miércoles, mayo 02, 2007

SIDA: ¿ES REAL EL RIESGO?


A finales del año pasado el periodista Ricardo Rocha dedicó algunas emisiones de su programa "Reporte 13" a presentar el punto de vista de aquellos que niegan la existencia del VIH. Pero Rocha no sólo les brindó un espacio para que expusieran sus ideas, el periodista concluyó una de sus emisiones afirmando que, según su investigación, no existe evidencia científica de la existencia del virus de la inmunodeficiencia humana. Curiosa conclusión ya que la comunidad científica afirma lo contrario.

En La corte de los milagros pueden leerse críticas a los programas de Rocha: Ricardo Rocha y los escépticos del VIH, Entrada doble: Reporte 13 y el VIH - Carl Sagan a 10 años, VIH / SIDA: la "ortodoxia" reacciona, y El debate del SIDA en febrero.

Divulgadores de la ciencia como Martín Bonfil (aquí una de las entradas de su blog y aquí otra) o Mario Méndez Acosta desmintieron los desatinos del responsable de Reporte 13. El suplemento Letra S del periódico La Jornada publicó un número especial dedicado a ofrecer información crítica al respecto, además de una lista con enlaces con información que desmiente la postura negacionista.

El artículo de portada del más reciente número (el 102) de la revista de divulgación científica “¿Cómo ves?” se ocupa de este tema. El químico farmacobiólogo Martín Bonfil es el autor del artículo titulado “Sida: el riesgo es real”. En el índice leemos: “El VIH, causante de este mal, posiblemente sea el virus mejor estudiado de todos los tiempos. Quienes niegan su existencia, o su relación con el sida, no hacen más que propiciar más infecciones”.


En el editorial, Estrella Burgos, entre otras cosas, comenta: “Así, aunque la pandemia de sida continúa como un gravísimo problema de salud, se están salvando millones de vidas gracias a las terapias con medicamentos antirretrovirales. Estas terapias, junto con la prevención de nuevas infecciones, que se logra principalmente por medio del condón, son las armas que tenemos contra un padecimiento que, si bien aún no es curable, ya no es necesariamente mortal. Sin embargo, hay otro enemigo por vencer: la desinformación. Los esfuerzos de cientos de miles de científicos y trabajadores de la salud en todo el mundo, así como las organizaciones civiles que apoyan a infectados con el VIH, están siendo socavados por los ‘negacionistas’ del sida, quienes en fechas recientes recibieron una amplia cobertura noticiosa en nuestro país (...) Esperamos contribuir así a que nuestros lectores no sean víctimas de seudocientíficos y charlatanes. Lo que está en juego aquí es la vida.”

En su artículo Bonfil hace un repaso de la forma en que se identificó por vez primera lo que hoy se conoce como sida, y las primeras teorías que se propusieron para explicar su causa; cómo se comenzó a pensar que era un mal contagioso causado por algún microorganismo; cómo se averiguó la forma en que se transmitía; las investigaciones y descubrimientos de Luc Montagnier y Robert Gallo; la prueba para detectar anticuerpos contra el virus en la sangre; las campañas para combatir la discriminación contra pacientes con sida y seropositivos.

Sobre el virus -al contrario de lo que afirman los “disidentes” o “negacionistas”- escribe: “Dejando de lado el problema de si un virus es un ser vivo, es probable que el VIH sea el organismo mejor estudiado de todos los tiempos. Para 1984 se conocía su estructura molecular detallada, y la información completa de su genoma fue descifrada unos años después.” A continuación explica lo que actualmente se sabe del VIH.

En un apartado titulado “Negar la realidad” explica que en 1987 el biólogo molecular Peter Duesberg propuso que las causas del sida eran el uso de drogas, la desnutrición y el uso de antirretrovirales. Las hipótesis de Duesberg fueron refutadas después de años de intensas discusiones, a pesar de ello el biólogo molecular ha insistido en defenderlas. Escribe Bonfil: “Si el sida no fuera causado por un virus, sino por factores químicos o alimentarios, no tendría caso usar condón para prevenir la infección (aunque seguiría siendo útil para prevenir otras infecciones y evitar embarazos). El peligro es que si las ideas de Duesberg –que hoy sabemos son erróneas- se promueven, una parte de la población podría creerlas y dejar de protegerse usando condón, lo cual aumentaría el número de infecciones por VIH.”

