lunes, mayo 18, 2009

Una tarde

Es domingo.

Pronto caerá la noche.

Vagas por la ciudad.

Sin rumbo fijo. Sin una meta.

Tampoco esperas grandes sorpresas.

Sólo deseas caminar. Sentir el viento contra tu rostro.

Entonces sucede...

Llegas a la entrada del metro Escuadrón 201. Te topas con un puesto de tortas o de tacos, ya está cerrado.

¿Qué podría haber detrás?

Nada. Nada especial.

Un niño.

Un perro.

Un borracho orinando.

Tal vez otro vago: otro que -como tú- disfrute de caminar sin sentido.

Te equivocas.

Entonces los ves.

Parece que no se percatan de tu presencia.

Y tomas la imagen.


No deseas perturbarlos, así que te alejas y continúas disfrutando del viento contra tu rostro.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Por que no hay comentarios si es hermoso, la belleza donde no se espera, etereo.

Martín Fragoso dijo...

Pues muchas gracias a ti por comentar.

Saludos