martes, septiembre 27, 2005

El mejor programador





“¡En aquel día habrá gran llanto en
Yerushalaim como el llanto de Adadremon
en el valle de Har-Magedon...”
Zacarías 12:11


Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama
Armagedón. El séptimo ángel derramó su copa
por el aire; y salió una gran voz del templo del
Cielo, del trono, diciendo: Hecho está.
Apocalipsis 16:16-17


Los primeros ángeles mecánicos llegaron un lunes por la mañana al patio de las instalaciones del Campo Militar, su hermosa estructura metálica nos dejó a todos boquiabiertos.

Aquellos ángeles artificiales venían a sustituir a los antiguos, todo porque muchos habían desertado y se habían aliado a las fuerzas del mal. El número no dejaba de bajar y fue entonces cuando se volvió preocupante.

“No podemos permitir que nuestros mejores soldados y estrategas nos abandonen... Si deseamos obtener la victoria, si queremos que el triunfo sea nuestro, no podemos quedarnos con los brazos cruzados -sentenció El Jefe-, es necesario tener un igual o mayor número de soldados que El Maligno para cuando llegue la batalla final”

La idea de fabricar ángeles fue criticada y calificada de ridícula en principio, pero cuando el señor Marvin Minsky, quien en vida había sido un experto en inteligencia artificial, explicó ante el Consejo del Juicio Final que se podían programar para mantenerlos fieles a la causa -a diferencia de los ángeles biológicos que las últimas generaciones habían resultado ser muy débiles de carácter y fáciles de manipular ante su gran ambición- entonces se tomó la decisión de poner manos a la obra.

Los días se volvieron semanas y las semanas meses; el Consejo del Juicio Final esperaba ansioso ver el desenlace a tanto misterio, Marvin había trabajado en solitario y no comunicaba sus avances, su contacto con el mundo durante todo ese tiempo fue mínimo, lo estrictamente necesario. Las descalificaciones no se hicieron esperar, la voz de los detractores era cada vez más violenta: “Es una estafa, una pérdida de tiempo y de recursos, tenemos que buscar otra solución” “Debemos poner fin a esto, debemos suspender el proyecto, dejar de brindarle apoyo y presupuesto.” La presión se estaba haciendo insoportable para quienes habían votado a favor del proyecto de Minsky.

Pero a pesar de las críticas, el proyecto siguió adelante.

Resultado: 300 individuos que serían puestos a prueba durante un año antes de fabricar la siguiente generación, que si todo salía conforme a lo planeado, sería no de 300 sino de 600 ángeles.

* * *

La hermosura de los ángeles artificiales fue motivo de envidia de los mismísimos ángeles naturales, quienes no recibieron bien a bien la noticia.

Como primera medida se pusieron en huelga, dejarían de pelear contra los ángeles caídos y demonios, y si en un plazo de 30 días no eran fundidos todos aquellos ángeles de metal, se unirían al Maligno.

Tal cosa fue tomada con preocupación no sólo por los del Consejo sino también por el mismo Dios; pero cuando los robots alados demostraron en batalla todo su poderío, la huelga no importó más.

En realidad, la superioridad de los ángeles mecánicos hacía innecesaria la presencia de cualquier otro tipo de ángeles; Minsky después programó arcángeles cuya tarea consistía en planear todos los movimientos de la guerra y los originales fueron también sustituidos, pues las máquinas resultaban ser cien veces más eficientes.

Así, pues, los arcángeles también se unieron al Maligno.

La última batalla, como se le llamaba oficialmente, fue difícil... Las fuerzas del mal estaban encantadas con todos los ángeles y arcángeles frustrados que día a día abandonaban al Todopoderoso y se les unían. “Nosotros sí los apreciamos y reconocemos su trabajo, ninguna estúpida máquina podría sustituirlos, no sufran humillaciones, no se dejen maltratar, súmense a nosotros, súmense a los que han de triunfar, a los que obtendrán el éxito” gritaban sin cansarse.