Rocha, en aquel programa en que afirmó que no había evidencia científica de la existencia del VIH, explicó que el condón debía usarse para evitar otras enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados; por su parte Leonardo Stemberg, uno de los defensores de las tesis negacionistas, ha afirmado que los embarazos no deseados no existen, ¡una mujer sólo puede quedar embarazada cuando así lo quiere!

Duesberg también afirma que los agentes antirretrovirales son los causantes del sida, una idea que –escribe Bonfil- ha sido refutada de manera concluyente. “Si tal error se difunde, podría ocasionar que los pacientes infectados dejen de tomar sus medicamentos. Esto los dejaría a merced de las infecciones oportunistas que caracterizan al sida. De hecho en México esto ya empezó a ocurrir, a partir de finales del 2006: un canal de televisión transmitió varios programas en que se promovieron las tesis de Duesberg, junto con las de otros ‘negacionistas’ o ‘disidentes’ del sida que van más allá y llegan a afirmar algo tan absurdo como que el VIH ¡no existe! El preocupante efecto es que hay decenas de casos, reportados en instituciones de salud, de pacientes seropositivos que han decidido abandonar los tratamientos antirretrovirales que hasta ahora los habían mantenido sanos.”

A lo largo del artículo aparecen recuadros en los que se comenta el descubrimiento del virus, su estructura, la efectividad del AZT, y los negacionistas y los postulados de Koch.

Al inicio de esta entrada señalaba que la conclusión de Rocha (no existe evidencia científica de la existencia del VIH) es curiosa porque ¡la comunidad científica opina lo contrario! Los negacionistas muestran una lista con 2458 supuestos investigadores y científicos que apoyan sus ideas, sin embargo, al revisarla resulta que sólo hay 31 expertos en sida (otros son científicos pero en áreas diferentes a la medicina, como matemáticas o astronomía): “menos del 0.01% de los 350 000 expertos en sida que existen en el mundo.” Es decir, prácticamente todos los científicos expertos en sida afirman que el VIH existe, y que es éste la causa del sida.

Los seudocientíficos hablan de un stablishment con mentalidad cerrada, como si el consenso entre científicos se debiera no a las evidencias sino a los prejuicios o gustos personales. Sobre la forma en que trabaja la ciencia, Bonfil escribe: “El problema es que la ciencia no funciona mediante el descubrimiento de verdades absolutas. La investigación científica se basa en obtener datos confiables y proponer teorías para explicarlos. Es central la discusión constante entre expertos, para llegar a acuerdos sobre qué teorías son las más aceptables a la luz de la evidencia. Y, por supuesto, en su avance, el conocimiento científico va cambiando. Pero esta apertura al cambio y a la discusión constante tiene un costo: permite que prosperen las teorías seudocientíficas.”

No todos contamos con los conocimientos necesarios para responder a cada una de las tesis de los negacionistas, por ello es que los medios de comunicación deben ser cuidadosos y objetivos al abordar asuntos tan delicados, Bonfil explica: “sólo un especialista puede distinguir entre los argumentos erróneos o ya refutados que presentan los negacionistas, hoy considerados seudocientíficos, y la información científica confiable.”

Lo mejor para cuidar nuestra salud y tomar las mejores decisiones es investigar lo que dice la comunidad científica al respecto y averiguar la forma en que funciona la ciencia, Bonfil termina su artículo con las siguientes palabras: “En resumen, la lección es clara: si bien la ciencia, en su complejidad y pluralidad, permite la discusión constante y nunca llega a verdades absolutas, el consenso científico representa el conocimiento más confiable con el que contamos. La discusión pública que sería válida y hasta necesaria si se tratara de cualquier otro tema, se vuelve peligrosa cuando está en juego la salud de la población. Por ello, combatir la epidemia negacionista es hoy tan importante como combatir el sida mismo. Mientras tanto, y hasta que no se descubra una vacuna contra el VIH, el único comportamiento razonable sigue siendo prevenir el contagio utilizando condón y, para quien ya esté infectado, cuidar su salud mediante los tratamientos médicamente aprobados. El sida, aunque no nos guste aceptarlo, es muy real. Está entre nosotros la decisión de evitar que cause mayores daños.”

El artículo actualmente puede consulatrse aquí.