otra parte, se trata de unas ideas que gozan en la actualidad de cierto predicamento en los Estados Unidos (y quizás en menor medida, en Europa). En tercer lugar existen las productoras de televisión que promocionan entre sus consumidores más ávidos todo tipo de programas sensacionalistas mientras aquellos se afanan por participar a fin de explicar sus vivencias reales como la vida misma, únicas, fantásticas y verídicas y, al hacerlo, se sienten plenamente realizados (y, a veces, incluso se enriquecen). Para terminar, estas ideas son más o menos irrefutables y están protegidas por una conspiración de silencio más o menos auténtica.”

La doctora también ha recurrido a la memética para explicar las creencias de la llamada Nueva Era y la popularidad de las medicinas alternativas.

Para terminar mencionaré otro trabajo que se ocupa de los secuestros por extraterrestres. La psicóloga Susan Clancy es la autora del libro Abducidos: Cómo la gente llega a creer que fue raptada por extraterrestres. Ella llegó al tema debido a su interés en estudiar la forma en que se crean –bajo hipnosis- falsas memorias. Asegura que es bastante largo el proceso por el que un sujeto llega a convencerse de haber sido raptado por seres de otros planetas, pero el punto más importante es cuando acude con un supuesto experto en abducciones.

Vemos que las ciencias sociales pueden decirnos mucho acerca del misterio de los platillos voladores.

Confieso sentirme sumamente fascinado por el tema, por ello me hago la siguiente pregunta: ¿es trascendente el fenómeno ovni? Es lo que el periodista argentino Alejandro Agostinelli le preguntó a Monnerie: ¿No te parece que un rumor como el de los OVNI que ha influido en la sociedad al punto de provocar cambios importantes en las creencias populares sigue mereciendo ser objeto de reflexión? Monnerie respondió: “Seguro. Pero es probable que de momento no tengamos la suficiente perspectiva histórica como para ver las cosas con claridad. Cualquier fenómeno con la amplitud de los OVNIs es capaz de dejar huellas culturales suficientemente significativas como para que los historiadores, dentro de 50 o a más tardar 100 años, puedan dar su veredicto.”


Referencias

Boyer, Pascal. "¿Por qué tenemos religión?" Taurus. 2001.
Blackmore, Susan. "La máquina de los memes". Paidós. 2007.
Brookesmith, Peter. "Alien Abducciones" Libsa. Madrid. 1999.

En internet:

Zuñiga, Diego. "Breve Introducción a la Hipótesis Psicosociológica".
http://www.anomalia.org/perspectivas/in/h_psicosociologica.htm

Agostinelli, Alejandro. "Michel Monnerie: El Ufólogo del Gran Naufragio Espacial."
http://www.anomalia.org/perspectivas/in/michel_monnerie.htm

Sánchez, Sergio. "Bertrand Méheust: Un Etnólogo a Bordo de un Platillo Volante."
http://www.anomalia.org/perspectivas/in/bertrand_meheust.htm

Zúñiga, Diego. "Susan Clancy, la sicóloga que mató a los marcianos secuestradores: 'Estoy harta de los extraterrestres'."
http://lanavedeloslocos.cl/nave34/clancy.html

Kottmeyer, Martin. "Nada predispuestos. El trasfondo cultural de los informes de abducciones."
http://www.el-esceptico.org/n6/trasfondo.htm

lunes, noviembre 24, 2008

CRÓNICAS EXTRATERRESTRES


El pasado martes 11 de noviembre se llevó a cabo, en la Facultad de Ciencias de la UNAM, la mesa redonda “Crónicas extraterrestres”, misma que fue organizada por la Sociedad Mexicana de Astrobiología (SOMA).

Participamos Antígona Segura Peralta, Héctor Castañeda, Mario Méndez Acosta, Héctor Chavarría, y el (ir)responsable de este blog. Moderó Jorge Armando Romo.