Hubo momentos de gran tensión, instantes en que las fuerzas del mal parecían estar a punto de obtener la victoria, el triunfo parecía no estar destinado para las fuerzas del bien, pero gracias a los excelentes programas de Minsky, la pelea fue ganada.

Para desgracia de los seres humanos que habían superado airosos el juicio final y que esperaban vivir felices en la Tierra, el Altísimo –como de costumbre- había cambiado de planes...

Después de varias semanas de celebración celestial, Minsky fue llamado por el mismísimo Jefe, lo cual fue motivo de sorpresa para todos los querubines, serafines y demás seres celestiales que continuaban al pie del cañón.

-Minsky -le dijo después de felicitarlo por su trabajo-, no te llamé únicamente para darte las gracias sino para encomendarte algo de gran trascendencia...

Después de varios segundos de silencio y bajando la vista por un instante preguntó:

-¿Crees que las máquinas podrían rendirme culto tal y como lo hizo la humanidad?

-...Las máquinas pueden hacer todo lo que hacen los humanos, porque los humanos son sólo máquinas, Señor. -Contestó de inmediato Minsky.

-Entonces... ¿Podrías... eh... programar hombres artificiales para obedecerme por siempre?... Me explico, conoces la historia de tu especie, ordené claramente que no comieran el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, y ya ves... después me arrepentí de haberlos creado y mandé el Diluvio Universal, claro que por mi buen corazón les di una segunda oportunidad, habrás escuchado de Noé, ¿verdad?... pero estoy seguro de que el caos volverá tarde o temprano... cierto es que Lucifer y sus ángeles de la oscuridad han sido destruidos para siempre y que la nueva Eva no podrá ser tentada por serpiente alguna, pero... los hombres seguirán siendo hombres.

Minsky dudó contestar, ¿estaba Dios admitiendo ser un mediocre programador?, ¡¿acaso el Altísimo, la Divina Majestad, el Ser Supremo, el Todopoderoso no era capaz de programar al hombre o a cualquier criatura racional como Él quería?!

“¿Yo, el pequeño y humilde Minsky, tengo más experiencia y conocimiento en programar inteligencia que El Jefe?...”

“¡¡¡¡Ya sé que estás pensando Minsky!!!! -gritó encolerizado- Pero admito que no sé que es lo que hago mal... ¿podrías hacer lo que te pido?...”

* * *

Sin ninguna compasión, mandó Dios a la Tierra el segundo diluvio, pero en esta ocasión ningún hombre sobrevivió...

La Tierra fue poblada nuevamente por toda clase de criaturas, pero ninguna racional, por lo menos no hasta que Marvin terminó su nueva tarea...

Agradecido, Dios lo sentó a su diestra, desplazando al mismo Jesús, claro que antes le indicó:

“Minsky, deseo aclarar que en realidad fui yo quien programó a la nueva humanidad, ya que yo te creé a ti junto con todas tus capacidades y talentos premeditadamente... todo lo tenía perfectamente bien planeado...” Trató de ser convincente sin lograrlo y después de sonrojarse no tocó nuevamente el tema.

* * *

Parecía que todo el mal había pasado a la historia. Ninguna nube presagiaba la tormenta que estaba a punto de iniciarse.

Los problemas se desataron cuando uno de los robots gritó a sus congéneres:

“...No hay más Dios que Marvin Minsky, Él nos creó y programó, es al único al que debemos pleitesía... No hay más Dios que Marvin Minsky...”

Una nueva batalla se percibía en el horizonte.



Nota: Marvin Minsky es un matemático y experto en inteligencia artificial. Es cofundador del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT (Massachusetts Institute of Technology).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

soy judas, de www.blogia.com/el_destino_del_iscariote.
no me logueo en blogger proque inexplicablemente nunca se me carga bien la pagina de comentarios y por tanto eso de esperar 15 minutos paa dejar uno se me hace eterno.

me encantan tus dos ultimos post.
en serio, me gustan mucho. me parecen sublimes y son el tipo de textos que me gustaria ser capaz de escribir.

me dejas copiarlos enlazandote?

Martín Fragoso dijo...

Ok. Y muchas gracias por lo que comentas.