lunes, diciembre 14, 2009

Revisando el blog de Andrés Tonini, me encontré con la siguiente imágen:


El autor del blog proyecto sandía explica:

Una neumonía impidió que Sagan continuara su lucha personal contra las mentiras y la ignorancia el 20 de diciembre de 1996. Por eso me parece importante que continuemos esa lucha, y todos aquellos que seamos autores de algún blog, o cualquier otro medio de divulgación, dediquemos cada 20 de diciembre una artículo que hable sobre este tema. Puede llamarse "Día del Escepticismo" o "Día mundial contra el avance de las Pseudociencias". Sería muy interesante inundar la blogósfera por un día con artículos sobre: qué es el escepticismo, qué son las pseudociencias, cuáles son las consecuencias de una sociedad crédula, qué disciplinas se basan en engaños y malinterpretaciones del método científico, qué es y cómo funciona el método científico

La idea me parece muy buena, así que hoy comienzo a subir entradas sobre Sagan. Después de todo, si estoy en esto del "escepticismo militante", en parte se debe a él. Ann Druyan dice que muchas personas le escribieron cartas en las que lloraban la pérdida de Sagan: “Algunas afirman que el ejemplo de Carl las indujo a trabajar por la ciencia y la razón contra las fuerzas de la superstición y el integrismo. Esos pensamientos me consuelan y alivian mi angustia. Me permiten sentir, sin recurrir a lo sobrenatural, que Carl aún vive.”


Un ejercicio de autocrítica


La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña fuente de luz.
Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse.


El autor del blog En la fraternidad de babel escribió lo siguiente acerca del escritor de ciencia ficción Thomas M. Disch:

Los ateos (él lo era) no podemos recurrir al consuelo de la oración, pero existen muchas formas de rezar. A fin de cuentas, leer no es más que pensar los pensamientos de otra persona, de forma que cuando leemos el texto de un autor fallecido estamos resucitando una parte de su mente. Yo rezaré por Thomas Disch releyendo alguno de sus libros; Campo de concentración o, quizá, 334 (...) Os sugiero, amigos míos, que también recéis por él leyéndole (...) Sea como sea, leedle; no por él, sino por vosotros.

Las líneas dedicadas a Disch, las aplico al autor de Los dragones del Edén.

Existen muchas formas de rezar. Sagan vive en sus obras. Leámoslo no por él, sino por nosotros.

Mi hermana me regaló El mundo y sus demonios. Sagan, en el prefacio, cuenta una anécdota de su niñez. El niño aseguraba ser capaz de ver algo (unas pequeñas figuras humanas peleando en el horizonte lejano). Su madre negaba contundentemente que tal cosa fuera posible.

Escribió Sagan: “¿Cómo podía saber ella si yo los veía o no?, me pregunté (...) Pero quizá tuviera razón. Quizá se trataba sólo de mi imaginación; como los monstruos de medianoche que, en ocasiones, todavía me despiertan de un sueño profundo, con el pijama empapándome en sudor y el corazón palpitante.”

Ciencia y pseudociencia. ¿Cómo podemos distinguir entre lo que es real y lo que simplemente imaginamos o deseamos? Autocrítica. No hay tal ejercicio en la pseudociencia. Al respecto el autor de El cerebro de Broca escribió: “La pseudociencia es más fácil de inventar que la ciencia, porque hay una mayor disposición a evitar confrontaciones perturbadoras con la realidad que no permiten controlar el resultado de la comparación. Los niveles de argumentación, lo que pasa por pruebas, son mucho más relajados.”

Practiquemos la autocrítica. Examinemos cuidadosamente nuestras creencias. ¿Qué tan buenos son los argumentos a favor de la vida después de la muerte, la reencarnación o la homeopatía?, ¿qué pruebas hay a favor de estos temas?, ¿hay evidencia suficiente?

Otras entradas sobre el astrónomo:

Sagan: Dios y la vida después de la muerte
En Lo sagrado en la ciencia ficción escribí sobre su novela Contacto.

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