De derecha a izquierda: Antígona Segura, Héctor Castañeda, Héctor "el chino" Chavarría, Mario Méndez Acosta, Jorge Armando Romo y Martín Fragoso. Foto cortesía de Allan Chavarría

Comenzó la mesa la astrobióloga Antígona Segura Peralta (de quien he escrito aquí y aquí). Su charla se tituló: “Lecciones de un encuentro del tercer tipo: Maussán y los científicos”. Ella distingue tres sectores en cuanto al debate con respecto a la supuesta presencia de extraterrestres en la Tierra: los científicos, los escépticos y los pseudocientíficos. Precisó que por escépticos se refiere a las personas que tienen las herramientas necesarias para debatir con los ufólogos. Contó que hace algunos días fue invitada a participar en un debate en un programa de Canal 22. Ella y Jaime Maussán debatieron en el programa Box Populi (el título se debe a que el programa se realiza sobre un ring), éste se transmite los lunes a las siete de la noche y es conducido por Laura García. ¿Qué deben hacer los científicos con respecto a las afirmaciones de los “investigadores de ovnis”?, ¿debatir o no debatir? De su experiencia en ese programa, Antígona Segura concluye que refutar a los ufólogos es tarea que debe dejarse en manos de los escépticos. ¿Por qué? Porque –dice la astrobióloga- son ellos quienes conocen el tema, los casos y las supuestas evidencias. “Los científicos no debemos debatir esas cosas, porque no las conocemos. Lo que debemos hacer los científicos es presentar nuestra evidencia, es decir, explicar a lo que nos dedicamos.” Una frase que anotó y que me gustó fue la siguiente: Es muy difícil convencer a los científicos, por eso la ciencia es confiable (compárese esta actitud con la de los ufólogos, quienes rápidamente sacan conclusiones extraordinarias a partir de datos muy pobres). Explicó lo anterior haciendo un resumen de la forma en que los científicos estudiaron el meteorito Allan Hills 84001, y que presuntamente contenía microfósiles de vida marciana. También expresó que ella y sus colegas hacen ciencia, no ciencia ficción; y que la imaginación en ciencia es importante pero tiene ciertos límites.


A continuación el astrofísico Héctor Castañeda tomó la palabra. Su exposición se tituló “Extraterrestres en los medios audiovisuales”. Comenzó refiriéndose a “La guerra de los mundos” de H. G. Wells y su legado. Señaló que el tema de los extraterrestres, por lo general, se aborda de forma analítica en la literatura; en el cine y la televisión se presentan metáforas mediante imágenes, “y las imágenes tienden a la simplicidad”. También se refirió a las especulaciones que hacen los científicos con respecto a la vida inteligente y su abundancia en el universo. “La forma humanoide no es absolutamente necesaria”, comentó al notar que –por lo general- los extraterrestres de la ciencia ficción y de la ufología tienen esa forma.

Mario Méndez Acosta dijo que el objetivo de los escépticos es “presentar al público información crítica, permitir que en las programaciones en radio y televisión, y en los puestos de periódicos haya algo más, haya un punto de vista adicional al de los que proponen las pseudociencias más absurdas.” De igual forma, mencionó: “Yo creo en la confrontación con los proponentes de estas ideas porque me he dado cuenta que muchos de ellos creen en esto porque nunca nadie se les ha parado enfrente a decirles ‘eso no es cierto’, por lo menos una vez en la vida se les tiene que decir ‘lo que aseguras no es verdad, la verdad es esta, o te equivocas en esto, o la información que sacaste tiene esta falla’, no lo van a aceptar en ese momento, pero queda sembrada la semilla de la duda. Por eso sí es importante confrontarlos, y confrontarlos con energía”. También se refirió al asunto de los extraterrestres con forma similar a la humana y lo poco creíble que resultan (aún considerando la evolución convergente). Hizo un repaso de lo que se conoce sobre el surgimiento de la vida y su evolución.

Héctor Chavarría hizo una divertida exposición acerca de lo que es realmente la ovnilogía. Distinguió entre ovnílogos (personas serias) y etélatras (pseudocientíficos). Afirmó que la ovnilogía (como la que él realiza) no busca extraterrestres sino destruir mitos. Explicó el caso Roswell y el caso Puebla. Presentó su decálogo escéptico, que, entre otras cosas, afirma: en ovnilogía una imagen no vale por mil palabras; ovni no es sinónimo de nave extraterrestre; la ignorancia acerca de fenómenos aéreos se cura con estudio y conocimientos, con investigación y escepticismo; el mensaje de un “contactado” jamás ha excedido, ni excederá, el nivel de sus propios conocimientos; la única prueba de la existencia de “una nave extraterrestre” sería la “nave” misma (algo que en SOMIE han llamado “el objeto ufológico permanente”) y su estudio correspondería a la ciencia y a los métodos científicos; etc.

Mi exposición se tituló “Platillos voladores: el enfoque psicosocial”. Hice referencia a los trabajos de Michel Monnerie, Bertrand Méheust, Susan Blackmore, Pascal Boyer, Martin S. Kottmeyer y Susan Clancy (en una futura entrada subiré mi texto).

Finalmente el público realizó comentarios y preguntas. Se habló de Crop Circles y de las falsas profecías mayas (que predicen que algo extraordinario sucederá el 12 de diciembre del 2012). Algunos científicos presentes se refirieron a la idea de Antígona Segura: aquello de que no deben debatir con los ufólogos pues no están preparados para ello, afirmaron que lo que deben hacer es divulgación científica. El trabajo sucio queda entonces en las manos de los escépticos. Algo que a Héctor Chavarría, lejos de molestarle, le encanta.

domingo, noviembre 16, 2008

De bolillos voladores no identificados o Los ovnis que vio Adonis García


Una de mis novelas favoritas es El vampiro de la colonia Roma, y quien no me crea puede revisar los siguientes textos: La literatura de Luis Zapata; Adonis García, un entrañable chichifo; Influencia del cine en la vida y en la obra de Luis Zapata; Del camino que hay que recorrer para llegar a la santidad; y Mérida, ciudad donde aparentemente no pasa nada y a la vez pasa de todo.

Los platillos voladores (un tema del que he escrito abundantemente en este blog) son el último tema del que platica Adonis García en El vampiro. El enigma de los no identificados le sirve para manifestar el hastío que la vida llega a causarle:

a veces me canso ***** a veces sí me harto ***** como todo el mundo ***** y entonces sí me dan ganas de mandar todo a la chingada ***** me canso de ver la misma pinche gente ***** los mismos pinches monos ahí pendejos ***** las mismas caras y los mismos lugares ***** y entonces es cuando me dan ganas de largarme ***** pero luego digo ***** “largarme *****¿a dónde?” ***** digo ***** a dónde me podría largar que fuera diferente ***** no ***** ps tá cabrón ¿verdad? ***** en todas partes vas a encontrar la misma gente con los mismos pedos ¿no? ***** está cabrón ***** sólo que llegaran los marcianos y se pusieran en contacto conmigo y me fuera con ellos ¿no? ***** si no ***** no veo cómo ***** digo ***** porque sí puede suceder ¿no? ***** digo ***** es una cosa que hay que tomar en cuenta ¿verdad? ***** porque existen ***** por lo menos yo sí estoy seguro de que existen ***** yo he tenido pruebas de que existen ***** ¿no te conté? ***** sí ***** sí te platiqué ¿no? ***** lo de acapulco y eso *****

¿Qué pruebas tiene Adonis de la existencia de los marcianos? Se trata de varios encuentros del primer tipo (según la clasificación –los aficionados a los platívolos lo saben bien- del astrónomo, padre de la “ufología científica” y fundador del CUFOS: J. Allen Hynek).

Adonis y su amigo (que era más o menos su protector) Julián iban rumbo a Acapulco cuando vieron una extraña estrella, es decir, una luz que parecía una estrella. En realidad sólo la vio Adonis, y nada le comentó a su amigo-protector, ¿por qué?

porque ya sabía lo que me iba a contestar ***** “¿y ora ***** de cuál fumaste?” ¿no? o alguna pendejada por el estilo ***** porque julián como que tenía la impresión de que ***** ps no sé ***** de que porque alguna vez había yo tomado pastillas o fumado marihuana ***** pues me iba a pasar todo el tiempo alucinando ***** además ***** él es de esas gentes que ***** aunque se le aparezca la virgen de guadalupe bailando el jarabe tapatío ***** no cree en ella ¿verdad? ***** entons me quedé callado ***** pero no se me pudo olvidar ¿ves? como que me impresionó mucho ¿entiendes? *****

¿Por qué Adonis quedó tan impresionado? Porque le hizo reflexionar en el sentido de la vida, pensar en la existencia de extraterrestres visitando la Tierra le hizo ampliar sus horizontes, su perspectiva. En sus palabras:

y yo como que en un momento dudé que fuera real ***** porque ya ves que siempre que uno ve algo que no se puede explicar dice ***** “no ***** no es cierto” ***** como por miedo ***** o por ****** ps no sé ***** como que uno sabe que si eso es cierto ***** ps te va a afectar muchísimo ¿no? ***** es como ponerse a pensar de repente que el mundo es otra cosa ***** que el mundo está más allá de ***** cómo te diré ***** pues de lo que uno está acostumbrado a entender por mundo ¿no? ***** como que te das cuenta de que el mundo no es nada más la zona rosa y los sanborns y el metro y todo eso que está a tu alrededor ***** digo ***** es como los fantasmas ¿no? ***** aunque yo no creo en ellos *****



Adonis comenta que tuvo otros avistamientos. En alguna ocasión observó un ovni con forma de bolillo:

una noche que subí a la azotea por unos calcetines ***** volví a ver la luz ***** primero muy lejos ***** y luego fue acercándose hasta que quedó pues a una distancia en que se podía distinguir lo que era ¿ves? ***** y era un platillo volador ***** pero no así como los pintan ***** sino más boludito ***** como con la forma de un bolillo y de color amarillo o verde brillante ***** y ahí se quedó ¿no? ***** detenido ***** muchísimo tiempo ***** pero ya no bajó más ***** y es que dicen que no pueden entrar a las ciudades porque hay una barrera ***** o algo ***** de energía creo ***** que impide que pasen ***** pero yo estoy seguro de que quieren algo ***** como que lo siento ¿ves? *****

¿Y qué es lo que quieren? Adonis bromea sobre las intenciones de los visitantes (nótese que el chichifo tiene más imaginación que los ufólogos y los supuestos abducidos con respecto a la forma de los extraterrestres):

a lo mejor son marcianos gayos que me quieren dar un llegue porque hasta allá ha llegado mi fama ***** je **** no ***** no es cierto ***** vete a saber qué es lo que quieran ***** pero ***** a poco no sería increíble coger con algún ser verde o amarillo y de piel gelatinosa en la que se le hundiera la verga en cualquier parte que se la pusieras ***** hummmmmmm ****

Adonis dice que tiene la intención de visitar Tepoztlán, y que entonces los marcianos podrían ponerse en contacto con él:

así es que ya sabes ***** si no vuelves a saber de mí es que llegaron los marcianos y me raptaron ***** y nos fuimos bailando el cha cha cha ***** je ******** fíjate ***** el otro día leí en el periódico que una persona había entrado en contacto con seres extraterrestres y se había ido con ellos ***** que había mandado una postal ***** o un telegrama ***** no me acuerdo ***** a su familia ***** diciendo que se iba de este mundo ***** je ***** se dice fácil ¿verdad? ***** pero imagínate que de repente te llegué un telegrama de un cuate y te diga ***** “encontré marcianos punto ***** invítanme con ellos punto ***** parto marte punto” y hasta te quedan tres palabras ¿verdad? *****

Llegamos a la parte final de la novela, aquella en la que Zapata expone de forma genial lo que Adonis piensa y siente sobre su vida ; ¿y si recibiera la oportunidad de irse a otro planeta?

¡puta! ***** me cae que yo sí me iba ***** me cae que no lo pensaba dos veces ***** dejaría todo tirado ***** así ***** sin llevarme nada que me recordara este mundo ***** chance hasta me iría desnudo ***** como nací ***** para que ni la ropa me hiciera pensar en lo que era antes ***** y entonces sí “adiós mundo cruel” ***** como dice la ***** canción ***** ¿te acuerdas? ***** la cantaba enrique guzmán ***** y desde la nave iría viendo cómo se iba haciendo chiquita la ciudad de méxico ***** y adiós ángel de la independencia ***** y adiós caballito ***** y adiós monumento a la revolución ¿verdad? ***** como si fuera un barco que se fuera alejando poco a poco ***** y después la república ***** y el continente americano ***** hasta que quedara la tierra nomás como una bolita de billar ***** que a cada momento se iría haciendo más pequeñita y más pequeñita y más pequeñita ***** y correríamos a velocidades increíbles ***** y por la ventanilla ***** porque sí deben tener ventanillas esas cosas ¿no? ***** por la ventanilla iría viendo las estrellas que pasaban bien rápido ***** o una estrella fugaz ***** y entonces cerraría los ojos y pediría un deseo ***** que no volviera nunca ***** pero nunca ***** por ningún motivo ***** a este pinche mundo ********** y ora sí ya apágale ¿no?

lunes, noviembre 03, 2008

La literatura fantástica nos hace ser menos arrogantes, nos obliga a entendernos mejor
Entrevista con Alberto Chimal


Alberto Chimal es un escritor generoso. ¿A qué me refiero con lo anterior? A que Chimal gusta de estar en contacto con el público. En los talleres que imparte (sin ser paternalista) suele encontrar las palabras adecuadas para alentar a quienes están empezando a escribir. Además, se trata de un escritor y un divulgador de la cultura que se muestra siempre dispuesto a compartir su gusto por la literatura y sus conocimientos.

Chimal es el autor, entre otros libros, de Vecinos de la Tierra, El rey bajo el árbol florido, El ejército de la Luna, Grey y Gente del mundo. Ha obtenido varios premios, entre ellos el Kalpa (1999) por Se ha perdido una niña.

Actualmente, en la Biblioteca de México “José Vasconcelos”, imparte el taller de literatura de terror “Miedo por escrito”. Platicamos con él acerca del momento en el que decidió dedicarse a la literatura, del taller, de la ciencia ficción mexicana y de los proyectos en los que se encuentra trabajando.


Como muchos niños, seguramente tuviste que leer por obligación para la escuela, pero ¿en qué momento dejas de hacerlo por obligación y descubres que la lectura te agrada, te divierte y que quieres leer por gusto?

Yo tuve mucha suerte porque empecé a leer por gusto antes de leer por obligación. En la casa de mi mamá empecé a leer desde muy pequeño, desde los cuatro años. Hasta después fue que me recetaron las cosas por obligación. Lo que más huella me dejó de aquella época, a parte de algunos libros de cuentos con las películas de Walt Disney, fue un libro -que todavía conservo en casa de mi mamá- que era una colección de mitos y leyendas –de los que venían en fascículos y luego los encuadernabas-, muy bonito porque estaba encuadernado en tela, y era muy gordo, muy pesado, entonces para un chavito de cuatro años era una cosa pesadísima, enorme. Y ahí había un montón de historias: había historias japonesas, había cuentos rusos, medievales... y me fascinaron.


¿En qué momento te dices a ti mismo “No sólo quiero leer, también quiero escribir”?

En parte tuvo que ver el hecho de que me gustaba mucho leer cómics, historietas; entonces lo primero que hice fue dibujar. Cuando se me terminaron los libros que había en la casa, y antes de que fuera posible conseguirse más, dije “me hago los míos”. Cuando tenía seis o siete años me encontré un libro del escritor de ciencia ficción Isaac Asimov, un libro que parcialmente es autobiográfico y que habla de cuando él empezó a escribir y a publicar, gracias a ese libro me enteré que existían los escritores, y dije “¡ah, qué padre!”


Esos cómics que hacías ¿de qué trataban?

De superhéroes, de lo que había. En esa época existía Editorial Novaro, entonces eran bastante accesibles Superman, Batman, el pájaro loco. No sé si para bien o para mal, yo nunca aprendí a sostener bien el lápiz, entonces era muy cansado dibujar y me salían puras cosas horribles; así que lo dejé y me dediqué nada más a escribir.


¿Cuándo decides dedicarte a escribir de forma profesional?

En algunos momentos de la adolescencia tomé talleres, en Toluca –que es de donde vengo-. Poco después de haber salido de la prepa, la familia me persuadió a que buscara una carrera más productiva, “algo decente”. Sabían que yo tenía esta inquietud pero me decían “de eso no vas a vivir, consíguete una cosa que te de dinero y escribe cuando te jubiles.” Hice una carrera de ingeniería y no me fue mal, pero fue terrible cuando estuve viendo qué podía hacer con eso, no había algo muy interesante o que me fuera a satisfacer, tal vez sí en lo económico, pero de ninguna otra forma.


Entonces la carrera de ingeniería la hiciste persuadido por tu familia.

Sí. Y me gradué con mención honorífica, no me fue mal. Pero en 1994 mi mamá murió –estuvo enferma de cáncer- y poco después mandé todo al diablo. Seguramente tiene que ver con todos esos acontecimientos tremendos, pero lo cierto es que por esos tiempos decidí que no quería hacer eso con mi vida (dedicarme a la ingeniería), y que lo que yo deseaba hacer con mi vida era lo que ya se venía apuntando desde antes, desde mucho más chico: dedicarme a las historias, la literatura. Y lo dejé todo: dejé el trabajo que tenía, dejé la ciudad en la que vivía.


¿Ejerciste tu carrera?

Sí y no. Tuve chambas, pero nunca algo fijo. Estudié computación y el problema con la gente que estudia computación es que se vuelve obsoleta después de cierto tiempo. Cuando les cambian el chip o el sistema operativo ya no saben qué hacer. Entonces las posibilidades de trabajo no eran lo que se había prometido, no era hacer trabajo creativo o inventar cosas sino manejar cosas que ya habían sido hechas para aplicarlas a las cuestiones más aburridas. En aquella época vendían la computación como la carrera del futuro, como la robótica o la inteligencia artificial; y realmente todo se reducía a llenar inventarios en una hoja de excel o de algún otro sistema. Más razón para rechazarla. Vine aquí, estudié en la SOGEM, estuve también un rato en la UNAM –en el sistema abierto-, luego en el posgrado. Me dicen en la casa de mi familia que lo que hacía se veía como una especie de salto suicida: echarlo todo por la borda, incluyendo una carrera ya completa. Pero de haber seguido ahí, hubiera echado por la borda algo más importante, al menos como yo lo veo. Y sí ha sido muy complicado. Me vine hace casi 14 años y ha sido picar piedra.


¿Y ahora -que eres escritor, que has publicado y que tienes reconocimiento- qué te dice tu familia?

Están contentos. El principal reconocimiento –desde su punto de vista- es que he salido en la tele en varias ocasiones, en el Canal 34 (televisión mexiquense). Digamos que como ya salí en la televisión, entonces ya existo; estoy validado en ese sentido. Tengo un reconocimiento masivo y ya con eso están contentos, al menos tienen la idea de que estoy haciendo algo como para salir en la tele. Pero la mayor parte de mis familiares no ha leído lo que he escrito. Lo cual me entristece un poco, pero ni modo, es así.


No todos los escritores hacen una labor de difusión cultural, ¿cuándo comienzas a hacerla?

Me gusta hacer esa labor. Los primeros proyectos en los que estuve involucrado –que la revista, que el suplemento- y que hice estando todavía allá en Toluca, eran estimulantes; tanto por la posibilidad de descubrir como la de dar a conocer cosas. Eso siempre me ha gustado mucho, y es la recompensa que se puede tener en una actividad semejante, porque no hay dinero o reconocimiento de tu propia persona. Pero siempre he tenido esa avidez por encontrar cosas distintas, cosas nuevas. Y realmente creo que nada de lo que se hace en este campo acaba de tener sentido mientras no se da a conocer, mientras no haya quienes lean; y entonces de ahí viene ese propósito. Cosas como la enseñanza y los cursos vienen en principio por necesidad, como modo de vida; pero con el tiempo se vuelve muy satisfactoria la tarea en sí misma. Esto es un aprendizaje constante, si bien uno no puede decir que ya lo sabe todo, al menos tiene la base suficiente como para empezar a aprender cosas nuevas a partir de lo que está enseñando, y ese es un proceso gratificante. Con el tiempo he aprendido a no decir demasiadas tonterías.


Además del taller de literatura de terror que estás impartiendo en este momento, anteriormente, en este mismo lugar, habías impartido otro sobre Julio Verne. ¿Cómo nacen estos talleres?

Ha habido más talleres, el año pasado di uno de literatura fantástica, y por ahí hubo algún otro. Surgen por interés de la biblioteca, que quiere organizar estas actividades como parte de sus programas de difusión; en algunos casos estos talleres han estado ligados a exposiciones, por ejemplo el de Julio Verne. Después de algún tiempo a la gente de la biblioteca le interesó que hubiese una vez al año algún taller aunque no estuviera ligado a una exposición. Así es como sale este curso en particular, y otro que ya está bastante avanzado, que se impartirá el año próximo, dedicado exclusivamente a la obra de Edgar Allan Poe, en conmemoración de su bicentenario. Y me parece una gran cosa que sean gratuitos porque llega un público distinto.


¿Siempre han sido de literatura fantástica?

No. A mí me interesa mucho ese tema, pero trato de irle variando. Por ejemplo, en el caso del taller sobre Julio Verne no se enfatizaba tanto el asunto de lo fantástico sino las cuestiones de los viajes, la exploración, el descubrimiento y la anticipación. En el que viene de Poe se hablará de su literatura fantástica pero también de su literatura policíaca, sus historias de detectives, y también de sus cuentos de amor, o los humorísticos -que también los tiene-; el taller va a estar más concentrado en el autor y en sus facetas que en una sola vertiente.


Los talleres que has impartido ¿qué satisfacciones te han dado?

Muchas. La posibilidad de conocer a muchas personas, la posibilidad de leer los textos de otra manera, la posibilidad de descubrir cosas. Son satisfacciones que puede uno obtener de los cursos y los talleres cuando los da con la idea de aprender como cualquier otro. Y no lo digo en el sentido en el que a veces lo dicen los funcionarios culturales: “Con esta chamba, de la que no sé absolutamente nada, aprendí un montón.” No se trata de eso, se trata de que cada oportunidad de comunicar lo que uno ha descubierto es la oportunidad de descubrir algo nuevo; porque hay una gran cantidad de aspectos y posibilidades que uno no descubre por sí mismo, sólo pueden descubrirse al tener contacto con los lectores, con el público, con la gente; para eso sirve esta clase de trabajo en grupo.


La literatura en general ha sido importante en tu vida, pero ¿cuál es la importancia que ha tenido la literatura fantástica?

¡Híjole, pues muy importante! No me interesan tanto cosas como personajes, escenarios o ambientes. No me interesa tanto que el maguito o el dragoncito, aunque sería válido, pero no es lo que a mí me interesa. Me interesa la cuestión de la imaginación. Mediante la imaginación es posible crear cosas maravillosas, extrañas y tremendas; además permite relacionar la realidad de afuera con la realidad de adentro: nuestros miedos, nuestras esperanzas, nuestros sueños; todas esas cosas que son parte de nuestra vida interior y que a veces las pasamos por alto. Creo que las mejores obras y los mejores exponentes de la literatura fantástica indagan en la naturaleza de la realidad. A lo mejor no tratan de explicarla del mismo modo en que trata de hacerlo un filósofo, pero sí están intentando subvertirla, ponerla en crisis. Muchos de nosotros vivimos siempre con una serie de ideas –en general recibidas- acerca de cómo es el mundo, cómo son las cosas y cómo deben ser; me refiero a los sistemas filosóficos, las fes religiosas, los modelos de la vida en sociedad, pero ninguno de estos modelos es totalmente satisfactorio, ninguno puede prever todo lo que puede pasar para explicárnoslo o consolarnos. En esos puntos donde falla nuestra visión de la realidad es donde entra lo fantástico, la imaginación entra para mostrarnos qué hay más allá o qué cosa pasamos por alto. Por eso creo que la literatura fantástica y la ciencia ficción tienen un papel muy importante aunque no siempre se les reconozca, nos señalan qué cosas no habíamos pensado. A lo mejor la gran lección de la literatura fantástica es como una especie de trago amargo, porque nos muestra las limitaciones que tenemos los seres humanos, nuestra falibilidad; pero si esa es la lección de la literatura fantástica, se trata de una lección valiosa porque nos hace ser menos arrogantes, nos obliga a entendernos mejor, a refinar la idea de lo que realmente somos.


Tú libro Grey me hace pensar que Dios se manifiesta de muchas formas y en algunas de ellas cae en el humor involuntario...

Como sus designios son inescrutables de vez en cuando tenemos derecho a pensar que no le salieron las cosas, como que la escena dramática le resultó más bien ridícula, o viceversa, lo que iba a ser simplemente cosa de risa se le convirtió en una cosa espantosa.


Lo anterior se refiere a Dios y el sentido del humor, pero ¿cómo concibes lo sagrado?, ¿qué relación tienes con un aspecto religioso o místico?

Fíjate. Yo me crié en una familia católica, pero por diversas razones biográficas -y algunas están contadas en clave en Grey- actualmente me considero agnóstico, no tengo pruebas. Mi problema con estas cuestiones no es la idea de Dios, que puede o no existir -y en caso de existir no necesitaría de mi validación-, sino con la idea de las instituciones religiosas. Muchas de ellas sólo quieren despojar a la gente de su dinero, o exprimirla o controlarla, además algunas ni siquiera están interesadas realmente en la idea de lo divino, ni siquiera están interesadas en tener un contacto con lo que está más allá de lo humano, son una forma de distracción o de abandono. Es lo mismo que ir a ponerse como loco en el concierto de cualquier artista o ir a ponerse como loco en cualquier templo, tirarse al piso y patalear; la respuesta física es la misma, la adoración hacia una figura inalcanzable es la misma. Yo creo que lo divino está en otra parte, y si puede adscribirse a una deidad, no está en estos rituales sino en otra esfera más personal, más íntima, está –tal vez- en el descubrimiento de nuestras propias limitaciones, en el descubrimiento de que más allá de nosotros hay otra cosa, que a lo mejor nos quiere, o a lo mejor no... a lo mejor tiene conciencia de nosotros, o tal vez no, a lo mejor nos tiene sólo para divertirse, pero que no es nosotros, que a lo mejor nos engloba pero que está más allá de nuestra propia naturaleza. Ese descubrimiento me parece valioso. Cualquiera que sea el nombre que se le quiera dar. Y esto tiene relación con lo que decíamos de lo fantástico, me parece que la buena literatura –de la que hay de a poquito- es una forma laica de esta iluminación o de este mismo descubrimiento. ¿Por qué? Porque nos permite llegar a una conciencia mayor de lo que somos, o de lo que no somos.


Yo conocí la ciencia ficción mexicana por revistas y fanzines como Asimov, Umbrales, SUB, ¡Nahual!, etc. ¿Cómo ves actualmente a la ciencia ficción mexicana?

De capa caída. Me temo que lo que pudo haber sido el movimiento de los ochentas y noventas, implotó, desapareció. Hay algunas personas que juegan dentro de este campo pero ya no hay un movimiento concertado, hay algunas cosas aledañas, ciertas porciones de lo que ahora se llama fantasía oscura, como gótico, dark; hay algunas cosas así, pero el grueso de lo que había hizo crisis porque no consiguió subirse al carro de la literatura publicada, de lo que se difundía más allá de lo subterráneo. Lamentablemente los proyectos que había en los noventa fracasaron por diversas razones –entre ellas los problemas en la educación-. Yo personalmente nunca estuve escribiendo ciencia ficción. Pero si te fijas todos tuvieron que jalar para otro lado: el realismo sucio, la mini-ficción, el thriler policíaco... Otra cosa que pasó fue que se vieron hondamente reducidas las posibilidades de supervivencia para este tipo de literatura, porque a los grandes consorcios editoriales no les importa lo que se produce aquí, ni lo necesitan. Cosas que indican Guiichi y algunos otros libros que andan circulando es que ahora a la ciencia ficción mexicana le toca difundirse y propagarse por el lado de la literatura para niños y jóvenes. Es un acotamiento un poco raro pero que ha dado sus buenos resultados hasta el momento, como puede verse. Es otro terreno y otro enfoque, pero puede que por ese lado suceda algo.


Para finalizar ¿en qué proyectos estás trabajando actualmente?

En febrero de 2009 aparecerá una novela, que no es fantástica, es algo que pensé que era realismo sucio, pero como ahora hay que inventar etiquetas para todo, la llamé realismo raro. Es realista pero es muy rara. Se llama Los esclavos. Y me encuentro terminando otra.


¿Por qué dices que es rara?

Porque la idea es mostrar un entorno real, pero no con las técnicas habituales. Por ejemplo, mucha gente cree que el realismo sucio consiste en hablar directamente de la violencia, del tedio, de la abulia, la depresión o el desencanto. Pero lo que me interesa es mostrar los conflictos de ciertos personajes particulares en este entorno, ya se describió suficientemente lo mal que estamos a principios del siglo XXI. En esta novela el tema fundamental es el poder, es la historia de dos parejas en relaciones muy densas, muy extremas; me refiero a la cuestión del poder y la sumisión.


¿Y la que estás escribiendo de qué trata?

Es una novela fantástica. Está todavía todo como con alfileres. Es de aventuras, no está completa, la estoy terminando. Pero no sé qué pasará con ella. También saldrán textos en un par de antologías, el Fondo de Cultura Económica va a publicar una antología que se llama El nuevo libro rojo, a la manera de esta colección de historias sobre hechos violentos, misma que realizó Vicente Riva Palacios en el siglo XIX, pero actualizada hasta nuestra época, entonces se hablará de las muertas de Juárez, del terremoto del 85, de Tlatelolco en el 68, y a mí me tocó escribir de dos temas: un caso criminal de los años cincuenta: el "pelón" Sobera, un loco que de pronto un día se lanzó a matar gente y acerca de la explosión de San Juanico en el 84.